30 de diciembre de 2015

1280 almas

En ocasiones parece que hay quienes utilizan la literatura como una vía de escape para poder descargar una furia que se mantenía escondida en algún recóndito rincón de su personalidad. También puede añadirse otro punto de vista, donde la creación ficticia permite crear un inocente espacio para fantasear con las aristas más oscuras del ser humano. En estos ámbitos debía manejarse el escritor norteamericano Jim Thompson, quien parece ser que quiso dejar más de un recado a su progenitor a lo largo de su obra, aparte de ser calificado como un escritor maldito en su propio país. Curiosamente en la vida real se sitúa al hombre biográficamente como un apacible buen ciudadano y sin mayores problemas con sus vecinos. Al Thompson escritor se le ubica en la sección de la novela negra, por citar el genero en donde circulan las temáticas de su narrativa. La mayor parte de su obra se desarrolla a mediados del siglo XX, incluida alguna participación como guionista cinematográfico, cuando Hollywood quería parecer más cultureta contratando a escritores de renombre. De su amplia colecta suele destacarse normalmente esta 1280 almas como obra más reconocida, por lo menos a este lado del charco y en territorio ibérico.

La historia de la novela está protagonizada en primera persona por Nick Corey. Comisario de policía encargado de velar por la seguridad de Potts Country, un perdido poblado de una américa bien profunda. El móvil de la existencia del protagonista es la de seguir ocupando el cargo público sin realizar el mayor esfuerzo posible. Y para que este estatus pueda mantenerse, ya se encarga el propio interesado en hacer lo necesario para que ocurra. El protagonista se esconde bajo una mascara donde aparenta ser menos de lo que realmente muestra su personalidad, pues engaña a las primeras de cambio. 

Puede que sean ladrones, Myra - le insinué...
- Imbécil!, animal, estúpido, cobarde, abúlico! Eres el comisario del condado o no?
-Bueno, creo que se puede decir así.

Tras un perezoso arranque se inician las vicisitudes del protagonista cuando surge un posible rival que pueda arrebatarle el puesto, pues se elige cada cierto tiempo bajo votación popular. A Corey no le queda otra que ponerse a trabajar y a conspirar para mantenerse como representante de la ley a través de un supuesto plan que se mezcla con algunos asuntos sueltos que germinarán en el núcleo central del relato. 

A pesar de los exabruptos y la continua chabacanería, Thompson es capaz de mostrar una escritura tan desenvuelta como eficaz, enganchado al lector bajo el paraguas del humor y las situaciones más delirantes en donde expone a sus personajes. El aderezo final lo componen los diferentes capítulos, donde Corey intenta solucionar un problema hasta que al final del mismo aparece una nueva complicación que aúpa el interés hacia el siguiente episodio. Al protagonista, que es una verdadera joya, se le suele achacar todos los vicios y todas las maldades que puedan atribuirseles a un ser humano. Hay quien podría señalar con el dedo a
este antihéroe como uno de los mayores males del ser humano por ser simplemente un miserable que se obceca en demostrarlo a lo largo de las páginas. Sin embargo, también es cierto que Thompson cede el protagonismo a Corey y que por este hecho sobresale como el canalla que es. Aunque también es cierto que el protagonista reside en una comunidad exageradamente corrupta para el tamaño que ocupa y en donde la mayoría de sus vecinos esconden sus miserias bajo la alfombra de las apariencias. Thompson reparte para todos en una lista de vecinos que transitan desde los borrachos, hasta los vagos, y por supuesto las putas. Pocas luces deja el autor hacia la honradez en una especie de Sodoma en el que Corey sobresale por llevar la placa y autodenominarse como un buen pastor ante tanto rebaño descarriado. Al corto número de páginas se le une la agradable sensación de la fácil comprensión y la atracción que ofrece la gratuidad de la violencia y las gracias basadas en un humor un tanto negro.

-Bueno, pues el caso es que creo que mientes, tío John -dije- y me duele oírte. Porque en la biblia se dice que mentir es un pecado.
-También es un pecao matar a la gente seño Nick.

1280 almas
Jim Thompson
El País, serie negra - 2004

18 de diciembre de 2015

Star Wars. El retorno del Jedi

El capitulo final lleva consigo el aparatoso deseo humano de conocer el desenlace de toda la historia que se lleva viendo anteriormente. Curiosamente también suele surgir el temor y la nostalgia que crea el punto y final de las cosas que uno llega hasta amar. Del culebrón galáctico hace tiempo que ese miedo desapareció con las consabidas secuelas que amenazan con inundar este maravilloso mundo creado en 1977. Y más aun en este 18 de diciembre de 2015, señalada fecha para el estreno del VII episodio de la franquicia, donde se espera alguna mejora y justificación frente a las notables ansias recaudatorias. 
Ahora me toca a mí./es.starwars.wikia

Sin embargo, allá por 1983 se colocaba por primera vez el temido punto final, con un título clarividente que acompañaba la consolidación del regreso de la orden Jedi a través de la mecánica mano de Luke Skywalker. La película que debía cerrar la trilogía queda por debajo de sus predecesoras, más que difícil por el elevado listón que había logrado alcanzar Irvin Kershner, director que logró aportar una elevada frescura que en El retorno del Jedi no se llega a alcanzar por culpa de un ritmo irregular. Un buen ejemplo es el desangelado reencuentro del trío protagonista en la sede de la Alianza, donde C3po llega a tildar de excitante algo que parece haber sido mal rodado, ejecutado y montado. Al achaque siempre se le suele culpar al director. Richard Marquand, británico para más señas y al que debió venirsele grande la producción en algunos momentos del rodaje. El propio George Lucas tuvo que intervenir para poner algo de orden y lograr salvar los muebles. Con el paso del tiempo, la memoria colectiva de los espectadores señala también la infantil presencia de los Ewoks como un mal que perjudica el tono del filme. Aunque sea de justicia resaltar, en una misma linea infantil y personal, que sin la intervención de esos osos de peluche la Alianza no hubiera podido derrotar al Imperio. Memorable frase hecha por Marshall Eriksen en una serie americana. Tal vez el paso del tiempo ha hecho que esos mismos espectadores, incluido un servidor, hallan alcanzado una madurez que choca con el pasatiempo para toda la familia que ideo Lucas. Y de paso asociar a niños y Ewoks paravendernos más muñecos.
Morbo¡¡/theverge.com
La película puede dividirse en tres grandes bloques. El primero esta centrado en el rescate de Han Solo de las garras de Jabba el Hutt. Un cabo suelto del anterior filme que aparece representado como un estúpido plan de acumular protagonistas en la guarida del gusano gigante. Por lo menos sirve para que el espectador reconozca los avances de Luke en su dominio de la fuerza, y escribo esto sin aparente rubor por emplear tales términos prodigiosos. El segundo bloque es prácticamente el inicio de la trama principal de esta película, al desarrollar el plan que nos traslade hacia la épica batalla final. Seguramente sea la parte más floja, donde Marquand apenas logra involucrarnos en las complicaciones que aparecen en el relato o en el lento desarrollo hasta alcanzar el poblado Ewok. Por cierto, el socarrón, simpático y agradecido personaje que era Han Solo ha derivado en esta película hacia un grotesco recreído.


Finalmente la espera tiene su recompensa en la traca final, sobre todo cuando parece que el mal triunfará ante el plan ideado por el emperador. Nada mejor que el toque de corneta del séptimo de caballería por parte de los indígenas de Endor para dar un vuelco a la crítica situación de los rebeldes. Arrancan las batallas terrestres y la confrontación de las flotas alrededor de una nueva Estrella de la Muerte en el espacio, con un trepidante montaje que cambia de escenario en los momentos oportunos. Comparen con los de La amenaza fantasma y verán cual diferencia hay. Ante la masificación de personajes y naves estelares queda hábilmente descolgado un duelo en la intimidad entre Vader y Luke, con la tajante presencia del Emperador como espectador privilegiado. Un pequeño triunfo al contrastar la espectacularidad visual de los combates frente a la oculta lucha por rescatar al padre del monstruo que lo mantiene atrapado bajo el casco negro.
cinemate.com.es
El retorno del Jedi cerraba la trilogía ideada por Lucas, y que con el tiempo ha adquirido el derecho a destacar como la original, en contra de la posterior recreación de principios de siglo, como si fuera una articulación impostada del propio mito que la cultura popular ha arrastrado hasta convertirla en un acontecimiento mundial. A día de hoy queda cruzar los dedos para que el reinicio comercial del Disney no acabe por devorar este universo de ficción, porque es eso, ficción, por mucho que exista una aceptación en otros países hacia la supuesta religiosidad de la denominada como fuerza. A otros tipos de soñadores nos quedará el recuerdo y la memoria de la fuente original. 

El retorno del Jedi
Richard Marquand, 1983
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La ristra:

12 de diciembre de 2015

Climas

La historia de este libro está centrada en el amor. Un sentimiento tan estrecho que en esta novela se magnifica en algunos personajes que pueden llegar a tolerar el abandono o la traición de la otra parte de la pareja. La estructura de la novela esta separada en dos grandes capítulos, la primera es una larga carta autobiográfica donde el personaje central, Philippe de Marcenat, remite a su segunda esposa con el fin de que ella pueda conocerle mejor, sobre todo respecto a la tormentosa relación que mantuvo con su anterior matrimonio. La segunda parte cambia de narrador, Isabelle, quien también copa su turno con un preludio autobiográfico que sirve de presentación para posteriormente pasar a desarrollar su vida en matrimonio con Philippe. En ambas historias se nos revela la condición humana de cada protagonista, gracias a la libre exposición de sus pensamientos y como sus actos derivan en una continua lucha de contradicciones por mantener a su lado a la pareja amada. Curiosamente en ambas historias se repiten los esquemas amorosos y los rincones ocultos de estas relaciones bajo la mirada educada de la sociedad francesa de principios del siglo XX

A lo largo de la narración se describe como todo arranca como un bello cuento hadas y la
Querida, quítate toda la portada
alegría que supone la pomposidad del enamoramiento... Odile con un alegre y pícaro ademán se dirigió a la puerta de entrada y corto los hilos del timbre. De este modo se despedía del mundo. Philippe


Sin embargo, toda relación acaba sucumbiendo al lento proceso de la vida, trabajos, viviendas, amistades... Ahí donde la monotonía impera con toda su energía y en donde las parejas terminan por conocerse realmente. Es ahí donde se desarrolla la gracia de la novela, cuando algún miembro de la pareja traspasa los limites de la fidelidad mientras que la otra parte se enroca en una poderosa mezcla de celos y devoción hacia su ser querido. Las mujeres en discordia se contraponen de inicio en sus espíritus. La vitalista y hermosa Odile frente a la serena y sobria Isabelle. En este caso cobra vital relevancia Philippe Marcenat al participar en las dos historias, siendo a una parte víctima y verdugo. Así es como Philippe acapara el drama principal, por su extraña evolución de soñador, supuesto mujeriego, celoso y vividor, ya que son varias las fases por las que atraviesa este personaje trastocado por la intervención de las mujeres en su vida. Sobre todo por Odile, quien es capaz de arrebatar a su esposo la identidad de su propio nombre.

La sombra de Odile planea también sobre el matrimonio de Isabelle a través de la huidiza conducta de su marido hacia la necesidad de sentir la vida en cada momento. Papeles intercambiados en personajes que arrastran a sus cónyuges a las mayores contradicciones por sus deseos personales que chocan con la felicidad del otro. Yo me sentía capaz de una devoción total e incluso de una esclavitud. Nada en el mundo existía para mí que no fueras tú. Isabelle

La prosa de Mauris se despliega con notable eficiencia sobre la alta sociedad parisina a través de viajes, cenas y fiestas, donde los cotilleos suponen el pasatiempo favorito. Las acciones descritas son el resultado de las reflexiones y de los deseos manifestados por los personajes. De ahí que se suela situar a esta novela con un rasgo más psicológico, gracias a la profundidad con que Mauris maneja a los títeres de su historia. En especial a quienes se esfuerzan por mantener una relación imposible que les lleva al nivel más bajo de la dignidad frente al consuelo de conocer el verdadero amor de darlo todo por la persona deseada. En este vaivén sentimental, los personajes secundarios incluso exponen el necesario desahogo que supone un amante en cualquier relación humana. Visto como un mal necesario frente al escándalo que supondría la ruptura de cualquier matrimonio en estos casos. Nada mejor que una buena lectura de hipocresía de la época frente al verdadero amor que manifiestan libremente quienes finalmente pierden.

¿Porqué no admitir - pensaba yo - que comenzamos constantemente existencias nuevas y que en cada una de ellas el pasado no es más que un sueño?
Philippe

Climas 
Andre Maurois
Ed. G.P - 1967
Colección Reno

6 de diciembre de 2015

La vega del Samburiel

Las tierras que riegan este río, en el termino compartido entre Cerceda y El Boalo, tienen la fortuna de contener dos pequeños yacimientos de los que suelen denominarse como arqueológicos. Ambos lugares ponen de manifiesto la habitabilidad humana por estos lares a lo largo de la historia. El más antiguo hace referencia a la época prehistórica, gracias a la presencia de un tipo de enterramiento que debía alojar a un reducido grupo de personas. El segundo enclave, también tiene que ver con un camposanto, saltando en el tiempo hacia el período visigodo de la alta edad media.
Bosco cruza el Samburiel
Del río que alimenta con sus aguas estos pastos y a todos sus descendientes desde tiempos pretéritos, tiene también su gracia, al cambiar el nombre de Navacerrada por el de Samburiel dependiendo del lugar geográfico en que se encuentre su caudal. Originalmente nace en las laderas de La Maliciosa en forma de arroyo, después cobra fuerza el río Navacerrada hasta su llegada a Cerceda, donde recibe la afluencia del arroyo Fuentidueña, que circula en paralelo al Cerro Chaparral de la Mina. En esa confluencias de aguas surge el Samburiel en algunos mapas, mientras que en otros hay que esperar a cruzar el puente de Madrid, donde la vega se expande por fin bajo la atenta vigilancia del Monte de Mirasierra. En el supuesto vado que conforman el río Navacerrada y el arroyo Fuentidueña arranca esta mini excursión. Planeada a deshora con el consiguiente fracaso de enlazar los yacimientos descritos al principio de esta entrada. 

De inicio una estrecha vereda nos lleva hasta el citado puente, donde Bosco sorprende a un zorro que cruzaba tranquilamente el escaso caudal, mayor susto debió darse el pobre animal pues reacciono con un buen respingo para salir por patas. No debía esperar encontrarse con

nadie a las 8 de esta fresca mañana de noviembre. En esta zona se ha creado una pequeña área recreativa con bancos de piedra que a estas horas se encuentran helados por la buena pelona caída durante la noche, cinco grados negativos indicaba el coche antes de abrir la puerta. Que nadie se preocupe, voy bien abrigado.


A mano derecha emerge un estirado muro que nos separa del monte adyacente de titularidad privada. Un poco más adelante, al otro lado del muro, se observa un antiguo pozo de cal donde se depositaba la roca caliza extraída de una gruta situada sobre la ladera norte del cerro y visible también desde la distancia que impone el murete. El curso del Samburiel deambula zigzagueante entre fincas privadas mientras camino en círculos a la búsqueda del famoso Túmulo, tras dar alguna que otro vuelta resulta que se encuentra alojado en una finca privada. De hecho, es fácilmente visible en el otro lado, desde el arcén de la carretera que comunica Cerceda con Manzanares. Ande te den.... 

Después de sortear el cauce, en más de una ocasión y dejar atrás una especie de campo de tiro abandonada, me inclino por alcanzar el supuesto cementerio visigodo. A ver si con este hay más suerte. Nuevamente el experimento sale rana. Porque del yacimiento poca cosa
El pozo de cal
puede citarse como digna de ver. En 1960 un par de personas iniciaron la loable tarea de repoblar un cerro llamado Rebollar, a través de sus trabajos se toparon con numerosas tumbas antropomórficas y simples enterramientos con lajas de piedra como cerramiento. El hallazgo atrajo consigo a toda clase de especialistas y a listos del oportunismo, saqueando los restos de una necrópolis que contaba con un centenar de sepulturas. Hoy día, en la urbanización creada en el mismo lugar, queda una especie de miniparque con mesas y bancos de piedra que acompañan al supuesto sarcófago rocoso como muestra de su antiguo asentamiento. Un triste recuerdo de un hallazgo más interesante por los tesoros perdidos.


Es lo que pasa cuando la premura se impone al lógico plan de preparar bien el terreno antes de ponerse a caminar. Obviamente la particular historia del Túmulo y del yacimiento visigodo es más interesante que las alhajas que acompañan esta entrada. Por su parte el Samburiel continua su trazado entre chopos de ribera ajeno a tanta historia, pues su fin llega antes de lo esperado junto al embalse de Santillana, al lado de otro cementerio más moderno. El de Manzanares el Real. 

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Álbum
Pano

Bibliografía consultada
http://boalo.blogspot.com.es/
Apuntes de la sierra. nº 216 - Febrero 2013

http://www.loseskakeados.com/joomla/index.php?option=com_docman&task=doc_download&gid=23195&Itemid=486