Escribo estas líneas
a principios de febrero. Mientras que su publicación en el blog será por
diciembre de 2013, un acto previo al estreno de la segunda parte
cinematográfica de El hobbit. Con el título de La desolación de Smaug.
Como ya hice con la lectura del libro en 2012. Es posible que vuelva a
ver esta película antes de acudir a contemplar la continuación de las aventuras
de Bilbo y la compañía de enanos liderada por Thorin. Pero aprovecho el
reciente visionado en 3D y los famosos 48 fps para desahogarme ante la nueva
incursión de Peter Jackson en la Tierra Media. Y así cojo algo de fuerzas para
intentar no dar portazo a esta nueva saga fílmica. Tan de moda últimamente en
Hollywood.
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Entrada y gafa 3D |
Un viaje inesperado es una correcta
película de aventuras que, sin embargo, no cumple ni con las expectativas creadas
por un público fiel, deseoso de revivir la acertada adaptación anterior, ni con
aquellas personas que ignoraban el mundo tolkiniano y que sin embargo
disfrutaron de la magna trilogía de El señor de los anillos. Jackson ha
perdido fluidez y ritmo, mantiene cierta intensidad y sentido épico pero el
coctel le sale rana en una alargada película de casi tres horas de duración.
Y con el metraje no pretendo sumarme al amplio volumen de críticas sobre la
realización de una trilogía basado en un libro bastante corto, aun menos con el
único pretexto de hacer caja, que también, porque el cine además de ser arte es
negocio.
Si Jackson y sus compinches pretenden sacar tajada, lo mínimo exigible
es que se ofrezca algo que merezca la pena. Y como la película es una
ADAPTACIÓN puede incluir los cambios oportunos que le permitan aumentar el
interés de la historia que está narrando. Cuando me leí el libro, me percaté de
que la novela apuntaba muchas ideas sin desarrollar. Un ejemplo que seguro
aparece en esta segunda cinta es la del personaje de Bardo. ¿Nadie protesta
porque Bardo, el descendiente de los dirigentes de la ciudad del lago, apenas
tenga el protagonismo que se merece en la propia novela? ¿Acaso este demérito
de Tolkien no es un acierto de Jackson? Pues sí, lo es. El director suma
personajes y los complementa en la historia que él nos narra en cine. Como la
figura de Azog, el líder orco como principal enemigo de Thorin. Un notable acierto
por parte de los guionistas de colocar la antítesis del héroe desde el
principio. Sumando así una complicación más a las que se enfrentará la compañía
camino de Erebor.
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Ehh, que si voy¡¡¡¡ |
Otro acierto de esta
nueva trilogía es la introducción de la subtrama del Nigromante; en
parte se
hace de forma tosca y alargada en forma de bronca al mago gris, en esa extraña
secuencia de cameos con Cate Blanchett y Christopher Lee, pero es un buen apoyo
hacia donde apunta esta nueva saga en su tercera parte. También me gustaría destacar
la personalidad de Thorin como algo positivo, el personaje transmite cierta
arrogancia propia de hijo de reyes con la soberbia y cabezonería de la raza de
los enanos. Incluso la probada desconfianza hacia Gandalf sobre los métodos y
el rumbo a seguir. Una vez terminada está breve colección de loas y algunas
consideraciones sobre la libertad que todo autor merece en esta adaptación;
toca ponerse serio y sintetizar en una sola palabra la sensación que me produjo
la cinta en muchos pasajes. Aburrimiento. Pues sí, aun viendo y valorando
algunas virtudes, el conjunto de la película no alcanza ni la intensidad ni el
interés necesario para dejarnos sentados en la butaca durante casi tres horas.
Si en la anterior trilogía nos regalaron, previo pago, las versiones
extendidas, en esta ocasión, espero que algún montador con cierta habilidad para
el recorte meta la tijera a esta representación circense del más difícil
todavía.
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¿Éso es un ladrón? |
Jackson se empecina
en alargar secuencias sin alma o exagerar en demasía la dificultad del viaje.
¿Era necesario mostrar la habilidad virtual de los responsables de efectos
especiales en el combate de las colosales rocas??? ¿Aporta algo, salvo
hiperbolizar los peligros de la Tierra Media? Otro aspecto exagerado es la
huida del interior de la montaña con cientos de trasgos persiguiendo a los
enanos. Es el divertido momento de adaptar los famosos videojuegos de
plataformas al cine. ¿Se acuerdan de Sonic y su velocidad? Pues aquí se
confunde con el famoso tocino al acelerar la persecución, saltando puentes de
madera, eliminando adversarios con los ítems que van recogiendo, cayendo
cientos de metros para supuestamente adentrarnos en la vorágine de la epopeya.
Esta claro que la introducción del Anillo Único pedía su parte de protagonismo
pero falta algo, tal vez la muerte de algún enano para aumentar el drama en un
momento de bajón sentimental frente a tantas peripecias, aunque hubiera sido
una herejía cambiar esa parte del libro para algunos puritanos. En cambio
continuamos con más persecuciones y más correrías que llegan hasta el quinto
pino. Literalmente.
Me estoy extendiendo,
y no es normal aunque mi nivel de frikismo lo exija. El 3D sigue siendo una
molestia cuando el estilo videoclipero campea a sus anchas en las batallas.
Tanto movimiento brusco me incomoda aunque su finalidad siempre sea otra. Cuanto
hecho de menos las trabajadas coreografías o el hábil montaje sobre los
bandazos de cámaras. En cuanto a los 48 fps.... pues ni fu ni fa. Mi miopía y
la leve oscuridad que aportan las gafas tridimensionales eclipsaron algo ese
leve y extraño movimiento del principio. Pasados unos minutos me olvidé de la
velocidad de grabación hasta bien avanzado el filme. Poca sensación en este
primer pase del que solo la sabiduría del tiempo sabrá colocar en su debido
lugar.
¿Qué tengo en mi
bolsillo? Bilbo Bolson