19 de febrero de 2021

El 19 de marzo y el 2 de mayo

Se avienen fechas importantes en este tercer episodio nacional. Benito Pérez Galdós opta por narrar ambos acontecimientos en una misma obra por cercanía en fechas y la consecuente relación de acontecimientos que tratan. El 19 de marzo viene a resumir un motín popular contra el valido Manuel Godoy en el municipio de Aranjuez, mientras que el 2 de mayo versa sobre el célebre levantamiento del pueblo de Madrid frente a las tropas napoleónicas instaladas en la capital del reino. En realidad los hechos destacados son el resultado del malestar que venía arrastrando la sociedad española de la época. Cuyos mayores males estaban dirigidos hacia el llamado como Príncipe de la Paz, ostentoso título que definía amablemente a Godoy de carácter general, aunque la plebe también le citaba como el choricero. Recia descripción hacia los orígenes del principal responsable de las políticas españolas. Ese malestar social venía calando en la necesidad de lograr algún cambio en el gobierno de Godoy, visto con anterioridad en las manifestaciones despectivas por la mayoría del pueblo y en las aspiraciones del príncipe de Asturias por ocupar la corona. Ideas expuestas por el autor tanto en Trafalgar como en La corte de Carlos IV
 
 
Tales acontecimientos cuentan con la presencia del protagonista ideado por Galdós, el joven Gabriel de Araceli. Pero en esta ocasión, la participación del narrador cuenta con un mayor desarrollo, en su particular aventura, en lugar de actuar como un afortunado figurante de los hechos acaecidos. De inicio, Gabriel trabaja de cajista en una imprenta de Madrid, a la espera de la ansiada llegada del fin de semana, cuando marcha cual dominguero hacia Aranjuez, para encontrarse con su amada Inés y el tío de ésta, D. Celestino; el clérigo del anterior episodio y que por fin ha encontrado destino en la parroquia de la villa. Pero a la joven pareja le llega un pequeño revés familiar, pues los tíos de Inés pretenden hacerse cargo de la huérfana. Una oportunidad que el buen cura consiente al constatar la desahogada posición económica de unos familiares dedicados al comercio. La separación coincide con la acumulación de personal en la citada aldea de Aranjuez y la imprevista perdida de transporte de nuestro héroe, para así poder describirnos los acontecimientos históricos de un violento motín, que finiquitó la controvertida figura de Manuel Godoy y la posterior abdicación del monarca Carlos IV.

En esta primera parte se compaginan las andanzas personales de Gabriel con su particular visión de los hechos históricos. Curiosamente, coincide con un personaje denominado como Lopito, antiguo pinche de El Escorial y que anda metido en la ardua tarea de derrocar al gobierno. Se cumple así un tópico que da pie a conocer a los poderosos hilos que andaban ocultos bajo el populacho desplazado hasta Aranjuez. Ciertos nobles que utilizaron a la plebe. Otra característica de la narrativa de Galdós es su inestimable facilidad por la verborrea, la gracia que acumula el autor en recrear personajes dados a una alta exageración de sus facultades y opiniones. Por ejemplo, el cura Celestino acoge tal propósito de caricaturización por su fantasiosa relación con su paisano y el atrasado modo de entender los problemas cotidianos de la España de esos días, que el humor que pudiera servir de atractivo hacia su figura, llega a acaparar demasiado texto sobre otros hechos más dramáticos. Del motín queda una participación secundaria, vista desde una posición privilegiada por Gabriel pero distante en la finalidad de la misma. Una clara postura contraria de un autor que utiliza a su personaje ficticio para posicionarse sobre este momento concreto de la historia de España.

"Las linternas, puestas delante de cada grupo, alumbraban con su luz siniestra la escena"

Más interés recoge la segunda parte de la obra, al trasladar la acción a Madrid y con la idea fija del narrador por reunirse con Inés. La bella dama anda literalmente secuestrada por sus tíos, conocedores del secreto de su origen y del que pretenden sacar tajada. La misión de Gabriel se centra en el modo de cómo rescatar a Inés frente al relato paralelo, aquel que cita de manera secundaria el revuelto ambiente que se da en la capital con la llegada y permanencia del ejército francés. El autor prioriza los problemas individuales del protagonista frente al escenario histórico, que actúa en esta ocasión de magnífico decorado. Con este singular trajín, Galdós vuelve a recargar en demasía a ciertos personajes, en esta ocasión a los Requejos; los familiares de la huérfana, esconden tras sus fachadas de encantadores de serpientes, una acumulación de males tan dispares como la avaricia o la estupidez. De hecho, llega a exagerar tanto estas perniciosas descripciones, que llegan a cruzar el limite de la veracidad. Un punto donde el lector no sepa discernir si tal cúmulo de posturas miserables sean una coña o una de las escalas más bajas de la usura.
 
Al menos queda espacio para incluir pequeños detalles históricos, como la llegada del nuevo rey, Fernando VII, a Madrid. Momento adecuado para que Galdós demuestre su maestría del diálogo y conocimiento del populacho ante la llegada del monarca, pequeños detalles que muestran la evolución de los ánimos madrileños ante el francés, con un manejo memorable de éstos personajes secundarios y de los distintos barrios de la capital. Tanta retahíla y preparación desembocan en unos memorables capítulos finales, cuando la determinación de Gabriel por liberar a su amada coincide con la reacción del pueblo madrileño por hacer lo mismo con los últimos miembros de la familia real. En apariencia cautiva de las fuerzas francesas. Gracias a esa unión entre la aventura personal y la revuelta popular, la lectura avasalla por la importancia de los acontecimientos que se desarrolla a través de las calles de Madrid y con una postura emocional más creíble que la mera figuración de Gabriel en los hechos históricos por los que previamente había pasado. El 19 de marzo y el 2 de mayo triunfa gracias a la base preparada por Galdós en las páginas previas hacia un trepidante desenlace sobre una de las fechas más cacareadas en la historia de España.

Por cada vida que ahoguéis en sangre, renacerán otras mil que al fin acabaran con vosotros, y ninguno de los que estáis aquí verá la casa en que nació. Gabriel de Araceli.

El 19 de marzo y el 2 de mayo
Benito Pérez Galdós
Ed. JdeJ Editores, 2012
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