Nunca mejor dicho, Akira es la obra más emblemática del manga japones y el punto de partida para acercar este arte nipón al mundo occidental. Parida por Katshuiro Otomo, Akira reune en seis volúmenes una fascinante aventura épica en un futuro alterado por la explosión de una bomba atómica en 1986 en la capital japonesa. La historia arranca años más tardes sobre los cimientos de la nueva capital, Neo-Tokyo, una megalopolis tan brutal como inmensa. El punto de partida es cuando Tetsuo, miembro de una banda de moteros, sufre un accidente de moto en una autopista cerrada de la antigua ciudad por culpa de un extraño niño con la cara de un anciano. Kaneda es el líder de esta banda de inadaptados y protagonista central de la obra, acabará por ingresar de manera involuntaria en un grupo contrario al gobierno e indagando en el misterioso proyecto Akira junto a Kay y Ryu, miembros de un grupo disidente.
Mencionar el nombre de Akira es citar una de las obras más influyentes del fenecido siglo XX, Akira es mucho más que el culmen de Otomo, Akira es la puerta de entrada del manga a Occidente, el icono que desató finalmente la inclusión de esta cultura con la inestimable ayuda de la globalización. Akira no fue la primera obra pero sí la referencia y el inicio hacia una nueva forma de contar las cosas. Porque Akira es muy manga, tanto que uno no puede ocultar verse sorprendido por la fuerza visual que Otomo imprime a las ilustracciones o ese humor tan oriental, tan simple, tan Disney...
Los seis volumenes se leen con una velocidad de vertigo solo hay que dejarse enganchar por una compleja historia de pura ciencia ficción, con un amplio panorama de personajes y subtramas que se abren y se cierran a lo largo de los tomos. En mi caso particular, por fin me he quitado ese vacio anual de dejar para mejor ocasión la lectura y disfrute de este voluminoso libro. Ya puedo retirar la lectura de Akira de mi lista de asuntos pendientes. Tal vez podría haber realizado una entrada por cada volumen pero apenas he tenido tiempo ultimamente, cada vez que acababa un tomo necesitaba empezar con el siguiente de manera automática. Akira engancha.