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Hasta las páginas se deshacen por la zarina Katrina |
La novela circula, principalmente, entre la intimidad de la joven y la tozudez del monarca ruso por imponer las reformas que transformen la medieval sociedad rusa en una poderosa nación que la iguale a las potencias occidentales. Y nada mejor que las continuas guerras para extender su poder político y económico. Como por ejemplo, la fundación de una ciudad tan importante como (San) Petersburgo, con el objetivo de convertirla en la capital del reino. Mientras Katrina acompaña al amante en los pasos más relevantes. Gracias a este notable período histórico y a la llamativa experiencia de Katrina, el autor contiene material suficiente para entretener al lector con algo de imaginación, unir los acontecimientos más importantes e hilvanar el paso de sus personajes por las diferentes pruebas a las que se someten por esas fechas históricas .
Sin embargo, Price opta por una correcta formula de exposición de los hechos históricos sin querer ahondar en demasía en los chanchullos cortesanos. Es una pena, porque explorar las posibilidades que ofrecen las disputas políticas son siempre un llamativo anzuelo para ampliar el texto, enriquecer personajes y exponer los diferentes puntos de vistas que estos adquieren. Como los planes del fanático religioso y futuro heredero Alexis, u otras conspiraciones que incluyan a nobles y poderes religiosos. Es cierto que Price expone tales entretenimientos pero sin la profundidad necesaria que pueda parecer un problema insalvable que aumente el interés del relato, salvo tal vez la guerra contra los turcos. Sin embargo, el autor prefiere focalizar el protagonismo en Katrina y pasar de puntillas en algunos aspectos que hubieran enriquecido notablemente el conjunto del libro. Que Katrina sea el personaje principal no es motivo suficiente para ahondar en otras profundidades que también a ella le tocaba en algo. Por ahí andaba aunque fuera la concubina. Al menos queda el consuelo de que la novela histórica suele descubrir hechos realmente insólitos, como descubrir cómo una mujer llegó a convertirse en zarina tras ser un simple trofeo de guerra, del botín que corresponde al vencedor de las guerras de antaño.
Tenía los ojos abiertos, y ella los estuvo contemplando un buen rato para ver si parpadeaban. Pero no lo hicieron.
Katrina
Jeramie Price
GP, 1975
Col Reno, 111