12 de agosto de 2019

Moon

El género de ciencia ficción recibía una nueva joya cinematográfica hacia 2009. Gracias al estreno de Duncan Jones con Moon, una singular película fantástica con un único protagonista establecido en La Luna. El actor Sam Rockwell encarna a Sam Bell, un trabajador de una importante multinacional de energía limpia destinado en el satélite terráqueo. Su trabajo consiste en extraer Helio 3 de la superficie lunar, una nueva materia de energía no contaminante que termina siendo llevada a La Tierra para su explotación. El problema es que se encuentra solo. La mecanización industrial para extraer el valioso material requiere simplemente a una persona para verificar que las máquinas lleven a cabo las tareas designadas. La única compañía es el ordenador de la base, una computadora robótica llamada Gerty. Para evitar volverse tarumba, el contrato con la empresa estipula una estancia de tres años para el personal. Y justo por ahí arranca el filme, cuando al bueno de Sam Bell le quedan apenas dos semanas para completar su ciclo mientras anhela regresar a su hogar junto a su mujer e hija.


Un astronauta feliz - Fuente IMDB
Pero como suele ocurrir en estos casos, el tiempo se ralentiza y surgen las complicaciones necesarias que den sustento a la película. Porque Sam arrastra cierto cansancio mental derivado de la soledad. Es un náufrago que al menos mantiene la esperanza de poder mandar y recibir mensajes en formato de vídeo, pues parece que la comunicación directa no es posible. Pequeñas píldoras que lo mantienen cuerdo con la vista puesta en el cercano horizonte de completar el trabajo. Marcando el paso de los días en su particular cuenta atrás. Sin embargo, las facultades físicas y mentales andan mermadas sobre el hombre, y éstas le llevan a cometer ciertos errores que inician el interesante trasiego de la película.

Cabe destacar en este caso el trabajo realizado por el actor Sam Rockwell, quien multiplica sus labores interpretativas para sacar adelante una película sustentada básicamente en su persona. De hecho Duncan Jones reconoce, en más de una entrevista, que escribió el guión pensando únicamente en Rockwell. El responsable de mantener el peso de la película. Aunque recibe ayuda, especialmente de Gerty, el ordenador de la base y que recuerda al famoso HAL de 2001, una odisea del espacio


Moon también bebe de otras fuentes clásicas del género, como Alien, Blade Runner o Naves misteriosas, aunque contiene los mimbres necesarios para ser alabada por su originalidad minimalista, donde toca diversos temas tan actuales como la explotación laboral, el interés empresarial de obtener el máximo beneficio y el más interesante, el sentido de la vida. Porque en la odisea del personaje queda tiempo para alzar la mirada y observar la nimiedad humana frente a la inmensidad del cosmos. Aislado y solitario pese al avanzado desarrollo de la tecnología, justo donde el hombre debe volver a su propio origen para mantenerse en sus cabales, ejercicio físico o una actividad tan entretenida como desarrollar una maqueta que colme los nervios.

Sam, Gerty y los excesos del trabajo - Fuente IMDB

La película se toma su tiempo, con una amplia presentación del lugar donde se desarrolla el filme, hasta que surge el cambio, el giro que lleva al protagonista a enfrentarse a ciertos sucesos que ignoraba. Incluido tener que aprender a relacionarse con otra persona tras estar tanto tiempo aislado en su particular cárcel. Los cambios que se avecinan, van desarrollando una serie de descubrimientos que nuestro héroe deberá afrontar mientras descubre los secretos que se ocultan en los sótanos de la miseria humana. Ésa donde ocultamos la bajeza moral junto al desecho de las chatarras. Nada mejor que desconocer más datos, tráiler incluido, que rebelan ciertas sorpresas de una de las mejores películas del género en los primeros años del nuevo siglo. BSO incluida. 

 
Moon
Duncan Jones, 2009