Pocas películas pueden presumir de alcanzar tales cotas de calidad en el debut cinematográfico de su autor. Alejandro González Iñarritu firma una obra maestra del cine contemporáneo a través de un trío de historias sobre el dolor de sus personajes y la búsqueda constante del amor. La fatalidad de un accidente de tráfico es el nexo de unión de tres historias independientes, encajadas levemente en una estructura alterada donde sus piezas no persiguen una línea temporal recta. Esta estructura fragmentada concedieron a esta película multitud de comparaciones con la cinta de Tarantino, Pulp Fiction. Acertadas en parte por la vigorosidad de cine que transmiten ambas películas. Sin embargo, Amores perros versa sobre la vida, la cruenta vida que se da en la selva urbana de México DF, donde sus personajes intentan sobrellevar sus existencias de la mejor forma posible.
Alejandro González Iñarritu y Goya Toledo
Photocall del estreno de la película en Madrid
Año 2001/ JGM
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El citado accidente es el punto en común de las tramas, reproduciendo el antes y el después de estos personajes donde el fatal choque trastoca los planes de todos ellos. El retrato es social, directo al microcosmos de unas historias intimas que se encuentran rodeadas por la inmensa urbe de la capital azteca. Y es grande porque en esta película se conjugan muchos elementos dramáticos del ser humano y las historias que nos vienen acompañando desde tiempos inmemoriales. Desde la Biblia a las tragedias griegas. El hombre y su fragilidad con el paso del tiempo, el lapso que nos obliga a buscar la felicidad constantemente aunque para ello se tenga que traicionar su propia sangre para obtener la escasa correspondencia de la mujer amada. Abandonar a tus seres queridos por la necesidad de construir algo mejor o el egoísmo fracasado del tiempo perdido y que deseamos recuperar desesperadamente en una segunda oportunidad. Grandes historias ajenas entre sí pero que representan los mismos temores y deseos del ser humano. Tratados en esta cinta desde diferentes escalones sociales. La supuesta clase media trabajadora con Octavio y Susana, la alta sociedad con Valeria y Daniel, y por último la pobreza sobrellevada por El chivo y Maru.
Técnicamente Amores perros contiene un poderoso estilo visual, remarcado por el nerviosismo de su cámara en mano y un alentador montaje, la única excepción que se le podría poner es la extensión innecesaria de algunas secuencias que pretenden subrayar el drama de sus personajes. Porque Iñarritu apenas permite momentos de alegría, todo esta focalizado en determinar el sufrimiento de los protagonistas por alcanzar sus metas. Incluyendo por supuesto a los perros, las fieles bestias que ahondan en el paralelismo con sus dueños. Reflejan tanto lo negativo como lo positivo de cuanto les sucede en esta brutal y magnífica película.
Amores perros de Alejandro González Iñarritu
2000
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En mi época de estudiante universitario junto a un grupo de compañeros, creamos una página web dedicada al cine. De nombre gkaplan.com, en honor a un famoso personaje ficticio de Hitchcock, y con la firme intención de ver cine gratis a través de los preestrenos que se hacían en Madrid.
Fue un período fascinante, que termino por transformar nuestra caradura inicial, en un pequeño espacio didáctico y pasional, esforzándonos en ampliar nuestros conocimientos del séptimo arte y de la labor del periodismo crítico hacia este noble espectáculo. Con el tiempo los trabajos y proyectos individuales acabaron por reducir los trabajos de actualización hasta que finalmente se abandonó la web de gkaplan al olvido de Internet. Y peor aun con la perdida del dominio y los archivos. Por suerte algo se ha recuperado, varios años después. Como mi opinión personal sobre Amores perros antes de su estreno en España. La película que me dejó impresionado a principios de siglo y que hoy día sigue ocupando un lugar privilegiado en mi particular listado cinematográfico.
Ahí queda, tal cual fue concebida mi opinión de hace quince años.
Javier González
Amores perros
Director y productor: Alejandro González Iñarritu. |
Amores perros nace de la desoladora experiencia de la vida en la capital del país mejicano. El desarrollo de la película tiene un punto de inflexión, del cual surgirán tres historias distintas, pero que tienen en común la desolación, el amor y el dolor. Este punto de partida, es un terrible accidente de tráfico, que pone en relación a los tres protagonistas. Cada una de las historias ponen de manifiesto las desigualdades sociales existentes en esa megalopolis, mostrándonos la vida más perra de los protagonistas.
La narración se divide por tanto en los tres bloques que surgen de la colisión automovilística. La primera de las historias, es el retrato de la marginación social y la lucha diaria por sobrevivir de cualquier forma. La segunda, es el desolador estado de una mujer (Goya Toledo) que pierde su dulce tipo de vida por culpa del accidente y la ultima historia, es la demostración de la derrota de los hombres que luchaban por sus ideales. A pesar de contar historias diferentes, existen varios temas comunes. Sobre todo, la inseparable compañía del mejor amigo del hombre. Los perros son una simple metáfora, de la crueldad que perviven en cada uno de los fotogramas, los habitantes de esta intensa y emotiva película.
La influencia de Quentin Tarantino asoma en cuanto a la forma de narrar los acontecimientos y la extrema violencia. Pero se diferencia especialmente en el impacto y la fuerza visual de Amores perros, que aparta las escasas lagunas de pesadez, contra los histriónicos diálogos del director de Pulp Fiction y la distinción fundamental de la no presencia de mafiosos. La fuerza de la imagen cobra mayor fuerza, y el retrato de la sociedad tiene un aparente rasgo documental, sobre las diferencias que existen socialmente en la capital mejicana. La supervivencia de la clase proletaria, con el trabajo de un miembro de la familia y la adquisición de dinero extra por medio de fines menos lucrativos. La despreocupación de los mejores situados económicamente, encerrados en su particular círculo vicioso. Y la vida a ras de suelo, en los limites de la humanidad, desechado de una vida sucia y despótica, donde abunda la ley del más fuerte.
La palabra exacta para describir esta opera prima de Alejandro González Iñarritu, es la de excelente. Porque consigue dar vida a un enorme grupo de actores, mención especial para Emilio Echeverría, donde cada uno de ellos aporta su granito de arena para conmemorar este brillante ejercicio. La banda sonora tiene a su vez un apartado especial, consensuando la estrecha relación que tiene la imagen con el sonido.
En su conjunto muestra un modo de vida triste y sin ningún tipo de esperanza, todo se oscurece, con la recia oscuridad del can y la ausencia del asfalto.
Está película viene precedida por una tremenda colección de premios en diferentes festivales, junto con el apoyo de la crítica y la nominación a los Oscar, como telón de fondo, a la mejor película de habla no inglesa.
Carteles |
Fotografías |
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5-03-2001