42 años después, la saga galáctica echa el cierre al culebrón del apellido Skywalker. Ya era hora, aunque el negocio alrededor de Star Wars está más que asegurado para que Disney pueda seguir rentabilizando su inversión y, al menos, ofrecer nuevos productos que logren aupar las producciones sobre este universo a las nuevas generaciones; tal como parecen indicar los cantos de sirena que ofrecen el estreno de The Mandalorian.
Pero a finales de 2019 quedaba por dar la puntilla a la historia original con el noveno capítulo de la serie. Su predecesora, Los últimos Jedi, ha sido una película tan ampliamente discutida, que la repercusión de su estreno ha terminado por afectar los planes de la poderosa industria del ratón y su planeado calendario de estrenos. Para empezar, se contó con la vuelta de JJ Abrams para asegurarse el cierre de la trilogía; también se desechó el guion previsto de Colin Trevoror y hasta se ha dejado en suspenso el encargo de crear una nueva trilogía bajo los mandos de Rian Johnson. Poca cosa.
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Al fin, todos juntos en el Halcón - Lucasfilm LTD |
En buena medida, Disney ha acertado en dar portazo a la historia creada por George Lucas en un tiempo muy muy lejano, para poder dar paso a otras opciones que estén fuera del acaparador clan Skywalker y del culo particular del aficionado con tendencia a enjuiciar, rehacer y socavar las obras expuestas con anterioridad.
El ascenso de Skywalker supone un correcto cierre que busca contentar a todos aquellos que se rasgaron las vestiduras con la atrevida propuesta de Johnson, quién a la postre será recordado como el vencedor moral y artístico ante tanta controversia acumulada. El creador fetiche en levantar franquicias comerciales (Misión Imposible o Star Trek) acude al rescate de echar el telón y con la clara misión de contentar a una mayoría de aficionados. Y en parte, Jar Jar Abrams ha salido escaldado por buena parte de la crítica profesional, inclinada en favor del atrevimiento de Johnson frente al conservadurismo de Abrams. Y eso que el director ha realizado un enorme esfuerzo por intentar sacar adelante su proyecto, sin guardarse nada en la recámara y buscando exponer buena parte de la pesada artillería que proporciona un mundo con tantas posibilidades.
Curiosamente, destaca el rescate del emperador Palpatine como el villano de la función. Un detalle desvelado en tráileres precedentes y que dejan de lado las habituales precauciones por destripar cualquier sorpresa previa al estreno. Seguramente sería complicado mantenerlo en secreto pero, qué bien hubiera funcionado si el espectador llegase virgen al cine y se encontrará nuevamente al malvado de las trilogías anteriores al frente del cotarro. Después de recuperar a Han, Leia, Luke, los droides y al felpudo con patas, en plan tutelaje sobre los nuevos personajes, aún quedaba otro viejo héroe de la trilogía original. Un cascado Lando Calrissian vuelve a los mandos del Halcón, con la misión de otorgar esperanza a los héroes del presente mientras nos conecta con la nostalgia del pasado. Una melancolía constante, de la cual apenas podemos escapar, incluso entre las ruinas de la Estrella de la Muerte, en uno de los mejores momentos de la película.
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Fin de la fiesta - Lucasfilm LTD |
El desarrollo de la trama contiene otras gratas sorpresas bajo la manga. Pequeñas perlas que elevan de manera puntual las desventuras de nuestros héroes. Pero antes conviene recordar que está es la película con mayor duración de las nueve que componen la saga. Un mal síntoma, cuando se recurre al exceso de tiempo para explicar detalles que necesitan estirarse en lugar de abreviar o dar por sentado que el espectador es más inteligente que el mero hecho de dejarse llevar por el espectáculo visual, algo que a estas alturas del nuevo milenio se da por hecho. Sin embargo, uno de los males de El ascenso de Skywalker, es la carrera continua. El estrés que provoca el atropellado salto de aventura en una especie de misión a contrarreloj que afecta incluso a que las partes dialogadas se vean tan aceleradas como la estúpida moda de ver series a una mayor velocidad de reproducción. Para colmo de males, este disparate se encuentra en el arranque, creando una sensación precipitada que afecta al resto de la película al que la cuesta reconducir el trasiego creado.
Sin duda, éste es el mayor de los problemas. Al generar una excesiva velocidad que en lugar de crear expectación por los continuos cambios, logra el efecto contrario. Por supuesto también hay notables aciertos, sorpresas y hasta dislates. Facetas que muestran un producto sin redondear, con una producción y guion retocados por las prisas de verse obligados a estrenar una cinta con fecha prefijada.
Las preguntas del condicional quedan descatalogadas ante la realidad que supone ver el final de la saga galáctica en pantalla grande. Una situación triste, por llegar al final del maravilloso viaje iniciado en 1977. Al menos quedan retazos interesantes, incluso un buen combate, por fin, filmado entre la dupla protagonista. Los verdaderos pilares que sustentan el interés del último filme. El conflicto entre Rey y Kylo Ren. Ambos actores estarán asociados a estos personajes de por vida. En primer lugar, cabe destacar el buen hacer que llevaba arrastrando Adam Driver. Sobre todo por la alargada sombra de Darth Vader y cómo ha logrado elevar al chico malo fuera de las odiosas comparaciones. El personaje de Ren tiene el redito de marcar su propio camino, que no es poco.
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Muy fan - Lucasfilm LTD |
Y por último está el mejorado trabajo de Daisy Ridley; con el crecimiento de su figura alrededor del mito Jedi y la correspondiente búsqueda de respuestas de la chatarrera sin apellido. Tan importante como desvelar el círculo vicioso del que anda atado la familiar mitología de Star Wars. Una redundancia que afecta al espectador clásico de algo ya visto, una repetición curiosa frente a los intentos místicos y oscuros de otorgar una nueva dimensión al famoso lado oscuro. Reconozco que Abrams se ha esforzado, y pese los palos dados a ciegas.... un servidor siempre será un fiel creyente de la Fuerza.
El ascenso de Skywalker
JJ Abrams, 2019
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El ataque de los clones
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La venganza de los Sith