24 de diciembre de 2012

Tradiciones Navideñas: La postal

Feliz 2013
Aprovecho estas insignes horas para publicar seguramente el ultimo post del año. Programado anteriormente para dar cabida a otra de mis pequeñas anécdotas personales, algo ya tradicional por estas fechas tan cínicamente bienintencionadas. Algunos años atrás, a mi pareja Cris, se le ocurrió la idea de felicitar estas fiestas tan señaladas con el denominado Chistmas. En un principio comprabamos las felicitaciones que cualquier ONG saca por estas fiestas, hasta que hace cuatro años decidimos darle un toque más personal retratándonos a nosotros mismos. Para esa ocasión decoramos un pequeño abeto en el puerto de Navacerrada. Tampoco es que seamos muy originales pero con el paso de los años, estos crismas se han convertido en una pequeña tradición que los familiares suelen reclamar si nos retrasamos con la entrega, como en este año, donde la indecisión de como realizar la fotografía nos ha pillado un poco desprevenidos. Logicamente la felicitación de este año tiene un protagonismo absoluto por el nacimiento de mi pequeña Aldara. Mi tesoro que va creciendo día a día, es la excusa perfecta para ponerse en pie ante las malas noticias que nos ha tocado vivir en esta dura época económica y social.

Mucha suerte a todos los que se lo merezcan. Ellos saben quienes son.

 

17 de diciembre de 2012

El séquito (Entourage). T6 y T7.

La sexta temporada de Entourage tiene la extraña sensación de servir de transición, de puente hacia nuevas ideas que buscar próximamente. La serie viene de tocar varios apartados en la vida del actor estrella. Primero fue como un actor prometedor y comprometido con el cine independiente, Queens Boulevard. Seguido del éxito planetario en una gran superproducción, Aquaman y el desastre profesional, Medellin y Nueve almas valientes. Tras el paso en falso anterior y tras tocar tanto matiz, esta nueva sesión se toma un respiro en cuanto a contenido y prefiere centrarse en el lado personal de los personajes principales. Salvo curiosamente en Vincent, quien parece sobrar en todos los capítulos y se convierte extrañamente en el segundón frente a sus compañeros. El supuesto protagonista relegado a simple carabina. Eric vuelve a centrar parte del protagonismo con sus vaivenes amorosos y profesionales, sigue siendo un personaje algo soso frente a las desmesuras del resto y esa, cierta cordura, en parte es necesaria para no sacar tanto los pies del tiesto. Drama vuelve a recuperar algo del protagonismo perdido con sus temperamentales salidas de tono mientras que el personaje de Tortuga sobrevive gracias al empuje final recibido en la temporada precedente.

El secundario de lujo, Ari Gold, toma ventaja como coprotagonista en sus tramas paralelas. El superagente continua con su propia trama y su apuesta personal, Andrew Klein. Este personaje es un antiguo camarada de Gold y a la vez un competente agente de televisión, sin embargo pondrá en más de un apuro a Gold por sus lios de faldas. Las notas sobre Sorkin es un buen ejemplo de la desmesura que predominan los entuertos de los negocios llevados al extremo entre lo personal y lo profesional. El segundo cisma de Gold será con Lloyd Lee, su simpático ayudante que se rebelará de su condición infrautilizada para ganar algo mas del protagonismo que merece su personaje en esta serie. La traca final para Gold, será su triunfo supremo en el amplio negocio del espectáculo y el acaparamiento principal de los espectadores hacia sus divertidas ocurrencias frente a las simples evoluciones de sus acompañantes de reparto. Viva el Rey¡¡¡¡.

T.7 Un gran salto

No se me había ocurrido de avisar por desvelar continuamente la trama, los llamados spoilers. A fin de cuentas estas son mis reflexiones personales sobre el visionado de una serie que curiosamente ha decidido dar un nuevo giro en su trayecto. Fuera la banalidad y la supuesta comedia alegre. Los creadores de El séquito se ponen serios en esta nueva sesión. Un cambio hacia la madurez, al intensificar el drama y derivando el viaje de su protagonista hacia los infiernos. Un tono más sombrío, tan de moda en estos tiempos donde mucha gente, críticos incluidos se escudan en la simple cita de "un tono más oscuro". Creo que es algo más natural, lo oscuro es cuando apenas se ve, mientras que ese tono representa la serie desde un enfoque más adulto. A estas alturas de la vida, cualquier representación artística empieza de maravilla cuando la catalogación es para mayores de 18. Disney y mi infancia quedaron atrás hace tiempo. La serie va por otro camino. Ahora toca experimentar otro mal endémico asociado a las rutilantes estrellas de Hollywood. Los problemas con la ley a través de las drogas, peleas, conductores ebrios y sonadas detenciones. La trama de esta séptima temporada abandona los bucólicos problemas anteriores para centrarse en la evolución en picado de la estrella Vincent Chase. Capítulo tras capítulo vemos como la vitalidad del actor va yendo cada vez más hacia la autodestrucción, un viaje rodeado de todos los vicios necesarios, alcohol, sexo, drogas y rock´roll. Porque esta marcha es bien distinta a lo visto anteriormente.

Esta madurez y paso dramático se cierne también sobre el todopoderoso Ari Gold, su particular subtrama sigue engulliendo poder alrededor de su figura. En este caso con la posibilidad de instalar en el mismo ombligo del espectáculo, el deporte más importante de los EEUU, un equipo de la NFL. El atracón se revuelve y la sombría terapia de guión no deja títere con cabeza. Gold empezará a sufrir continuos reveses que harán peligrar todo el poder acumulado, familia incluida, gracias a una temporada rompedora con el trayecto que había ido trazando esta serie. El séquito se ha hecho mayor de golpe, de sopetón. Y aspira a algo más que a ser la agradable comedia que nos entretenía entre fiestas, ligues y cameos de famosos. Veremos como termina todo en la octava y última temporada.

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El séquito T.1 y T.2
El séquito T.3
El séquito T.4 y T.5
El séquito T.8

Entourage: La película

7 de diciembre de 2012

El Hobbit

Con la excusa de la adaptación cinematográfica de El hobbit he aprovechado para volver a releer este libro, germen y punto de partida hacia la obra magna posterior de El señor de los anillos. El hobbit es perfecto para la iniciación a una lectura más adulta, no deja de ser una gran aventura en un mundo de fantasía sino que además apunta ciertos prismas interesantes que lamentablemente no terminan de ser explotados. El libro cuenta la historia de un personaje corriente que se ve alistado en una peligrosa misión. Bilbo Bolsón es su nombre y embaucado por Gandalf, formará parte de una compañía junto a trece enanos que quieren recuperar la morada de sus antepasados y los tesoros que les arrebató un poderoso dragón llamado Smaug. El protagonista destaca por su semblante pacífico y constitución, pequeño como un niño en una peligrosa tierra poblada de trolls, trasgos y demás criaturas fantásticas.

Uno de los grandes aciertos de la obra es dotar el protagonismo al pequeño Bilbo. Hubiera sido más fácil escoger a un soldado, o un rey caído en desgracia, sin embargo el autor acierta en dárselo a ese hobbit corriente que es arrancado de la comodidad de su hogar hacia una peligrosa aventura. Arrastrando del mismo modo a los lectores del sofá de sus casas hacia ese fantástico mundo ideado por Tolkien.




El hobbit es ya un clásico universal y venerado por numerosos seguidores en gran parte del mundo. Sin embargo, aun soliviantando alguna mente, volver a sumergirme es sus páginas me ha devuelta la vieja certeza de una obra resuelta de manera apresurada. Seguramente esta obra supuso el punto angular de la épica El señor de los anillos, pero la extensión nada tiene que ver con la sensación de tener que acabar rápidamente esta historia. No recuerdo cuando leí por primera vez El hobbit pero si que siento repetirse la misma idea de una resolución excesivamente apresurada. Como si Tolkien tuviese un limite y apurase para dar cabida a todos los planteamientos que le faltaban. Un ejemplo contable es la cantidad de hojas dedicadas al capitulo de la batalla final, Las nubes estallan, en contraposición frente al importantísimo y mayor desarrollo de la aparición del anillo, Acertijos en la niebla. Más aun si se trata del climax final de la obra y del resultado final de toda la aventura. La batalla final al fin y al cabo se libra por las diferentes consecuencias que se han ido acarreando a lo largo de la aventura.

Un leve problema es el cariz infantil que viene dotado por la invitación continua del autor de dirigirse al lector. ¿Quiénes sois vosotros que acampáis en el llano como enemigos ante murallas defendidas?....en el lenguaje de entonces, significaba simplemente: Aquí no tenéis nada que hacer. Vamos a seguir, o sea marchaos o pelearemos con vosotros". Creo que cualquiera sabría interpretar la primera frase sin la estimable ayuda de su autor. En contraste a este tierno matiz, El hobbit reúne un compendio de las debilidades humanas (extendidas en este caso a enanos, elfos y demás seres del libro) que desarrolla la amistad, codicia, sentido de la lealtad y el honor. Viejas palabras que acompañan al hombre desde el inicio de los tiempos y que realmente significan más de lo que hoy dicta la sociedad actual. Este conglomerado explota definitivamente en la parte final cuando todos intentan obtener parte del tesoro oculto bajo la montaña. Se apuntan muchas cosas interesantes aunque siempre quedará ese empujón final que no llega hasta la ya citada obra posterior.

El hobbit  queda como una especie de prólogo, una magnífica presentación sin duda, ya que por si solo sigue siendo un buen libro independientemente del conjunto de la obra de Tolkien. Apunta y dispara en la dirección correcta pero los fuegos de artificio que tanto gustan a su protagonista se desarrollan con mayor gloria en otra aventura, con su magnífico anillo como eje de una obra culmen de la literatura universal.



En un agujero en el suelo, vivía un hobbit.

El Hobbit.
JRR Tolkien
Ed. Minotauro.
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El Silmarillion


El Hobbit