29 de enero de 2021

El Corsario Negro

Fue uno de los grandes personajes creados por el italiano Emilio Salgari y uno de los más populares entre sus lectores. Bajo el apodo del Corsario Negro, se encuentra un noble italiano que responde al nombre de Emilio de Roccanera, señor de Ventimiglia. Figura que ha cambiado la comodidad otorgada de nacimiento por la piratería. La causa de tan brusco cambio viene dada por una vil traición que acabó con la vida del hermano primogénito del protagonista. El culpable responde al flamenco nombre de Wam Guld, un astuto mercenario al servicio de la corona española cuyos méritos le han llevado a gobernar Maracaibo, una importante ciudad situada en Venezuela. Hasta aquellos lugares se desplaza el Corsario y el resto de sus hermanos, disfrazados de bucaneros de colores en búsqueda de venganza. Sin embargo, el malo de la función ha logrado cargarse a los otros dos hermanos, dejando al protagonista de la novela enrabietado y en soledad. Tal es su dolor, que llega jurar en arameo sobre las aguas del golfo acabar con su fatal enemigo y con todos los familiares que osen ostentar el apellido de Wan Guld. No está mal de partida tal deseo de venganza.

Por ahí arrancarían las aventuras de la novela, encuadrada en el clásico listado de joyas juveniles por su hábil registro de entretenimiento continuo a lo largo de los capítulos. Y aunque el protagonista acumule los habituales atributos de liderazgo, inteligencia y dominio de las armas, siempre es necesaria la ayuda de los leales compañeros en las múltiples peripecias a las que deben hacer frente. Con la estelar aparición de un vizcaíno, Carmaux, un hamburgués, Wan Stiller y un negro, Moko; intrépidos compañeros dispuestos a seguir los pasos de su capitán para llevar a buen puerto la aventura. Incluidos los habituales toques de humor que aportan los secundarios.

La aventura propuesta por Salgari anda dividida en dos bloques bien diferenciados entre ellos, separados a su vez por varios capítulos cuyo contenido albergan suficientes argumentos para enganchar al lector. Es parte de la gracia y característica de las novelas de aventuras, proponer numerosos vaivenes y dificultades donde los protagonistas andan siempre en la difícil tarea de seguir avanzando ante los obstáculos que surgen en cada episodio. Estos baches a superar, serán claves para entender ese entretenido enfoque que acumula acción, valentía y destreza, tanto en el momento de resolver entuertos como hacer uso de la violencia. Otra característica divertida que suelen compartir las novelas de aventuras que recorren diferentes lugares del mundo, son las habituales descripciones de la flora y fauna del lugar. Un recurso similar entre autores que debían echar mano constante de la enciclopedia adecuada para poner en boca del personaje de turno las descripciones y conocimientos más precisos. En esta ocasión vienen dadas por un simpático soldado catalán, que acompaña en parte de la aventura al Corsario.

Aunque la piratería suela representar una imagen bucólica y hasta amable en la actualidad por culpa de películas de renombre, conviene recordar los estragos que causó en diferentes partes del mundo una forma de vida sustentada en el pillaje, la esclavitud y el asesinato para poder lucrarse. Emilio Salgari también se apunta a idealizar las acciones de estos hombres, gracias al romanticismo que otorga la distancia de los siglos sobre los rudos hombres del mar. Y sin ningún rubor en exponer una serie de conductas que van desde el honor y el reconocimiento de sus acciones, como si fueran elogiables tales actos. Tal blanqueo no justifica ponerse en perspectiva del sumo interés que tenían diferentes potencias europeas en minar la explotación del continente americano por parte del imperio español, y sufragar a los mismos piratas para tal fin. En paralelo a la historia del Corsario, Salgari sitúa a famosos piratas de la época: El Olonés y Miguel el Vasco entre otros. Un apunte interesante, a pesar de mostrar a estos piratas desde un punto de vista bastante amable, fuera de la crueldad que requería una novela más realista. Del resultado del pillaje y de la destrucción que a su paso dejaron, Salgari apenas le dedica unas pocas líneas. Porque su interés radica en convertir a esos piratas en valientes y esforzados hombres con apreciables sentimientos. Algo demasiado noble para quien decide llamarse pirata, aunque el propósito final sea enmarcar al héroe de la función; un tipo llamado Corsario Negro y que a pesar del oficio escogido, pertenece a la vieja nobleza europea y que como buen caballero, ejerce a lo largo de las páginas. Esta importancia de subrayar una postura caballeresca viene a reconocer unos valores que tienden a resaltar la superioridad moral del héroe, como reconocer el valor de sus enemigos y hasta perdonarles la vida frente a una realidad que andaría lejos de tan nobles intenciones.

Pero el interés de la época de Salgari requería plantear la aventura desde una perspectiva alegre, sugerente y juvenil, como todo buen adolescente que se rebela ante las normas establecidas y piensa inútilmente que puede cambiar el mundo. Podría decirse que el protagonista de Salgari andaría fuera del encasillamiento clásico de pirata por sus acciones. Su único interés es cumplir con su juramento y acabar con su mortal enemigo. En realidad, es una característica habitual de los escritores de aventuras de finales del XIX, del mismo modo que ya hicieran Julio Verne o Karl May con sus protagonistas inmaculados. Una superioridad tan grande que abarca incluso a la moralidad, héroes impolutos que alcanzan un estatus superior gracias a sus acciones. El Corsario Negro es una entretenida novela que ha logrado superar el paso del tiempo sin apenas perder parte de su encanto. Un lectura bien avenida hacia el mero entretenimiento y alguna que otra sorpresa que podría haber dado pie a un complejidad interna del héroe en los títulos siguientes. Sin haberlos leído, está claro que Salgari optó por salvaguardar a su héroe de los demonios que podrían haberle corroído por dentro. Aunque eso sea parte de otra historia.

-¿Y por qué antes que nosotros?
-Señor, yo soy español -dijo el catalán con tono grave.
-Continua hablando.
-Espero que me permitáis morir al lado de mis camaradas y que no me obliguéis a luchar en vuestras filas contra el estandarte de España.

El Corsario Negro
Emilio Salgari, El País Aventuras, 2004


12 de enero de 2021

Vol 20

No había ganas de rememorar el 20, ni de revisar las pocas entradas dedicadas al blog en un áspero, complicado e histórico año. Tampoco es necesario relatar cosas tan manidas sobre una pandemia cuyos males todavía nos acompañan y amenazan con ensombrecer este fantástico arranque de año nuevo. Asalto al capitolio yanki y el temporal Filomena mediante. Aún así, me he animado a deshoras a echar la vista atrás para hacer un pequeño balance de cómo avanza este blog personal. Por poner cierto orden, conviene rememorar el fin de una saga peliculera anclada al famoso apellido Eskaiguolker; aunque a final de año los dueños del negocio han presentado sus planes de extender este singular universo en años venideros, un lucrativo negocio que amenaza con transformarse en un transatlántico de difícil digestión. Mi opinión sobre la última trilogía anda lejos del fácil odio que destilan otras libres opiniones mientras pienso, cómo cojones meter otra plataforma digital en casa. De momento vamos a evitar la tentación expuesta por el emporio del ratón.

Uno de enero del 21. Jugando en el Gúrugu

La literatura cubre nuevos frentes abiertos. En primer lugar hay que destacar el año galdosiano, algo ensombrecido por las circunstancias pero que ofrece una magnífica oportunidad para acercarse a una de las figuras clave de la literatura hispánica. Y entre tanta obra a escoger, nada mejor que acercarme a la voluminosa colección de los Episodios Nacionales, en un proyecto de lectura que se une a las ya abiertas con antelación. Trafalgar y La corte de Carlos IV son las primeras obras al largo listado dedicado a la historia española del siglo XIX. Por otro lado, hay necesidad de recuperar algo la alegría y para ese fin destaca el protagonismo de un cínico profesor llamado Henry Wilt, el icónico personaje creado por el británico Tom Sharpe. Viejas lecturas adolescentes donde echar unas risas ligadas a la siempre agradecida melancolía del pasado. Otros propósitos literarios caminan a buen ritmo, como la compra y lectura de algunos libros de mi particular colección Reno (con 13 nuevos títulos) y también de las obras del País Aventuras; aunque patiné con la elección de Thérèse Raquin del proyecto de Émile Zola.

A lo largo del año ha habido un leve resurgimiento betetero del que espero extenderme a lo largo del 21. Aunque se ha notado la perdida de destreza para sortear pedruscos, la edad también me ha dotado de cierta paciencia para evitar agujetas o dolores culones ante la falta de costumbre de salir con la bici de manera continuada. Sin embargo hay que lamentar oficialmente la perdida de Ofelia II, donde debiera darme un buen capón personal por no recuperar antes mi bici, a pesar de tener en mente la idea constante de restaurarla sin llevar a cabo tal idea pese al paso de los años transcurridos. Menudo zote estoy hecho. Los paseos por el monte se han reducido a nivel familiar, excursiones cortas y simples al nivel de una niñas más entretenidas en otros lares que ponerse en la ardua tarea de acumular kms.

Al menos dio tiempo a ver la exposición realizada en la Biblioteca Nacional de Madrid

El nuevo año apunta maneras donde seguro quedan niveles extras por vislumbrar y que obliga a ser precavido en una supuesta lista de tareas a realizar. Al final me doy cuenta de que se me acumulan tantos deseos, que el tiempo y las obligaciones ya se encargan de poner en su sitio las prioridades, algo que repercute en la escasa aportación al blog, a pesar de contar con 365 días por delante. Se nota el paso del tiempo y la tonta espera de que las esperanzas no se pierdan por el camino y a la espera de que Castilla abra la puerta con seguridad para poder retomar el trayecto del Cid. A ver si se cumple el ciclo y llegan los felices 20.

La agenda del 21 repite la misma fórmula.

DeRuta - Colecta Al Diablo

Libros - País Aventuras: El corsario Negro y El prisionero de Zenda 

Col. Reno - Hospital de sangre y Donde los vientos duermen

Episodios Nacionales: El 19 de marzo y el 2 de mayo, Bailén, Napoleón en Chamartín y Zaragoza

Reseña - ...