En el habitual trasiego que suele darse con series que terminan siendo
llevadas al cine, puede decirse que hay dos modelos a la hora de
afrontar la adaptación. Una de ellas sirve para rendir tributo al
formato televisivo (
Sexo en Nueva York)por el éxito alcanzado; mientras que otra opción viene dada a finiquitar la obra en pantalla grande (como de
Firefly a
Serenity). Algo así debió pasar con los creadores de
El séquito,
decididos a una segunda oportunidad de cerrar la serie tras una
almibarada octava temporada que supuso un final bastante flojo. La serie
narraba las vivencias de una estrella de Hollywood, Vincent Chase
(Adrian Grenier), que para hacer más llevadero el éxito alcanzado se
rodea de sus colegas de toda la vida; de ahí el titulaje hispano de
El séquito.
En las ocho temporadas que duró la serie, los espectadores pudieron
disfrutar de una entretenida comedia sobre los entresijos de las grandes
producciones cinematográficas y el exagerado modo de vida de quienes
viven en ese circo. El cachondeo y la caricatura del entorno, jugaron un
papel vital para que la serie tuviese una gran acogida por parte del
público americano, incluso de numerosos rostros conocidos de la
industria que vieron con buenos ojos autoparodiarse o dotar de realismo a
la ficción a través de numerosos cameos.
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Los protagonistas -Warner Bros. Entertainment
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Sin embargo, la película vino a corregir un final excesivamente edulcorado, un claro ejemplo de mejorar un producto que no logró satisfacer la expectativa creada en televisión mientras se busca la complicidad cinematográfica de elevar el listón en la despedida. Uno de los aciertos fue mantener a Doug Ellin como guionista y director; como creador de la serie era una elección sensata si se quería mantener el estilo de la narración y con derecho al remiendo de los pecados cometidos con anterioridad. De entrada y para todas aquellas personas que desconozcan los vaivenes precedentes en la serie, el arranque de la película enlaza correctamente con una buena presentación a través de una serie de entrevistas televisivas a los personajes implicados. Y un claro ejemplo del cambio de formato, como cuando se desarrolla una segunda parte peliculera, es mostrar un planteamiento novedoso y hasta una cierta exageración que permita tal continuación. En esta ocasión con la pretendida idea del famoso actor de ponerse tras las cámaras para llevar a cabo su particular visión del séptimo arte. Esta es la propuesta que plantea el conflicto inicial, cuando los problemas vengan de la necesidad de alargar el presupuesto para poder finalizar el filme. Un buen tema para dar entrada al secundario de lujo, el anterior agente de Vince y acaparador premios e insultos, Ari Gold. Personaje memorable y que dirige ahora un potente estudiodonde necesita convencer a los inversores para que aumenten un presupuesto que se ha quedado corto. Una ardua tarea si encima la película mantiene un cerrado hermetismo sobre el contenido de la misma. Ese es el plan y por el que gira todo el argumento que permite a los protagonistas volver a exhibir los trapicheos de Hollywood mientras se pasean alegremente por fiestas, alcohol y mujeres que destacan esa superficial capa que destila el mercadeo de las apariencias, las carnes y los egos.
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Johnny Drama, siempre en mi equipo - Youtube
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Uno de los puntos a favor del filme es que mantiene el ritmo endiablado de la serie; con una ilógica y estúpida carrera de mostrar numerosos cameos del gremio, aunque éstos sirvan de poco o nada al desarrollo de la película. De ese largo listado también se rescatan a algunos secundarios que vienen a verse homenajeados por su aparición estelar en el formato televisivo. Bob Saget o Gary Busey entre otros. Una suerte de reunión de amigos que la hace parecer divertida a quienes reconozcan las aventuras del pasado. Pero la película debía dar una paso adelante y centrarse en el problema de lograr el dinero para terminar el proyecto de Vince, difuminado ante esta premisa elemental frente a los problemas que acarrea un fenomenal Haley Joel Osment, como el hijo consentido del principal accionista y encargado en torpedear todo lo posible la financiación. Por ahí se nota la mano de Ellin y su buen hacer televisivo que permite el tiempo necesario para que los protagonistas tengan su particular aventura. Los clásicos enredos de los personajes alrededor de las faldas femeninas, la imperiosa caída de la carrera de Jhonny Drama o el buen hacer de Ari Gold por mantener un equilibrio que le permita cuidar su matrimonio mientras se desvive por sacar adelante el proyecto cinematográfico de su añorado Vincent Chase.
El séquito mantiene ese aire gamberro y de lujo que caracterizó a la serie, de hecho, se hubiera podido trocear sin dificultad en lugar de plantarnos la diversión de manera continuada. Cumple con el clásico refrán del capítulo alargado, un logro que mantiene el espíritu precedente pese a que esta cita con la pantalla grande se olvide algo la trama central. Aún así, este epílogo mejora el producto de manera completa.
Entourage (El séquito)
Warner Bros, HBO, RatPac, Closest to the Hole Productions y Leverage Ent.
Doug Ellin, 2015
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