20 de agosto de 2021

Deadwood: la película

A pesar de ser una de las mejores series de HBO, sus altos costes de producción terminaron por abocar a la serie su cancelación en 2006. Desde entonces se extendió el rumor de finiquitar la serie en forma de película; una opción habitual que responde a la necesidad de contentar a los aficionados de la serie y a la propia labor de producción, al querer dejar por todo lo alto un proyecto ligado a la calidad. Pero ése run run se extendía de manera esporádica, calentando las cabezas de los aficionados mientras el tiempo pasaba sin que nada se concretase y todo parecía indicar que la película estaba condenada a quedarse en la eterna promesa sin cumplir. Finalmente, y con más de una larga década transcurrida, el creador de la serie, David Milch, pudo confirmar que Deadwood tendría su resolución en formato cinematográfico, gracias en parte, a que el estado de California ofreció ventajas fiscales al canal para poder rodar el filme. Ay, el vil dinero que mueve el mundo. El otro gran problema venía a la hora de cuadrar las agendas de trabajo del amplio abánico de actores que formaban la serie. Por fortuna, cabe destacar el enorme compromiso de los intérpretes por cerrar la historia de este magnífico western. Porque prácticamente están todos, salvo Powers Boothe, quien falleció en 2017, como los mosqueteros, sumando esfuerzos para dar salida a una serie que transita en el ámbito de la leyenda. 

Apunta a tiroteo - HBO

Una vez realizada y tralsadada a la plataforma correspondiente, la película también sirve para reivindicar la serie, una notable exposición de publicidad hacia nuevos espectadores que por las circunstancias que fueran, obviaron esta producción en su día, y tengan a bien conocer los inicios de la serie. Además es una recomendación, pues se hace imprescindible conocer las tramas pasadas para poder disfrutar totalmente de la película. Es algo lógico que ayude a entender el contexto, la relación que hay entre los personajes y ver cómo un mero asentamiento de buscavidas, termina por convertirse en una ciudad, donde el progreso va ligado a la corruptela del negocio. En la trama del filme, el salto del tiempo son 10 años, correspondido por el cambio físico de los propios actores y por el crecimiento del pueblo, cuyo arranque viene a conmemorar la creación del estado de Dakota del Sur y la llegada de los políticos de turno para celebrar tan insigne fecha. Por ahí viene el gran ogro, el poderoso George Hearts a la cabeza, reconvertido en un distinguido senador de California y con la idea clara de hacerse con unos terrenos para poder instalar los postes de la modernidad que eleven su chequera empresarial. La presencia de Hearts despierta el resquemor del pasado, las viejas deudas que quedaron pendientes, o escondidas en el resquemor de los personajes, y si se necesita ayuda, el director, Daniel Minahan ha tenido a bien situar pequeños flashbacks que recuerdan al espectador las conexiones entre los protagonistas.

De entre todos los personajes, siempre destacaron al sheriff Bullock y el empresario Al Swearengen. Ambos vuelven a copar mayor protagonismo que el resto, en un filme, que busca dar el protagonismo justo a todos y a cada uno de los intérpretes que llenaron las anteriores temporadas. Obviamente, el tiempo de este formato impide mayores glorias individuales, pero con la dignidad suficiente de proponer una trama realista, cocinada a fuego lento y que incorpora a todos en su desarrollo. Quien más pierde, es sin duda Al Swarengen, en una especie de devoción hacia el locuaz granuja, a la hora de buscar redimir su figura cuando vislumbra que la muerte asoma por la esquina. En parte es una pena que la doble moral que aunaba este memorable personaje, interpretado por Ian McShane, se quede algo apaciguada ante los acontecimientos que sobrevuelan este regreso y quede un poco al margen. Sin duda, su capacidad de trapichear sobre los asuntos de la ciudad lo convertían en un autentico jerarca que dominaba la vida del pueblo desde su particular atalaya. Sin duda había que empezar a derribar mitos y nada mejor que reconvertir al gran canalla en una especie de viejo padrino que otorga su bendición al resto mientras les aconseja de cara al futuro. 

Ian McShane divagando sobre los ceros del cheque - HBO
Deadwood: la película cumple a la perfección el objetivo de cerrar la serie con una resolución al gusto de los fans. A fin de cuentas, el filme continua la línea previa con una entretenida trama y narrada de manera similar al formato de los episodios vistos en las temporadas que la dieron vida. Nada de excesos cinematográficos sobre una manera de narrar que tenía su propio sello marcado. El pueblo vuelve a ser ese lugar sucio, mezclado por el barro de las calles, los certeros diálogos y el poso de la violencia que representa la evolución del pueblo americano del fuerte sobre el débil. Quedan, por supuesto, atisbos de humanidad, de redención, como la gran borracha representada por Calamity Jane, la heroina vaquera que regresa al pueblo como guía de los espectadores para soltarnos un último arreón de nostalgía; pues ella arranca el final del enorme viaje emprendido en 2004 y representa parte de la leyenda del salvaje oeste, como el homicio de su amigo Bill Hickock o el enorme talento que se agrupó alrededor de la figura de David Milch.

Deadwood. La película
HBO, 2019

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Deadwood T1
Deadwood T2
Deadwood T3

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