Después de Zaragoza, los Episodios Nacionales de Galdós avanzan hasta Gerona. La ciudad catalana cuya urbe también padeció un enorme asedio por parte de las tropas napoleónicas, en una nueva muestra extrema de la resistencia de sus habitantes. Y en este nuevo capítulo, Galdós opta por dos decisiones inteligentes que separen la posible concordancia con el sitio precedente de Zaragoza. La primera y más importante, es la cesión del protagonismo en Andrés Marijuán, actor secundario en anteriores reseñas del narrador principal, Gabriel de Araceli. Por poner en contexto el parte bélico, conviene destacar las continuas derrotas españolas ante las tropas francesas. Un empuje que lleva al ejército español a replegarse hacia el sur, camino de Andalucía. A lo largo de esa retirada, surge el reencuentro entre Andrés y Gabriel, momento adecuado para que Gabriel tome nota de las aventuras de su amigo y las traslade al lector. Ese será el grueso principal de la novela, con el cerco sufrido por la ciudad a través del testigo directo de Andrés y su particular participación personal.
¡Atento Napoleón! |
Obviamente también hay espacio para destacar algún aspecto belicoso, donde destaca la tozudez del gobernador de la población, el histórico general Mariano Alvárez de Castro, a rendirse ante lo inevitable. Siempre ha de haber algún loco capaz de apoderarse de una resistencia tan exagerada, que con el paso del tiempo es tildada como heroica. Pero un acto ineficaz, ante el tormento de cuando esta situación se produce. Gerona estaba condenada, pese a los deseos y sueños continuos de un auxilio fantasma que nunca se produjo; mientras la pluma de Galdós destaca la tragedia sufrida por el pueblo, la pena de los vecinos, la caída de los sacerdotes y de la gente simple, a través de un curioso entretenimiento literario donde ahonda entre la miseria, la resignación y la locura que provocan la falta de alimentos, Porque gran parte de la historia versa sobre la inevitable búsqueda de cocer cualquier tipo de cuero, buscar sustento en freír corchos o como el animal más destacado en las enfermedades pestosas, se transforma en un codicioso manjar por el que se paga su escasa carne a precio de oro.
El humor, que siempre surgía de manera exagerada, queda reducida a la descripción que Galdós hace de una situación tan lamentable. En otras ocasiones buscaba descargar su ira hacia algún personaje petulante o antipático a ojos del lector. Sin duda, la tragedia del médico se torna triste, desesperada. La bufonada de intentar evitar males a su hija al mentir constantemente sobre el asedio y el lento proceso de quedarse sin alimentos, son más bien una lenta descomposición de una mente privilegiada; un médico, frente a la inevitable avalancha de sentimientos humanos que trastoca el supuesto buen juicio del doctor al querer salvar a su hija de cualquier manera y precio.
El sitio de Gerona - Paluzie - BNE |
Después del memorable episodio centrado en la ciudad de Zaragoza, hay que destacar la capacidad de don Benito por buscar alternativas narrativas que eviten repetir un texto similar e indague, en cómo actuarían diferentes personas ante una tragedia similar. Como la funesta incapacidad de querer salvar a tus seres queridos, una frustración que afecta de manera distinta a cada individuo, en Andrés destaca su faceta protectora hacia los huérfanos mientras el médico Nomdedeu deposita todas sus energías sobre el bienestar de su hija. Diferentes formas de afrontar un problema que suponen males mayores según se avanza sobre el texto, hasta hacer mella en los protagonistas, y hasta en los lectores por la trágica historia descrita.
Me sentí arrojado hacia atrás por una fuerza poderosa, y al caer, bañado en sangre, exclamé en voz alta: ¡Gracias a Dios que me he muerto! - Andrés Marijuán