Toca revisitar una
obra maestra de la historia del cine además de matizar el significado que tuvo
para las personas que trabajaron en ella. Naturalmente hay que empezar por su
director, John Huston, quien debutó tras la cámara en esta adaptación de
la novela de Dashiell Hammet, la tercera que se realizaba de su libro en muy
poco tiempo. Huston logró marcar un hito con esta película, tanto que muchos
han considerado este largometraje como el origen del genero de cine negro,
seguramente fue su éxito en taquilla el motivo principal. El éxito de público
sirvió para otorgar a Humphrey Bogart, el papel principal que necesitaba para
asentarse definitivamente como la estrella que finalmente llegaría a ser. Gracias
también al ego de George Raft, quien rechazó el papel principal al ser el
director un simple novel. Craso error por su parte ya que El halcón maltés es
hoy día una obra de referencia en la historia del séptimo arte.
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El cuarteto protagonista y el halcón / D.R. |
Ciñéndonos a la
película, la trama se inicia cuando una misteriosa mujer contrata los servicios
de unos detectives privados para dar con su hermana desaparecida. Sin embargo
nada es lo que parece y el caso se vuelca alrededor de una valerosa joya con
forma de halcón. A medida que avanza el minutaje, el público comienza a
disfrutar del singular personaje Sam Spade, el detective al que da vida Bogart,
perfecto en su papel de antihéroe, chulo y parlanchin. Porque hay queda la
interpretación de tipo duro que marca su carrera cinematográfica, solo con la
percha y sin la necesidad de los grandes artificios de hoy día. El protagonista
se verá implicado en una feroz lucha entre distintos criminales que ansían
obtener la preciada figura, como no, por culpa de una mujer, una apuesta
clásica que llevará a Bogart a tomar decisiones tan rápidas como le permita su
inteligencia y afilada lengua. El reparto lo completan el siempre eficaz Peter
Lorre, uno de esos grandes actores secundarios que engrandece cualquier escena,
una de las actrices estrella del momento, Mary Astor y la presentación de
Sydney Greenstreet. Otro memorable actor de la época.
Los puntos fuertes
del filme son sus continuos giros, tantos que hace participe a los espectadores
de la trama de la película. Sin duda Spade juega cerca del filo al verse
implicado en un asesinato donde tiene algunas papeletas para ser culpado.
Lógicamente se verá empujado a llegar al final del entuerto para salvar el
pellejo y porque no, sacar si se tercia tajada del negocio. Otro punto fuerte
es el ritmo. Huston logra encadenar las clásicas secuencias dialogadas con
varios cambios en esas escenas. Los personajes acaban las escenas de manera completamente
distinta a como las empiezan, dando en el clavo en ese peculiar juego de
medias verdades sobre el objetivo final de la preciada joya.
El halcón maltés de John Huston
1941
El material con el
que se forjan los sueños. La frase que nos deja este filme clásico de la historia del cine.