Una cruz granítica contempla el paso del tiempo en su particular azotea desde 1953, vigilante al paso de la Nacional VI y sobre el Sanatorio del Generalísimo hacia la izquierda y el antiguo Sanatorio Hispanoamericano hacia la derecha. Este último con alguna que otra tontería siniestra en su pasado. Ambas construcciones forman parte de los múltiples sanatorios, centros hospitalarios o residencias de enfermos, que jalonaron esta parte de la sierra, formando parte de la historia del municipio de Guadarrama durante el pasado siglo XX. Esta cruz no es que sea un monumento apreciado ni tampoco un majestuoso ejemplo de las múltiples cruces que contiene esta parte serrana. Culminada con la enorme cruz en Cuelgamuros o las derribadas cruces falangistas del antiguo camino del Vía Crucis en la pista forestal que nace en el Alto de El León. Un antiguo camino que procuraba llegar hasta el mismo Valle de Los Caídos realizado en los años 40.
Bosco posa para la foto. |
La gracia de esta, Cruz de los Sanatorios, es que está enclavada en un saliente de la montaña, en un roquedal que lo convierte en un fantástico mirador natural sobre el valle del Guadarrama. Este privilegiado lugar nos permite obtener una preciosa vista panorámica sin la necesidad de alcanzar ninguna cumbre. Tan jaleado esta el tema de conquistar las cimas montañeras que en ocasiones nos olvidamos del hermoso trayecto y los recovecos que nos ofrecen las laderas.
Tristemente una torreta de electricidad suple en parte la romántica visión de faro que la cruz podría contener para guiar al senderista entre el intenso mar de jaras que lo rodea. Aparte de su antiestética vecina, la cruz debe soportar los vulgares burrajatos realizados por algunos descerebrados visitantes. Alcanzar este altozano es bastante sencillo si seguimos la pista forestal que nace en el km 51 de la Nacional VI, aunque Bosco y yo mismo solemos internarnos por donde no debemos, rebuscando vías estériles o en medio mismo de los matorrales. De este modo más engorroso comprobamos como en otros roquedales cercanos alguien ha dejado sus "marcas" de escalada o como en un sitio tan estrategico se adivinan algunas trincheras de la guerra civil que ascienden hasta la misma base de la cruz.
Para acabar esta entrada un pequeño aporte que tal vez deba borrar en el futuro. Si se sube por la pista forestal que nace al lado del Sanatorio Hispanoamericano, llegamos más adelante al embalse de la finca de Las Encinillas, donde se ha instalado un pequeño parque multiaventura. Si se sigue por la pista, al lado del murete de piedra, nos encontraremos que hasta justo unos metros antes de llegar a la bifurcación que da acceso a un túnel por debajo de la autopista AP6, el murete de piedra se encuentra en parte derruido, por este "acceso" podría internarse dentro de la finca para llegar hasta un curioso roquedal que nos recibe con unas escaleras talladas en la roca, en su cima se encuentra una coqueta mesa y bancos de piedra esperándonos para un supuesto almuerzo. Otro rincón menos conocido y más escondido.
Per crucem ad lucem.
De la cruz a la luz.