En ocasiones parece que hay quienes utilizan la literatura como una vía de escape para poder descargar una furia que se mantenía escondida en algún recóndito rincón de su personalidad. También puede añadirse otro punto de vista, donde la creación ficticia permite crear un inocente espacio para fantasear con las aristas más oscuras del ser humano. En estos ámbitos debía manejarse el escritor norteamericano Jim Thompson, quien parece ser que quiso dejar más de un recado a su progenitor a lo largo de su obra, aparte de ser calificado como un escritor maldito en su propio país. Curiosamente en la vida real se sitúa al hombre biográficamente como un apacible buen ciudadano y sin mayores problemas con sus vecinos. Al Thompson escritor se le ubica en la sección de la novela negra, por citar el genero en donde circulan las temáticas de su narrativa. La mayor parte de su obra se desarrolla a mediados del siglo XX, incluida alguna participación como guionista cinematográfico, cuando Hollywood quería parecer más cultureta contratando a escritores de renombre. De su amplia colecta suele destacarse normalmente esta 1280 almas como obra más reconocida, por lo menos a este lado del charco y en territorio ibérico.
La historia de la novela está protagonizada en primera persona por Nick Corey. Comisario de policía encargado de velar por la seguridad de Potts Country, un perdido poblado de una américa bien profunda. El móvil de la existencia del protagonista es la de seguir ocupando el cargo público sin realizar el mayor esfuerzo posible. Y para que este estatus pueda mantenerse, ya se encarga el propio interesado en hacer lo necesario para que ocurra. El protagonista se esconde bajo una mascara donde aparenta ser menos de lo que realmente muestra su personalidad, pues engaña a las primeras de cambio.
Puede que sean ladrones, Myra - le insinué...
- Imbécil!, animal, estúpido, cobarde, abúlico! Eres el comisario del condado o no?
-Bueno, creo que se puede decir así.
Tras un perezoso arranque se inician las vicisitudes del protagonista cuando surge un posible rival que pueda arrebatarle el puesto, pues se elige cada cierto tiempo bajo votación popular. A Corey no le queda otra que ponerse a trabajar y a conspirar para mantenerse como representante de la ley a través de un supuesto plan que se mezcla con algunos asuntos sueltos que germinarán en el núcleo central del relato.
A pesar de los exabruptos y la continua chabacanería, Thompson es capaz de mostrar una escritura tan desenvuelta como eficaz, enganchado al lector bajo el paraguas del humor y las situaciones más delirantes en donde expone a sus personajes. El aderezo final lo componen los diferentes capítulos, donde Corey intenta solucionar un problema hasta que al final del mismo aparece una nueva complicación que aúpa el interés hacia el siguiente episodio. Al protagonista, que es una verdadera joya, se le suele achacar todos los vicios y todas las maldades que puedan atribuirseles a un ser humano. Hay quien podría señalar con el dedo a
este antihéroe como uno de los mayores males del ser humano por ser simplemente un miserable que se obceca en demostrarlo a lo largo de las páginas. Sin embargo, también es cierto que Thompson cede el protagonismo a Corey y que por este hecho sobresale como el canalla que es. Aunque también es cierto que el protagonista reside en una comunidad exageradamente corrupta para el tamaño que ocupa y en donde la mayoría de sus vecinos esconden sus miserias bajo la alfombra de las apariencias. Thompson reparte para todos en una lista de vecinos que transitan desde los borrachos, hasta los vagos, y por supuesto las putas. Pocas luces deja el autor hacia la honradez en una especie de Sodoma en el que Corey sobresale por llevar la placa y autodenominarse como un buen pastor ante tanto rebaño descarriado. Al corto número de páginas se le une la agradable sensación de la fácil comprensión y la atracción que ofrece la gratuidad de la violencia y las gracias basadas en un humor un tanto negro.
-Bueno, pues el caso es que creo que mientes, tío John -dije- y me duele oírte. Porque en la biblia se dice que mentir es un pecado.
-También es un pecao matar a la gente seño Nick.
1280 almas
Jim Thompson
El País, serie negra - 2004
30 de diciembre de 2015
18 de diciembre de 2015
Star Wars. El retorno del Jedi
El capitulo final lleva consigo el aparatoso deseo humano de conocer el desenlace de toda la historia que se lleva viendo anteriormente. Curiosamente también suele surgir el temor y la nostalgia que crea el punto y final de las cosas que uno llega hasta amar. Del culebrón galáctico hace tiempo que ese miedo desapareció con las consabidas secuelas que amenazan con inundar este maravilloso mundo creado en 1977. Y más aun en este 18 de diciembre de 2015, señalada fecha para el estreno del VII episodio de la franquicia, donde se espera alguna mejora y justificación frente a las notables ansias recaudatorias.
Sin embargo, allá por 1983 se colocaba por primera vez el temido punto final, con un título clarividente que acompañaba la consolidación del regreso de la orden Jedi a través de la mecánica mano de Luke Skywalker. La película que debía cerrar la trilogía queda por debajo de sus predecesoras, más que difícil por el elevado listón que había logrado alcanzar Irvin Kershner, director que logró aportar una elevada frescura que en El retorno del Jedi no se llega a alcanzar por culpa de un ritmo irregular. Un buen ejemplo es el desangelado reencuentro del trío protagonista en la sede de la Alianza, donde C3po llega a tildar de excitante algo que parece haber sido mal rodado, ejecutado y montado. Al achaque siempre se le suele culpar al director. Richard Marquand, británico para más señas y al que debió venirsele grande la producción en algunos momentos del rodaje. El propio George Lucas tuvo que intervenir para poner algo de orden y lograr salvar los muebles. Con el paso del tiempo, la memoria colectiva de los espectadores señala también la infantil presencia de los Ewoks como un mal que perjudica el tono del filme. Aunque sea de justicia resaltar, en una misma linea infantil y personal, que sin la intervención de esos osos de peluche la Alianza no hubiera podido derrotar al Imperio. Memorable frase hecha por Marshall Eriksen en una serie americana. Tal vez el paso del tiempo ha hecho que esos mismos espectadores, incluido un servidor, hallan alcanzado una madurez que choca con el pasatiempo para toda la familia que ideo Lucas. Y de paso asociar a niños y Ewoks paravendernos más muñecos.
La película puede dividirse en tres grandes bloques. El primero esta centrado en el rescate de Han Solo de las garras de Jabba el Hutt. Un cabo suelto del anterior filme que aparece representado como un estúpido plan de acumular protagonistas en la guarida del gusano
gigante. Por lo menos sirve para que el espectador reconozca los avances de Luke en su dominio de la fuerza, y escribo esto sin aparente rubor por emplear tales términos prodigiosos. El segundo bloque es prácticamente el inicio de la trama principal de esta película, al desarrollar el plan que nos traslade hacia la épica batalla final. Seguramente sea la parte más floja, donde Marquand apenas logra involucrarnos en las complicaciones que aparecen en el relato o en el lento desarrollo hasta alcanzar el poblado Ewok. Por cierto, el socarrón, simpático y agradecido personaje que era Han Solo ha derivado en esta película hacia un grotesco recreído.
Finalmente la espera tiene su recompensa en la traca final, sobre todo cuando parece que el mal triunfará ante el plan ideado por el emperador. Nada mejor que el toque de corneta del séptimo de caballería por parte de los indígenas de Endor para dar un vuelco a la crítica situación de los rebeldes. Arrancan las batallas terrestres y la confrontación de las flotas alrededor de una nueva Estrella de la Muerte en el espacio, con un trepidante montaje que cambia de escenario en los momentos oportunos. Comparen con los de La amenaza fantasma y verán cual diferencia hay. Ante la masificación de personajes y naves estelares queda hábilmente descolgado un duelo en la intimidad entre Vader y Luke, con la tajante presencia del Emperador como espectador privilegiado. Un pequeño triunfo al contrastar la espectacularidad visual de los combates frente a la oculta lucha por rescatar al padre del monstruo que lo mantiene atrapado bajo el casco negro.
El retorno del Jedi cerraba la trilogía ideada por Lucas, y que con el tiempo ha adquirido el derecho a destacar como la original, en contra de la posterior recreación de principios de siglo, como si fuera una articulación impostada del propio mito que la cultura popular ha arrastrado hasta convertirla en un acontecimiento mundial. A día de hoy queda cruzar los dedos para que el reinicio comercial del Disney no acabe por devorar este universo de ficción, porque es eso, ficción, por mucho que exista una aceptación en otros países hacia la supuesta religiosidad de la denominada como fuerza. A otros tipos de soñadores nos quedará el recuerdo y la memoria de la fuente original.
El retorno del Jedi
Richard Marquand, 1983
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La ristra:
Ahora me toca a mí./es.starwars.wikia |
Sin embargo, allá por 1983 se colocaba por primera vez el temido punto final, con un título clarividente que acompañaba la consolidación del regreso de la orden Jedi a través de la mecánica mano de Luke Skywalker. La película que debía cerrar la trilogía queda por debajo de sus predecesoras, más que difícil por el elevado listón que había logrado alcanzar Irvin Kershner, director que logró aportar una elevada frescura que en El retorno del Jedi no se llega a alcanzar por culpa de un ritmo irregular. Un buen ejemplo es el desangelado reencuentro del trío protagonista en la sede de la Alianza, donde C3po llega a tildar de excitante algo que parece haber sido mal rodado, ejecutado y montado. Al achaque siempre se le suele culpar al director. Richard Marquand, británico para más señas y al que debió venirsele grande la producción en algunos momentos del rodaje. El propio George Lucas tuvo que intervenir para poner algo de orden y lograr salvar los muebles. Con el paso del tiempo, la memoria colectiva de los espectadores señala también la infantil presencia de los Ewoks como un mal que perjudica el tono del filme. Aunque sea de justicia resaltar, en una misma linea infantil y personal, que sin la intervención de esos osos de peluche la Alianza no hubiera podido derrotar al Imperio. Memorable frase hecha por Marshall Eriksen en una serie americana. Tal vez el paso del tiempo ha hecho que esos mismos espectadores, incluido un servidor, hallan alcanzado una madurez que choca con el pasatiempo para toda la familia que ideo Lucas. Y de paso asociar a niños y Ewoks paravendernos más muñecos.
Morbo¡¡/theverge.com |
Finalmente la espera tiene su recompensa en la traca final, sobre todo cuando parece que el mal triunfará ante el plan ideado por el emperador. Nada mejor que el toque de corneta del séptimo de caballería por parte de los indígenas de Endor para dar un vuelco a la crítica situación de los rebeldes. Arrancan las batallas terrestres y la confrontación de las flotas alrededor de una nueva Estrella de la Muerte en el espacio, con un trepidante montaje que cambia de escenario en los momentos oportunos. Comparen con los de La amenaza fantasma y verán cual diferencia hay. Ante la masificación de personajes y naves estelares queda hábilmente descolgado un duelo en la intimidad entre Vader y Luke, con la tajante presencia del Emperador como espectador privilegiado. Un pequeño triunfo al contrastar la espectacularidad visual de los combates frente a la oculta lucha por rescatar al padre del monstruo que lo mantiene atrapado bajo el casco negro.
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El retorno del Jedi
Richard Marquand, 1983
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La ristra:
12 de diciembre de 2015
Climas
La historia de este libro está centrada en el amor. Un sentimiento tan estrecho que en esta novela se magnifica en algunos personajes que pueden llegar a tolerar el abandono o la traición de la otra parte de la pareja. La estructura de la novela esta separada en dos grandes capítulos, la primera es una larga carta autobiográfica donde el personaje central, Philippe de Marcenat, remite a su segunda esposa con el fin de que ella pueda conocerle mejor, sobre todo respecto a la tormentosa relación que mantuvo con su anterior matrimonio. La segunda parte cambia de narrador, Isabelle, quien también copa su turno con un preludio autobiográfico que sirve de presentación para posteriormente pasar a desarrollar su vida en matrimonio con Philippe. En ambas historias se nos revela la condición humana de cada protagonista, gracias a la libre exposición de sus pensamientos y como sus actos derivan en una continua lucha de contradicciones por mantener a su lado a la pareja amada. Curiosamente en ambas historias se repiten los esquemas amorosos y los rincones ocultos de estas relaciones bajo la mirada educada de la sociedad francesa de principios del siglo XX
A lo largo de la narración se describe como todo arranca como un bello cuento hadas y la
alegría que supone la pomposidad del enamoramiento... Odile con un alegre y pícaro ademán se dirigió a la puerta de entrada y corto los hilos del timbre. De este modo se despedía del mundo. Philippe
Sin embargo, toda relación acaba sucumbiendo al lento proceso de la vida, trabajos, viviendas, amistades... Ahí donde la monotonía impera con toda su energía y en donde las parejas terminan por conocerse realmente. Es ahí donde se desarrolla la gracia de la novela, cuando algún miembro de la pareja traspasa los limites de la fidelidad mientras que la otra parte se enroca en una poderosa mezcla de celos y devoción hacia su ser querido. Las mujeres en discordia se contraponen de inicio en sus espíritus. La vitalista y hermosa Odile frente a la serena y sobria Isabelle. En este caso cobra vital relevancia Philippe Marcenat al participar en las dos historias, siendo a una parte víctima y verdugo. Así es como Philippe acapara el drama principal, por su extraña evolución de soñador, supuesto mujeriego, celoso y vividor, ya que son varias las fases por las que atraviesa este personaje trastocado por la intervención de las mujeres en su vida. Sobre todo por Odile, quien es capaz de arrebatar a su esposo la identidad de su propio nombre.
La sombra de Odile planea también sobre el matrimonio de Isabelle a través de la huidiza conducta de su marido hacia la necesidad de sentir la vida en cada momento. Papeles intercambiados en personajes que arrastran a sus cónyuges a las mayores contradicciones por sus deseos personales que chocan con la felicidad del otro. Yo me sentía capaz de una devoción total e incluso de una esclavitud. Nada en el mundo existía para mí que no fueras tú. Isabelle
La prosa de Mauris se despliega con notable eficiencia sobre la alta sociedad parisina a través de viajes, cenas y fiestas, donde los cotilleos suponen el pasatiempo favorito. Las acciones descritas son el resultado de las reflexiones y de los deseos manifestados por los personajes. De ahí que se suela situar a esta novela con un rasgo más psicológico, gracias a la profundidad con que Mauris maneja a los títeres de su historia. En especial a quienes se esfuerzan por mantener una relación imposible que les lleva al nivel más bajo de la dignidad frente al consuelo de conocer el verdadero amor de darlo todo por la persona deseada. En este vaivén sentimental, los personajes secundarios incluso exponen el necesario desahogo que supone un amante en cualquier relación humana. Visto como un mal necesario frente al escándalo que supondría la ruptura de cualquier matrimonio en estos casos. Nada mejor que una buena lectura de hipocresía de la época frente al verdadero amor que manifiestan libremente quienes finalmente pierden.
¿Porqué no admitir - pensaba yo - que comenzamos constantemente existencias nuevas y que en cada una de ellas el pasado no es más que un sueño?
Philippe
Climas
Andre Maurois
Ed. G.P - 1967
Colección Reno
A lo largo de la narración se describe como todo arranca como un bello cuento hadas y la
Querida, quítate toda la portada |
Sin embargo, toda relación acaba sucumbiendo al lento proceso de la vida, trabajos, viviendas, amistades... Ahí donde la monotonía impera con toda su energía y en donde las parejas terminan por conocerse realmente. Es ahí donde se desarrolla la gracia de la novela, cuando algún miembro de la pareja traspasa los limites de la fidelidad mientras que la otra parte se enroca en una poderosa mezcla de celos y devoción hacia su ser querido. Las mujeres en discordia se contraponen de inicio en sus espíritus. La vitalista y hermosa Odile frente a la serena y sobria Isabelle. En este caso cobra vital relevancia Philippe Marcenat al participar en las dos historias, siendo a una parte víctima y verdugo. Así es como Philippe acapara el drama principal, por su extraña evolución de soñador, supuesto mujeriego, celoso y vividor, ya que son varias las fases por las que atraviesa este personaje trastocado por la intervención de las mujeres en su vida. Sobre todo por Odile, quien es capaz de arrebatar a su esposo la identidad de su propio nombre.
La sombra de Odile planea también sobre el matrimonio de Isabelle a través de la huidiza conducta de su marido hacia la necesidad de sentir la vida en cada momento. Papeles intercambiados en personajes que arrastran a sus cónyuges a las mayores contradicciones por sus deseos personales que chocan con la felicidad del otro. Yo me sentía capaz de una devoción total e incluso de una esclavitud. Nada en el mundo existía para mí que no fueras tú. Isabelle
La prosa de Mauris se despliega con notable eficiencia sobre la alta sociedad parisina a través de viajes, cenas y fiestas, donde los cotilleos suponen el pasatiempo favorito. Las acciones descritas son el resultado de las reflexiones y de los deseos manifestados por los personajes. De ahí que se suela situar a esta novela con un rasgo más psicológico, gracias a la profundidad con que Mauris maneja a los títeres de su historia. En especial a quienes se esfuerzan por mantener una relación imposible que les lleva al nivel más bajo de la dignidad frente al consuelo de conocer el verdadero amor de darlo todo por la persona deseada. En este vaivén sentimental, los personajes secundarios incluso exponen el necesario desahogo que supone un amante en cualquier relación humana. Visto como un mal necesario frente al escándalo que supondría la ruptura de cualquier matrimonio en estos casos. Nada mejor que una buena lectura de hipocresía de la época frente al verdadero amor que manifiestan libremente quienes finalmente pierden.
¿Porqué no admitir - pensaba yo - que comenzamos constantemente existencias nuevas y que en cada una de ellas el pasado no es más que un sueño?
Philippe
Climas
Andre Maurois
Ed. G.P - 1967
Colección Reno
6 de diciembre de 2015
La vega del Samburiel
Las tierras que riegan este río, en el termino compartido entre Cerceda y El Boalo, tienen la fortuna de contener dos pequeños yacimientos de los que suelen denominarse como arqueológicos. Ambos lugares ponen de manifiesto la habitabilidad humana por estos lares a lo largo de la historia. El más antiguo hace referencia a la época prehistórica, gracias a la presencia de un tipo de enterramiento que debía alojar a un reducido grupo de personas. El segundo enclave, también tiene que ver con un camposanto, saltando en el tiempo hacia el período visigodo de la alta edad media.
Del río que alimenta con sus aguas estos pastos y a todos sus descendientes desde tiempos pretéritos, tiene también su gracia, al cambiar el nombre de Navacerrada por el de Samburiel dependiendo del lugar geográfico en que se encuentre su caudal. Originalmente nace en las laderas de La Maliciosa en forma de arroyo, después cobra fuerza el río Navacerrada hasta su llegada a Cerceda, donde recibe la afluencia del arroyo Fuentidueña, que circula en paralelo al Cerro Chaparral de la Mina. En esa confluencias de aguas surge el Samburiel en algunos mapas, mientras que en otros hay que esperar a cruzar el puente de Madrid, donde la vega se expande por fin bajo la atenta vigilancia del Monte de Mirasierra. En el supuesto vado que conforman el río Navacerrada y el arroyo Fuentidueña arranca esta mini excursión. Planeada a deshora con el consiguiente fracaso de enlazar los yacimientos descritos al principio de esta entrada.
De inicio una estrecha vereda nos lleva hasta el citado puente, donde Bosco sorprende a un zorro que cruzaba tranquilamente el escaso caudal, mayor susto debió darse el pobre animal pues reacciono con un buen respingo para salir por patas. No debía esperar encontrarse con
nadie a las 8 de esta fresca mañana de noviembre. En esta zona se ha creado una pequeña área recreativa con bancos de piedra que a estas horas se encuentran helados por la buena pelona caída durante la noche, cinco grados negativos indicaba el coche antes de abrir la puerta. Que nadie se preocupe, voy bien abrigado.
A mano derecha emerge un estirado muro que nos separa del monte adyacente de titularidad privada. Un poco más adelante, al otro lado del muro, se observa un antiguo pozo de cal donde se depositaba la roca caliza extraída de una gruta situada sobre la ladera norte del cerro y visible también desde la distancia que impone el murete. El curso del Samburiel deambula zigzagueante entre fincas privadas mientras camino en círculos a la búsqueda del famoso Túmulo, tras dar alguna que otro vuelta resulta que se encuentra alojado en una finca privada. De hecho, es fácilmente visible en el otro lado, desde el arcén de la carretera que comunica Cerceda con Manzanares. Ande te den....
Después de sortear el cauce, en más de una ocasión y dejar atrás una especie de campo de tiro abandonada, me inclino por alcanzar el supuesto cementerio visigodo. A ver si con este hay más suerte. Nuevamente el experimento sale rana. Porque del yacimiento poca cosa
puede citarse como digna de ver. En 1960 un par de personas iniciaron la loable tarea de repoblar un cerro llamado Rebollar, a través de sus trabajos se toparon con numerosas tumbas antropomórficas y simples enterramientos con lajas de piedra como cerramiento. El hallazgo atrajo consigo a toda clase de especialistas y a listos del oportunismo, saqueando los restos de una necrópolis que contaba con un centenar de sepulturas. Hoy día, en la urbanización creada en el mismo lugar, queda una especie de miniparque con mesas y bancos de piedra que acompañan al supuesto sarcófago rocoso como muestra de su antiguo asentamiento. Un triste recuerdo de un hallazgo más interesante por los tesoros perdidos.
Es lo que pasa cuando la premura se impone al lógico plan de preparar bien el terreno antes de ponerse a caminar. Obviamente la particular historia del Túmulo y del yacimiento visigodo es más interesante que las alhajas que acompañan esta entrada. Por su parte el Samburiel continua su trazado entre chopos de ribera ajeno a tanta historia, pues su fin llega antes de lo esperado junto al embalse de Santillana, al lado de otro cementerio más moderno. El de Manzanares el Real.
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Álbum
Pano
Bibliografía consultada
http://boalo.blogspot.com.es/
Apuntes de la sierra. nº 216 - Febrero 2013
http://www.loseskakeados.com/joomla/index.php?option=com_docman&task=doc_download&gid=23195&Itemid=486
Bosco cruza el Samburiel |
De inicio una estrecha vereda nos lleva hasta el citado puente, donde Bosco sorprende a un zorro que cruzaba tranquilamente el escaso caudal, mayor susto debió darse el pobre animal pues reacciono con un buen respingo para salir por patas. No debía esperar encontrarse con
A mano derecha emerge un estirado muro que nos separa del monte adyacente de titularidad privada. Un poco más adelante, al otro lado del muro, se observa un antiguo pozo de cal donde se depositaba la roca caliza extraída de una gruta situada sobre la ladera norte del cerro y visible también desde la distancia que impone el murete. El curso del Samburiel deambula zigzagueante entre fincas privadas mientras camino en círculos a la búsqueda del famoso Túmulo, tras dar alguna que otro vuelta resulta que se encuentra alojado en una finca privada. De hecho, es fácilmente visible en el otro lado, desde el arcén de la carretera que comunica Cerceda con Manzanares. Ande te den....
Después de sortear el cauce, en más de una ocasión y dejar atrás una especie de campo de tiro abandonada, me inclino por alcanzar el supuesto cementerio visigodo. A ver si con este hay más suerte. Nuevamente el experimento sale rana. Porque del yacimiento poca cosa
El pozo de cal |
Es lo que pasa cuando la premura se impone al lógico plan de preparar bien el terreno antes de ponerse a caminar. Obviamente la particular historia del Túmulo y del yacimiento visigodo es más interesante que las alhajas que acompañan esta entrada. Por su parte el Samburiel continua su trazado entre chopos de ribera ajeno a tanta historia, pues su fin llega antes de lo esperado junto al embalse de Santillana, al lado de otro cementerio más moderno. El de Manzanares el Real.
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Álbum
Pano
Bibliografía consultada
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Apuntes de la sierra. nº 216 - Febrero 2013
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30 de noviembre de 2015
Star Wars. El imperio contraataca
Después del éxito cosechado por el anterior filme, la continuación de las aventuras galácticas llegaba con la anhelada perspectiva de mantener el nivel cinematográfico que logró aglutinar a crítica y público en la misma acera. El imperio contraataca sobrevuela por encima del filme de Lucas, quien cedió el testigo a Irvin Kershner en la dirección, tras negarse a situarse
detrás de las cámaras después del agotador esfuerzo que le supuso poner la primera piedra. Kershner, a quien siempre se le sitúa como a un simple artesano del negocio, recoge el testigo y logra su mejor trabajo con esta película, que aúna numerosos elementos del buen cine junto al necesario toque comercial que acapare a toda clase de espectador. Por cierto, a un tal Michael Curtiz también se le citaba con la etiqueta de artesano, después dirigiría Casablanca.
Tras sufrir la destrucción de la Estrella de la Muerte por parte de Luke, el imperio pasa a la ofensiva persiguiendo a la alianza rebelde por todos los rincones de la galaxia. Los protagonistas por su parte se encuentran ocultos en un perdido planeta helado con la idea de pasar desapercibidos. La necesaria confrontación bélica del inicio separa la línea argumental en dos vertientes. Por un lado, la huida de algunos personajes en el Halcón Milenario supone una excelente muestra del termino aventura. Una escapada hacia adelante donde se tiene que superar una concatenación de problemas de todo tipo. La nave comandada por el capitán Solo, se enfrenta a una denodada persecución espacial a través de asteroides, gusanos gigantes y averías de todo tipo que pondrán a prueba la pericia de los personajes ante tales adversidades. La película logra contener el ritmo a través del humor y con la pausas necesarias, donde florecen los sentimientos personales entre la princesa y el consabido sinvergüenza.
La segunda historia está protagonizada por Luke, quien encamina sus pasos hacia el lado más solemne de la mitología galáctica, a través del conocimiento de la
fuerza que imparte un muñeco de color verde. Ya podría estar hecho de poliester o plasticurri, pero está representación del maestro Yoda tiene más vida que cualquier recreación digital posterior. La aparición del maestro de jedi es tan relevante como significativa, al mostrarnos la idiosincrasia del poder que puede desencadenar un caballero jedi perfectamente adiestrado. También la importancia del fin por encima de los medios para alcanzarlo, como cuando intenta evitar la marcha de Luke para salvar a sus amigos en una escena tan importante que contradice la teoría de los supuestos buenos frente a los malos. En paralelo a esas dos lineas argumentales podemos introducir una tercera perspectiva externa capitalizada por Vader. El ogro negro que persigue incansable a los tripulantes del Halcón al mando de la flota imperial. Aparte de mostrarnos su curiosa afición de castigar los errores con una ejecución similar a la de sacar a los peces fuera del agua, su personaje cobra mayor envergadura como representante del mal, gracias a esos aires autoritarios e impecable negociador. La aparición del emperador y sus planes, con respecto al hijo de Anakin, incluyen mayores cotas de importancia sobre el drama que representa el apellido Skywalker.
Los efectos visuales fueron mejorados respecto al anterior filme, gracias también a un mayor presupuesto y bien aprovechado por el director, donde destaca su maestría al conjugar una batalla general sobre una planicie helada, o enfrentamientos más personales que se dan en una serie de galerías donde se sostiene una ciudad en la nubes. A lo largo de la película hay imágenes impagables, como las cuadrúpedas figuras blindadas del imperio avanzando sobre la nieve o las piruetas del Halcón en el espacio. Kershner logra una autenticidad loable gracias a la frágil apariencia de los rebeldes frente al imperio, quienes parecen tener a la alianza rebelde contra las cuerdas. También habría que señalar el guion firmado por Leight Bracket y un joven Lawrence Kasdan. Todos a una para solventar esta obra maestra recordada también por su conocido clímax final. Poco puede decirse frente al inesperado giro que supone conocer la verdad de tú pasado, tan sorprendente que hasta Homer Simpson quedó fascinado en su momento.
El imperio contraataca
Irvin Kershner
1980
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La ristra:
No hay jedi que valga sin amputación /Youtube |
La segunda historia está protagonizada por Luke, quien encamina sus pasos hacia el lado más solemne de la mitología galáctica, a través del conocimiento de la
Remasteres varios/Team Starkid Confessions |
Los efectos visuales fueron mejorados respecto al anterior filme, gracias también a un mayor presupuesto y bien aprovechado por el director, donde destaca su maestría al conjugar una batalla general sobre una planicie helada, o enfrentamientos más personales que se dan en una serie de galerías donde se sostiene una ciudad en la nubes. A lo largo de la película hay imágenes impagables, como las cuadrúpedas figuras blindadas del imperio avanzando sobre la nieve o las piruetas del Halcón en el espacio. Kershner logra una autenticidad loable gracias a la frágil apariencia de los rebeldes frente al imperio, quienes parecen tener a la alianza rebelde contra las cuerdas. También habría que señalar el guion firmado por Leight Bracket y un joven Lawrence Kasdan. Todos a una para solventar esta obra maestra recordada también por su conocido clímax final. Poco puede decirse frente al inesperado giro que supone conocer la verdad de tú pasado, tan sorprendente que hasta Homer Simpson quedó fascinado en su momento.
El imperio contraataca
Irvin Kershner
1980
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La ristra:
21 de noviembre de 2015
Nueve reinas
El cine latinoamericano lleva bastante tiempo sobresaliendo en el panorama actual. A la brillante nomina de directores de diferentes países, habría que sumar la aportación del argentino Fabián Bielinsky a principios del siglo. Y eso porque Nueve reinas es una de las mejores películas argentinas de su historia, y para colmo, supuso el debut de su director en el largometraje. Lamentablemente Bielinsky fallecería en el 2006, a la temprana edad de 47 años por culpa de un infarto. Cortándose una prometedora carrera que continuó con una sola película más, titulada El aura. Aunque hoy toca visionar su ópera prima.
Una correcta proyección de Nueve reinas debería empezar en su cabecera con una advertencia en forma de texto, donde se informa que el guion de esta película fue premiado en 1998 por alguna organización del país argentino. Este apunte viene a resaltar uno de los grandes valores del filme, la escritura del guion por parte del mismo Bielinsky. El argumento cuenta la historia de dos caraduras, dos supuestos artistas del timo que por diferentes circunstancias unen sus caminos por Buenos Aires. En la pareja protagonista se resalta por un lado la figura del experimentado trampero junto a la del novato, quien empieza a abrirse camino en el arte del engaño. Tras una brillante puesta en escena, el director se mete rápidamente en faena, al mostrar la necesidad de un compadre para desarrollar correctamente el negocio junto a la necesidad de obtener dinero rápido.
Poco a poco sospechamos las virtudes y los defectos de los protagonistas y qué fines mueven sus actos. El veterano mangante se agranda en la pantalla gracias a la poderosa figura de Ricardo Darín, especialmente dotado para engatusar al resto pese a resultar ser un verdadero hijo de mala madre. Gastón Pauls encara al tipo simpático, quien acude al negocio por necesidad y contrasta la candidez de su rostro frente a una posición de reserva hacia su compañero de viaje, que para algo ambos se dedican a lo que se dedican. Las denominadas como nueve reinas, vienen a ser unas estampillas de gran valor y que terminan de transformarse en un alocado mercadeo que les viene como caído del cielo a la dupla principal. Aunque en realidad proviene de la vertiente femenina, cuya posición condiciona al veterano mangante de lo ajeno por su relación familiar con la fémina de turno, quien acapara el carácter honesto y formal frente al de los chorizos.
La película adquiere una velocidad de crucero a causa del trapicheo y del escaso tiempo que disponen para cerrar el beneficioso negocio. Donde hay que sumar, necesariamente una serie de problemas para que los protagonistas hagan uso de todo su arte para poder ir superándolos. Este continuo encadenado de dificultades llega a tensar tanto la cuerda, que roza en muchas ocasiones con la credibilidad del espectador, donde normalmente pasamos por alto algunos giros exagerados con tal de que no se nos arruine la fiesta. Sobre todo si a este jolgorio se le unen las buenas maneras de su director y a un ágil montaje que conlleva un ritmo tan trepidante como adictivo. La conocida charlatanería argentina ayuda también a superar los momentos más agrietados del filme.
Una vez que somos devorados por el frenético ritmo y por el magnífico encaje de bolillos, queda por recoger los restos de esta fiesta del mangoneo. Y es ahí donde podemos colocar el pero a Nueve reinas, tras conocer los trucos y las cartas marcadas. Obviamente no puede verse igual que la primera vez, no solo por descontar las posibles sorpresas, sino más bien por las concesiones que se han ido realizando en un primer momento por la natural gracia que destilan los ladrones de guante blanco. Las situaciones más forzadas son las que pierden comba en posteriores visionados pese al gran valor global que aúna esta buena película.
Nueve reinas de Fabián Bielinsky
2000
Metropolitan FilmExport |
Una correcta proyección de Nueve reinas debería empezar en su cabecera con una advertencia en forma de texto, donde se informa que el guion de esta película fue premiado en 1998 por alguna organización del país argentino. Este apunte viene a resaltar uno de los grandes valores del filme, la escritura del guion por parte del mismo Bielinsky. El argumento cuenta la historia de dos caraduras, dos supuestos artistas del timo que por diferentes circunstancias unen sus caminos por Buenos Aires. En la pareja protagonista se resalta por un lado la figura del experimentado trampero junto a la del novato, quien empieza a abrirse camino en el arte del engaño. Tras una brillante puesta en escena, el director se mete rápidamente en faena, al mostrar la necesidad de un compadre para desarrollar correctamente el negocio junto a la necesidad de obtener dinero rápido.
Poco a poco sospechamos las virtudes y los defectos de los protagonistas y qué fines mueven sus actos. El veterano mangante se agranda en la pantalla gracias a la poderosa figura de Ricardo Darín, especialmente dotado para engatusar al resto pese a resultar ser un verdadero hijo de mala madre. Gastón Pauls encara al tipo simpático, quien acude al negocio por necesidad y contrasta la candidez de su rostro frente a una posición de reserva hacia su compañero de viaje, que para algo ambos se dedican a lo que se dedican. Las denominadas como nueve reinas, vienen a ser unas estampillas de gran valor y que terminan de transformarse en un alocado mercadeo que les viene como caído del cielo a la dupla principal. Aunque en realidad proviene de la vertiente femenina, cuya posición condiciona al veterano mangante de lo ajeno por su relación familiar con la fémina de turno, quien acapara el carácter honesto y formal frente al de los chorizos.
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Una vez que somos devorados por el frenético ritmo y por el magnífico encaje de bolillos, queda por recoger los restos de esta fiesta del mangoneo. Y es ahí donde podemos colocar el pero a Nueve reinas, tras conocer los trucos y las cartas marcadas. Obviamente no puede verse igual que la primera vez, no solo por descontar las posibles sorpresas, sino más bien por las concesiones que se han ido realizando en un primer momento por la natural gracia que destilan los ladrones de guante blanco. Las situaciones más forzadas son las que pierden comba en posteriores visionados pese al gran valor global que aúna esta buena película.
Nueve reinas de Fabián Bielinsky
2000
12 de noviembre de 2015
Los últimos días de Pompeya
Los restos de Pompeya deben ser impresionantes, lamentablemente no tengo el gusto de conocerlos, y más aún si uno hubiera llegado a pasearse en tiempos pretéritos. Como el afortunado diplomático inglés, Edward George Bulwer-Lytton, quien vivió por estas tierras italianas en 1832. Hombre de letras y políticas, supo aprovechar tal circunstancia para documentarse en persona sobre el lugar que las cenizas del Vesubio ocultó tras su erupción en el año 79. Y así componer una atractiva novela que con el tiempo ha sido su obra más conocida. En parte, la gracia consiste en crear una trama lo suficientemente interesante que haga olvidar al lector el conocido final de la ciudad. Algo parecido como la famosa película Titanic de James Cameron, donde todos deberíamos saber donde y como acaba el barco. Y para enlazar tragedias nada mejor que una historia de amor en ese marco histórico, con sus correspondientes dificultades y que termine por encajar con el apoteósico final que impone la madre naturaleza.
El protagonismo principal recae en Glauco, un joven y adinerado ateniense que disfruta de los placeres de la vida junto a sus amigos romanos del lugar para suplir, en parte, la nostalgia de
tiempos mejores de su patria de origen. En uno de sus viajes, tiene la fortuna de conocer a su media naranja, una bella mujer que responde al nombre de Ione, tan ideal y perfecta que Cupido apenas tiene que hacer nada, ya que encima es griega. Y el colmo de la fortuna acaba llevándola a residir en Pompeya, junto a su hermano.
A la hermosa, adinerada y empalagosa pareja, la surge el necesario rival que se dedique a extender una serie de baches a superar para deleite del lector, ya que así se hace más entretenido el relato. En Arbaces recae la poderosa figura del antagonista, personaje atribuido en esta ocasión a un egipcio descendiente del linaje de los últimos faraones. Es decir, otro ricachón más de esta villa al que hay que sumar un notable poderío físico e intelectual, virtudes que lo convierten en un apetecible malvado, tan perverso que llega a acumular más méritos que el propio Glauco a capitalizar la novela.
Si yo tengo el genio para imponer leyes, ¿no tengo el derecho de librarme de mis propias creaciones?
Arbaces
En ese duelo entre el bien y el mal, la novela pierde comba por la repetición de las adulaciones por parte de los enamorados, y en ese rango, se incluye la notable caída de su protagonista frente al mayor interés que acarrea el egipcio. Menos mal que a Lytton se le ocurre rodear a los principales con toda una cohorte de personajes que terminan de glorificar el termino coral hacia esta obra. El escritor acierta sobremanera en este aspecto, gracias a un amplio abanico de tramas paralelas e historias menores que pululan alrededor del trío protagonista. En especial Nidia, la joven ciega que apela por ingresar en el supuesto barco del trío amoroso, quedándose sin sitio pese a sus notables intentos. La hermosa y celosa Julia, los intereses de Clodio, las nobles intenciones de un gladiador... no son más que pequeñas pinceladas de la exposición del autor sobre los diferentes estratos sociales que habitaban por esa ciudad marcada por el pecado y el exceso. Ante tanta corrupción, incluida la política que esa viene de largo, Bulwer-Lytton añade una pequeña e importante reseña de esperanza en la religión verdadera. Los primeros pasos de la cristiandad y su poder de convicción frente a una sociedad que idolatra a tantos dioses cuya finalidad de proporcionar paz espiritual y sentido al ser humano, se ha perdido en el camino por las trampas del sacerdocio. Los denominados como nazarenos, irrumpen desde la perspectiva histórica que les corresponde y con el beneplácito del autor para sumar en la mejora del conjunto de la novela.
Si los cristianos primitivos se hubieran guiado por "las solemnes conveniencias de la costumbre", si hubieran sido menos democráticos, en el sentido más puro de esta palabra tan pervertida, el cristianismo hubiera perecido en su cuna.
La novela podría separarse en dos partes. Una primera algo más lenta, casi de eterna presentación cuyo único interés reside en quien conquistará el corazón de la dama. La segunda, más elaborada, se sustenta gracias a la planeada venganza del egipcio, junto a la necesaria intervención de los personajes secundarios, quienes intentan cumplir cada uno sus respectivos objetivos. Con este amplio catalogo de personajes se eleva el interés de la novela, destacando la indudable aportación de la ciega Nidia por encima de la dupla enamorada, cuyo continuo ensimismamiento apenas aporta nada nuevo. Gracias a esos secundarios recorremos toda la sociedad pompeyana, desde ricos mercaderes, adinerados romanos, políticos corruptos y los necesarios esclavos. Todos ellos con matices e historias personales que rellenan de vida el pequeño universo de la ciudad de Pompeya para glorificarla ante su desastre final. El de la ciudad claro.
Viva Tito - gritó Pansa, - Ha prometido a mi hermano una plaza de cuestor, porque se ha arruinado.
Y ahora desea enriquecerle a costa del pueblo, Pansa mio - dijo Glauco.
Así es - dijo Pansa.
Lo cual demuestra que el pueblo sirve para algo - dijo Glauco.
Los últimos días de Pompeya
Edward G. Bulwer-Lytton
El protagonismo principal recae en Glauco, un joven y adinerado ateniense que disfruta de los placeres de la vida junto a sus amigos romanos del lugar para suplir, en parte, la nostalgia de
Amor ciego |
A la hermosa, adinerada y empalagosa pareja, la surge el necesario rival que se dedique a extender una serie de baches a superar para deleite del lector, ya que así se hace más entretenido el relato. En Arbaces recae la poderosa figura del antagonista, personaje atribuido en esta ocasión a un egipcio descendiente del linaje de los últimos faraones. Es decir, otro ricachón más de esta villa al que hay que sumar un notable poderío físico e intelectual, virtudes que lo convierten en un apetecible malvado, tan perverso que llega a acumular más méritos que el propio Glauco a capitalizar la novela.
Si yo tengo el genio para imponer leyes, ¿no tengo el derecho de librarme de mis propias creaciones?
Arbaces
En ese duelo entre el bien y el mal, la novela pierde comba por la repetición de las adulaciones por parte de los enamorados, y en ese rango, se incluye la notable caída de su protagonista frente al mayor interés que acarrea el egipcio. Menos mal que a Lytton se le ocurre rodear a los principales con toda una cohorte de personajes que terminan de glorificar el termino coral hacia esta obra. El escritor acierta sobremanera en este aspecto, gracias a un amplio abanico de tramas paralelas e historias menores que pululan alrededor del trío protagonista. En especial Nidia, la joven ciega que apela por ingresar en el supuesto barco del trío amoroso, quedándose sin sitio pese a sus notables intentos. La hermosa y celosa Julia, los intereses de Clodio, las nobles intenciones de un gladiador... no son más que pequeñas pinceladas de la exposición del autor sobre los diferentes estratos sociales que habitaban por esa ciudad marcada por el pecado y el exceso. Ante tanta corrupción, incluida la política que esa viene de largo, Bulwer-Lytton añade una pequeña e importante reseña de esperanza en la religión verdadera. Los primeros pasos de la cristiandad y su poder de convicción frente a una sociedad que idolatra a tantos dioses cuya finalidad de proporcionar paz espiritual y sentido al ser humano, se ha perdido en el camino por las trampas del sacerdocio. Los denominados como nazarenos, irrumpen desde la perspectiva histórica que les corresponde y con el beneplácito del autor para sumar en la mejora del conjunto de la novela.
Si los cristianos primitivos se hubieran guiado por "las solemnes conveniencias de la costumbre", si hubieran sido menos democráticos, en el sentido más puro de esta palabra tan pervertida, el cristianismo hubiera perecido en su cuna.
La novela podría separarse en dos partes. Una primera algo más lenta, casi de eterna presentación cuyo único interés reside en quien conquistará el corazón de la dama. La segunda, más elaborada, se sustenta gracias a la planeada venganza del egipcio, junto a la necesaria intervención de los personajes secundarios, quienes intentan cumplir cada uno sus respectivos objetivos. Con este amplio catalogo de personajes se eleva el interés de la novela, destacando la indudable aportación de la ciega Nidia por encima de la dupla enamorada, cuyo continuo ensimismamiento apenas aporta nada nuevo. Gracias a esos secundarios recorremos toda la sociedad pompeyana, desde ricos mercaderes, adinerados romanos, políticos corruptos y los necesarios esclavos. Todos ellos con matices e historias personales que rellenan de vida el pequeño universo de la ciudad de Pompeya para glorificarla ante su desastre final. El de la ciudad claro.
Viva Tito - gritó Pansa, - Ha prometido a mi hermano una plaza de cuestor, porque se ha arruinado.
Y ahora desea enriquecerle a costa del pueblo, Pansa mio - dijo Glauco.
Así es - dijo Pansa.
Lo cual demuestra que el pueblo sirve para algo - dijo Glauco.
Los últimos días de Pompeya
Edward G. Bulwer-Lytton
5 de noviembre de 2015
La guerra de las galaxias
El denominado como Epiodio IV es curiosamente el inicio de una trilogía fundamental en la historia del cine. Y aunque resulte tedioso, porque poco o realmente nada nuevo se puede contar sobre este filme elevado a los altares del fanatismo, me toca intentar explicar algo sobre la facilidad de convertirse en una especie de película intocable. Corría el año 1977, fecha del estreno de una película concebida, en su inicio, como un modelo para recuperar el entretenimiento cinematográfico a través de un épica aventura de ciencia ficción. Y que para ello contaba con la ayuda de un amplio batiburrillo de géneros. Un joven George Lucas ideó una confrontación espacial, con la facilona base del bien contra el mal como punto de partida, en un supuesto universo lejano. Allí donde un grupo de rebeldes hace frente a la tiranía impuesta por el llamado Imperio Galáctico.
Al conflicto armado llegan los espectadores algo tarde, porque desde el inicio del filme se dan por hechos ciertos acontecimientos explicados en las letras iniciales. Justo después, una gigantesca nave invade la pantalla en su parte superior, sorprendiendo seguramente a los espectadores de entonces por la espectacularidad de la entrada. Gracias a este arranque, que obvia cualquier tipo de lenta introducción, la película se pone al servicio de dos elementos mecánicos, dos droides sobre la planicie desértica de un planeta perdido con la difícil misión de encontrar a un viejo caballero Jedi. La leve sucesión de acontecimientos favorece la presentación de personajes y de sus tramas personales, que se adhieren con una facilidad pasmosa a la mezcla de géneros y al ritmo de la película.
Empezando por la medieval figura de una princesa capturada por la siniestra figura del caballero oscuro, caracterizado bajo ese imponente casco y voz de fumador con bomba respiratoria a cuestas. A continuación viene el héroe, necesariamente humilde, presentado como un simple granjero del oeste americano para después iniciarse en los caminos de una antigua religión bajo la mano del supuesto maestro o sabio. Ni más ni menos que el clásico viaje del héroe visto en todas las grandes obras, y que necesariamente deber ser guiado por un mentor que acapara ese extraño eremita interpretado por sir Alec Guinness. El actor de renombre y con aires de clasicismo que eleva el tono de la fantasía inicial con su sola presencia frente al nutrido elenco de interpretes desconocidos. En este viaje hacia adelante, contarán con la ayuda del cómico de turno, en la carismática figura de un sinvergüenza en forma de contrabandista que rompe el modelo estándar de la vieja gloria del honor, esa que arrastra el viejo fósil y su endeble aprendiz.
De la influencia del medievo se pasa al paisaje del salvaje oeste americano que es Tattoine. El desértico y peligroso planeta donde no podría faltar la correspondiente bronca de saloon. Las ropas, las espadas láser y el deber hacia una antigua secta incluye también semejanzas al mundo de los samuráis en todo este coctel, tan bien ejecutado donde incluso pueden habitar seres tan extraños como los wookies y notables peluches como secundarios sin desentonar. Porque incluso ese satélite espacial llamado, Estrella de la muerta, parece una fortaleza donde nuestros héroes deben cumplir el requisito de abordar para rescatar a la princesa de su particular mazmorra. Y a pesar de seguir con las semejanzas, la película avanza notablemente con la gracia de un ritmo tan afortunado como eficiente. Lucas sabía muy bien lo que estaba realizando por aquel entonces, con una excelente sucesión de peripecias que se encadenan con otras dificultades y resueltas hasta con gracia. "Quiere alguien quitarme a este felpudo con patas".
Obviamente ha pasado el tiempo, y aunque la película mantenga la esencia del buen vino, es cierto que los efectos especiales decaen frente a las inevitables e innecesarias comparaciones actuales. Principalmente en el desangelado enfrentamiento entre Vader y Kenobi. Un reencuentro que merecía una mayor glorificación, sobre todo por un personaje clave, aunque se entienda mejor su función 22 años después. El final del filme reserva una espectacular operación para librarse del temido satélite vuela planetas, donde se juega hábilmente con el montaje para ofrecer diferentes puntos de vista sobre un enfrentamiento entre naves espaciales y los rostros de las personas que escuchan el fragor del combate desde la distancia. La guerra de las galaxias es el nacimiento del mito, de la religión o el punto de encuentro de una necesidad espiritual que busca mayores experiencias en la fantasía de un universo muy muy lejano.
La guerra de las galaxias. Una nueva esperanza.
George Lucas 1977
El ataque de los clones
- Las guerras Clon
La venganza de los Sith
Icónica puesta de sol - Lucasfilm Ltd. |
Palote¡ - Lucasfilm Ltd. |
De la influencia del medievo se pasa al paisaje del salvaje oeste americano que es Tattoine. El desértico y peligroso planeta donde no podría faltar la correspondiente bronca de saloon. Las ropas, las espadas láser y el deber hacia una antigua secta incluye también semejanzas al mundo de los samuráis en todo este coctel, tan bien ejecutado donde incluso pueden habitar seres tan extraños como los wookies y notables peluches como secundarios sin desentonar. Porque incluso ese satélite espacial llamado, Estrella de la muerta, parece una fortaleza donde nuestros héroes deben cumplir el requisito de abordar para rescatar a la princesa de su particular mazmorra. Y a pesar de seguir con las semejanzas, la película avanza notablemente con la gracia de un ritmo tan afortunado como eficiente. Lucas sabía muy bien lo que estaba realizando por aquel entonces, con una excelente sucesión de peripecias que se encadenan con otras dificultades y resueltas hasta con gracia. "Quiere alguien quitarme a este felpudo con patas".
Lucasfilm Ltd. |
La guerra de las galaxias. Una nueva esperanza.
George Lucas 1977
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La ristra:
La amenaza fantasmaEl ataque de los clones
- Las guerras Clon
La venganza de los Sith
- Obi Wan Kenobi
Rogue One
La guerra de las galaxias. Un nueva esperanza
El imperio contraataca
El retorno del Jedi
El despertar de la fuerza
Los últimos Jedi
Rogue One
La guerra de las galaxias. Un nueva esperanza
El imperio contraataca
El retorno del Jedi
El despertar de la fuerza
Los últimos Jedi
15 de octubre de 2015
Cumplemes
El tiempo circula excesivamente rápido. Tanto tiempo esperando la llegada de Chloe y en un pis pas ya lleva un mes con nosotros. Inevitablemente toca comparar con su hermana, porque si Aldara tuvo prisas por conocer el mundo, a nuestra nueva pequeña hubo necesidad de darle un empujón. Fuera de cuentas y con los facultativos dándonos cita para su alumbramiento. Rompiendo el encanto de la sorpresa y echando por tierra cualquier porra, cambio de luna o extrañas contracciones. La gracia la puso, como no, la protagonista de esta entrada. Porque una vez indicado el camino o quitado el cerrojo interno, a Chloe no hubo bache que la impidiese abrirse paso, tal velocidad empezó a coger que su padre casi se pierde su nacimiento.
Ante el aumento del dolor de las contracciones, Cristina pidió la divina providencia de la ciencia que anule parte del dolor. La llegada de la anestesista provoca la expulsión de la pareja masculina hacia los señalados espacios de la espera. Momento idóneo para apresurarse a tomar un bocado y algo de cafeína para cubrir algo la supuesta larga espera que nos esperaba. Apenas hube vuelto a sentarme a mirar el techo cuando aparece de pronto una enfermera llamando al correspondiente familiar de Cristina.
- Aquí estoy.
- Pues arreando que ya viene la muchacha.
- Cómo???
Pues eso, que corres por un leve pasillo y entras en el paritorio para contemplar una pequeña escena de guerra, y con bastante más gente en esa habitación desde que me mandarán a paseo. Matrona, enfermeras y otros operarios de la sanidad intentando poner orden. Tanto adulto alborotado para que Chloe llegase la mar de tranquila sobre las 16.13 horas del 15 de septiembre de 2015. Tan tranquila que tardó un par de segundos, que se me hicieron eternos, en protestar por las continuas caricias de los sabiondos del tema. Amoratada por el
esfuerzo de las prisas, enseguida encontró acomodo en el mejor lugar del mundo. Los brazos de su madre.
El resto de la película queda para nuestros recuerdos, al igual que los dolores de Cristina, cuya ración de epidural se quedó en el limbo. Si en mi anterior entrada, dedicada al cumplemes de Aldara, me quitaba el sombrero frente a mi mujer y al genero femenino en general, en esta ocasión no encuentro gesto que se equiparé ante el milagro de la vida que proporciona la mujer. Podéis quedaros con la costilla de Adán, o el costillar entero porque es increíble presuponer que hay quienes repiten. Y más en el pasado. Supongo que el llanto de ese bebé recién nacido será la señal de una música más alegre.
Pd. Obviamente repetí la famosa frase. Aunque en esta ocasión me las dí de entendido y las pronuncié en inglés.
Una de las primeras fotos de Chloe |
- Aquí estoy.
- Pues arreando que ya viene la muchacha.
- Cómo???
Pues eso, que corres por un leve pasillo y entras en el paritorio para contemplar una pequeña escena de guerra, y con bastante más gente en esa habitación desde que me mandarán a paseo. Matrona, enfermeras y otros operarios de la sanidad intentando poner orden. Tanto adulto alborotado para que Chloe llegase la mar de tranquila sobre las 16.13 horas del 15 de septiembre de 2015. Tan tranquila que tardó un par de segundos, que se me hicieron eternos, en protestar por las continuas caricias de los sabiondos del tema. Amoratada por el
Shhhssssss¡¡¡ |
El resto de la película queda para nuestros recuerdos, al igual que los dolores de Cristina, cuya ración de epidural se quedó en el limbo. Si en mi anterior entrada, dedicada al cumplemes de Aldara, me quitaba el sombrero frente a mi mujer y al genero femenino en general, en esta ocasión no encuentro gesto que se equiparé ante el milagro de la vida que proporciona la mujer. Podéis quedaros con la costilla de Adán, o el costillar entero porque es increíble presuponer que hay quienes repiten. Y más en el pasado. Supongo que el llanto de ese bebé recién nacido será la señal de una música más alegre.
Pd. Obviamente repetí la famosa frase. Aunque en esta ocasión me las dí de entendido y las pronuncié en inglés.
30 de septiembre de 2015
XXXVI Pedestre popular de Guadarrama
Salida 2015 Foto Concejalía Deportes Guadarrama |
Como en la parte familiar iba todo un poco sobre ruedas y ante la pregunta de ciertos conocidos sobre si iba a participar en la pedestre... Puede decirse que se despertó el tonto espíritu de colocarse un trozo de papel sobre el pecho. De este modo me acerqué a la zona de salida, como a las 17 horas, para ver si quedaba algún dorsal suelto. Y de paso arrastrar a mi vecino Jhonny, natural de Gijón y habitual compadre de entrenos veraniegos para consumar mi cuarta participación consecutiva en esta prueba.
Capicúa familiar |
"Otra vez "
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Pedestre 2017
Pedestre 2014
Pedestre 2013
Pedestre 2012
17 de septiembre de 2015
Star Wars. La venganza de los Sith
Y llegó el capítulo final de la segunda trilogía galáctica para cumplir, nuevamente, con el ritual de decepción que ya habían marcado sus predecesoras. En teoría está película ha sido catalogada como la mejor de esta nueva colecta por el imaginario colectivo. Gente necesitada de asumir alguna bondad que bendiga la sinrazón de tirar el dinero en la taquilla. Pero la realidad sigue siendo triste en términos generales y no debería cegarnos el fanatismo.
La venganza de los Sith venía predispuesta a mejorar las críticas y a recuperar algo de la magia perdida. Y lo peor es que hay material para que la película llegase a ocupar puestos más dignos. Sobre todo si se tiene en cuenta que este capitulo tenía la misión de finiquitar la República Galáctica y mostrarnos el paso del protagonista hacia el lado oscuro. Para ello contaba con una mentalidad más violenta que atrajese las miradas de acólitos y de las nuevas generaciones, más acostumbradas al color de la sangre y a las poses molonas. Sin embargo el conjunto no logra acercarse a la maestría del original pese a un notable esfuerzo por destacar el viraje moral del denominado como el Elegido, el del equilibrio y todo eso.
El filme arranca justo donde lo había dejado la interesante serie animada. Con la invasión de los separatistas sobre Coruscant y el secuestro del canciller Palpatine por parte de Grievous, el tercer malvado que busca ubicación en la trilogía. Por otro lado, la dupla formada por Kenobi y Skywalker inicia una desesperada operación de rescate que debería servir como un excelente entrante de acción. Pero nuevamente vuelve a manifestarse el carente sentido del ritmo de George Lucas, el cual es incapaz de coordinar una obvia tensión de dificultad hacia el prolongado rescate que llegase a culminar con el enfrentamiento entre los Jedis y el malogrado conde Dooku. Al ejercicio del más difícil todavía le falta intensidad, emoción y ritmo. Sobre todo ritmo que suele romper la poca gracia que desprende R2D2 al otro lado de la línea. Por mucho que lo haya intentado, Lucas no ha sabido encajar la línea cómica que haga más llevadero el peso del relato. Porque para ello se necesita algo tan simple como carisma, o un gamberro. Han Solo es demasiado obvio pero también se puede señalar a alguien como a Lando Calrissian, el gerifalte de una explotación de minas que esconde su falsa sonrisa de anfitrión, en El imperio contraataca, de un modo tan natural que enseguida es capaz de camelarse al droide dorado. Se echa en falta ese personaje que suele aportar cierto toque de pillería y cuya búsqueda inicial fue la vil creación de Jar Jar Binks.
Un problema de esta segunda trilogía que todo es demasiado solemne, y a sus protagonistas no les queda otra que adherirse a la seriedad imperante de participar en un proyecto que es visto como algo más que una película. Empezando por el protagonista principal, un mejorado Hayden Christensen en cuanto a interpretación, gracias a un mayor número de secuencias de acción donde impera el físico y la coreografía, mientras que para el resto logra mantener el tipo y algo mejora frente al filme anterior. Ewan McGregor sigue una línea correcta sin mayor pasión que la de querer acabar su paso por la saga galáctica y cobrar el correspondiente cheque. La vertiente femenina de Natalie Portman se ve desplazada al escaparate de ama de casa que espera el regreso de su pareja, lejos de la feroz heroína de La amenaza fantasma que posiblemente le daría un par de buenos sopapos a su correspondiente cónyuge viendo la que esta liando.
Curiosamente la película consigue ganar enteros cuando se detiene la acción y se exponen los diferentes puntos de vista de los protagonistas en parte más intima. Los demonios internos de su protagonista al verse rodeado de preocupaciones y conspiraciones. Destaca por fin el elaborado complot del canciller frente a las tardías sospechas de los Jedis, donde ambos frentes encuentran a la perfecta marioneta para lograr sacar partido a sus intereses. La ventaja del lord Sith es tan simple como acercarse e interactuar con la pieza clave para ofrecer mejor su negocio. A pesar de no terminar de convencerme, se reconoce la desazón del protagonista ante una perspectiva de que haga lo que haga será una elección dolorosa para todas las partes. Después de arrastrar tanta negatividad surge este hermoso boquete donde se cuela algo positivo que coincide con un paréntesis de la acción, que deja paso libre al espacio dramático donde se ejercita el cambio de roles del protagonista. Una vez tapado el agujero, toca volver a sacar el palo, porque Christensen vuelve a fracasar en el momento en que debe arrodillarse hacia su destino. Solo en el enfrentamiento final con Kenobi encuentro algo lógico el viraje de su conducta hacia una borrachera de muerte y destrucción, donde a Lucas se le olvida suministrar alguna línea de ayuda, duda o arrepentimiento que haga más creíble el camino escogido más que unos leves lloros. Tanta dramaturgia griega perdida en el capitulo que debería haber sido un esplendido colofón.
Finalmente concluye la trilogía con una excesiva planificación hacia los capítulos posteriores. A través de un pausado epilogo que muestra la figura de Vader, la estrella de la muerte, el tío Ben... incluso los wookies han gruñido su testimonial presencia contra el abuso del tabaco por parte de Grievous. Otro malvado que aparentaba mejores condiciones en la serie de animación y que resulta ser tan maltratado como desaprovechado.
La venganza de los Sith 2005
George Lucas
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Y todo por amor... - Lucasfilm Ltd. |
El filme arranca justo donde lo había dejado la interesante serie animada. Con la invasión de los separatistas sobre Coruscant y el secuestro del canciller Palpatine por parte de Grievous, el tercer malvado que busca ubicación en la trilogía. Por otro lado, la dupla formada por Kenobi y Skywalker inicia una desesperada operación de rescate que debería servir como un excelente entrante de acción. Pero nuevamente vuelve a manifestarse el carente sentido del ritmo de George Lucas, el cual es incapaz de coordinar una obvia tensión de dificultad hacia el prolongado rescate que llegase a culminar con el enfrentamiento entre los Jedis y el malogrado conde Dooku. Al ejercicio del más difícil todavía le falta intensidad, emoción y ritmo. Sobre todo ritmo que suele romper la poca gracia que desprende R2D2 al otro lado de la línea. Por mucho que lo haya intentado, Lucas no ha sabido encajar la línea cómica que haga más llevadero el peso del relato. Porque para ello se necesita algo tan simple como carisma, o un gamberro. Han Solo es demasiado obvio pero también se puede señalar a alguien como a Lando Calrissian, el gerifalte de una explotación de minas que esconde su falsa sonrisa de anfitrión, en El imperio contraataca, de un modo tan natural que enseguida es capaz de camelarse al droide dorado. Se echa en falta ese personaje que suele aportar cierto toque de pillería y cuya búsqueda inicial fue la vil creación de Jar Jar Binks.
Mírame a la cara niñooo¡¡¡ - Lucasfilm Ltd. |
Curiosamente la película consigue ganar enteros cuando se detiene la acción y se exponen los diferentes puntos de vista de los protagonistas en parte más intima. Los demonios internos de su protagonista al verse rodeado de preocupaciones y conspiraciones. Destaca por fin el elaborado complot del canciller frente a las tardías sospechas de los Jedis, donde ambos frentes encuentran a la perfecta marioneta para lograr sacar partido a sus intereses. La ventaja del lord Sith es tan simple como acercarse e interactuar con la pieza clave para ofrecer mejor su negocio. A pesar de no terminar de convencerme, se reconoce la desazón del protagonista ante una perspectiva de que haga lo que haga será una elección dolorosa para todas las partes. Después de arrastrar tanta negatividad surge este hermoso boquete donde se cuela algo positivo que coincide con un paréntesis de la acción, que deja paso libre al espacio dramático donde se ejercita el cambio de roles del protagonista. Una vez tapado el agujero, toca volver a sacar el palo, porque Christensen vuelve a fracasar en el momento en que debe arrodillarse hacia su destino. Solo en el enfrentamiento final con Kenobi encuentro algo lógico el viraje de su conducta hacia una borrachera de muerte y destrucción, donde a Lucas se le olvida suministrar alguna línea de ayuda, duda o arrepentimiento que haga más creíble el camino escogido más que unos leves lloros. Tanta dramaturgia griega perdida en el capitulo que debería haber sido un esplendido colofón.
Habla, James - Lucasfilm Ltd. |
La venganza de los Sith 2005
George Lucas
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La ristra:
La amenaza fantasma
El ataque de los clones
- Las guerras Clon
La venganza de los Sith
La amenaza fantasma
El ataque de los clones
- Las guerras Clon
La venganza de los Sith
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