Después de andar a la gresca en asedios previos, este nuevo Episodio Nacional traslada a Cádiz un tercer cerco tras los vistos en las obras de Zaragoza y Gerona. Ante el avance de las tropas francesas a lo largo de la península, la resistencia española termina por aglomerarse en la capital gaditana. Por suerte, el dominio marítimo permite superar el acoso invasor y sobrellevar la presión francesa bastante mejor que las dos ciudades anteriormente citadas. Una esperanza que empieza por acumular a la mayor parte de los diputados de las Cortes españolas, cuyos miembros se trasladan a Cádiz para dar pie a la disputada creación, entre diferentes pareceres de sus señorías, de la Constitución de 1812. La famosa Pepa hispánica que acumuló tantas buenas intenciones y adelantos para la sociedad española, como ineficaz a la hora de ponerse en practica, al hallarse la mayor parte del país bajo el dominio de Francia.
Gabriel de Araceli retoma el protagonismo narrativo en la ciudad que le vio nacer, mientras que Galdós recupera para la causa a diversos secundarios de capítulos precedentes: como la condesa Amaranta, la familia Rumblar, doña Flora de Cisniega o la importante variante femenina de Inés, la joven por la que Gabriel lleva suspirando desde los inicios de sus aventuras. Entre todos formarán la trama de una novela que cuenta con los importantes acontecimientos históricos descritos como telón de fondo.
-Pero el rey gobierna, y las Cortes, según el uso antiguo, votan y callan. Amaranta
Tal contraste, evidencia un paralelismo con la sociedad de la época entre liberales y absolutistas, facciones políticas que dividirán España en una tradicional confrontación que se extenderá a lo largo del siglo XIX. Galdós expone ambas vertientes a lo largo de las páginas, con visitas esporádicas a los discursos de diferentes figuras históricas en las Cortes o las visitas que se reproducen en casa de la familia Rumblar, tertulias inclinadas al orden tradicional en consonancia al ideal de la matriarca.
A pesar de la importancia del escenario y de los acontecimientos dados en Cádiz, a la historia propuesta por Galdós le falta empaque en su elaboración. Se echa en falta una mayor complejidad en los supuestos malentendidos que enervan el corazón de Gabriel; a fin de cuentas, el lector lleva bastante tiempo tragando las dificultades de su historia de amor con Inés y los diferentes zarandeos que han dado. Bien pudiera haberse esforzado más en caldear las brasas de los triángulos amorosos que parecen querer evocar alguna obra teatral del siglo de oro español, donde los amantes sufren todo tipo de complicaciones que den contenido al texto. Los clásicos equívocos caen en una brevedad demasiado simple, sin mayor sorpresa que aventure algún punto importante que eleve el interés de la novela, salvo la de esperar a que caiga por si sola mientras el autor nos entretiene con su habitual verborrea entre personajes, algunos puntos cómicos que rescaten su pasión por las quijotadas de personajes agarrados a un ideal caballeresco pasado de rosca y la inclusión de algunos figuras relevantes de la época.
… el quijotismo español de hoy se parece al antiguo, como se parece el mulo al caballo. Lord Gray
La aventura continua, aunque el listón precedente sobresalga en mayor medida que esta última obra galdosiana. Al menos queda por ver a dónde nos llevan los últimos movimientos de Gabriel, porque normalmente su protagonismo quedaba relegado a una figura más narrativa que a acaparar el protagonismo. Gabriel empieza a tomar decisiones relevantes dentro de sus capacidades y hasta donde alcanzan sus movimientos. Una iniciativa interesante que está por ver hacia dónde se dirige.
Benito Pérez Galdós
Episodios Nacionales, biblioteca El Mundo
Espasa Calpe
Unidad Editorial, 2008