30 de diciembre de 2021

El prisionero de Zenda

Hace apenas cinco años, un grupo de amigos decidieron sacar adelante un proyecto donde dar cabida y promoción al ámbito literario. El objetivo era buscar un lugar abierto a la promoción, a la reseña, a la recomendación, a cualquier tipo de altavoz relacionado con el mundo de la lectura. La cabeza más visible en sus inicios fue el escritor español Arturo Pérez Reverte. A día de hoy, acoge un amplio y variado número de firmas conocidas en la plataforma internauta, llamada Zenda libros. El nombre elegido rinde homenaje a una ciudad ficticia, cuyo título de referencia literaria homenajea el clásico de Anthony Hope: El prisionero de Zenda. Motivo suficiente para leer una novela tildada como juvenil pero que puede leerse en cualquier etapa y a cualquier edad, sin negar el divertimento ligero que proporciona una novela adherida al género de aventuras. 

Un rey en la cárcel, quien lo viera
La aventura propuesta tiene como escenario un ficticio país llamado Ruritania, el lugar donde va a celebrarse la próxima coronación del nuevo rey. Hasta allí se traslada el protagonista de la novela, un británico segundón de una familia de bien, sin mayor oficio que vivir de ciertas rentas y que, por necesidades de la ficción, mantiene lejanos lazos familiares en el citado país. Las clásicas ramificaciones de la nobleza, cuyos bailes de faldas previos otorgó un característico color rojizo al protagonista, quien responde al nombre de Rudolph Rassendyll. 

Por medio de la casualidad, nuestro héroe se verá envuelto en una compleja conspiración por hacerse con la corona y el gobierno del país. Medio obligado por las circunstancias y un natural espíritu aventurero, Rudolph Rassendyll tomará partido en el teatro de las operaciones que planean los leales al rey, con el veterano coronel Sapt y el joven noble Fritz Von Tarlenheim a la cabeza. Nuevos amigos que refrendarán tal termino a lo largo de las páginas, para afrontar con valor, las aventuras y peligros a los que deberán hacer frente en el clásico viaje que transforme al héroe. 

Y todo héroe de aventuras necesita un antagonista de altura. De bien es sabido que cuanto mejor sea éste, mejor será el resultado final. Hope propone a un astuto duque con la firme intención de usurpar el trono: Michael el Negro, el hacedor de la interesante trama y que sabrá rectificar con frialdad ante la inesperada aparición del protagonista hacia su beneficio. Para añadir mayor dificultad, el malvado de la función cuenta en su repertorio con un variado grupo de mercenarios a su servicio, compuesto por seis profesionales dispuestos a cumplir las ordenes de su señor. Y por encima de toda esa banda, sobresale el arrojo y la temeridad de Rupert de Hentzau. Un joven impertinente, temerario y fascinante que cuenta con la audacia necesaria para lograr ser un enorme obstáculo en la misión de los leales del rey. Es tal la importancia que adquiere Rupert, que llega a disputar la querencia habitual del lector por el héroe principal, gracias a un desparpajo y simpatía que le proporciona un agradable carisma. Un hecho que el autor Anthony Hope tuvo en cuenta para trazar una especie de continuación de El prisionero de Zenda, otorgando al intrépido villano encabezar el título de la novela con su nombre, en una especia de continuación posterior. 

-No hay duda -exclamé- de que, mientras esté usted sobre la tierra, al infierno le falta su amoRudolph Rassendyll sobre Rupert

El prisionero de Zenda acumula el clásico tono de aventuras redundante en las obras del siglo XIX. Incluido el amor platónico que logra trastocar las buenas intenciones iniciales del protagonista, cuando el deseo de la mujer amada logre tocar la fibra necesaria que llegue a disputar la moralidad que encarna el héroe de la función, y éste se debata en la necesidad de continuar con la habitual ética intachable o se deje persuadir por un sentimiento tan humano como lograr su propia felicidad. La novela contiene elementos básicos de aventuras que logran entretener al lector de una manera tan simple como sencilla. Porque esta novela contiene sorpresas, elegancia cortesana, persecuciones, acción trepidante y un complot bien organizado que delata la dificultad del viaje para hacerlo más entretenido. Un buen cocktail arropado por el llamativo país ficticio, las intrigas y la gracia que siempre impera en un reino de corte victoriano. El prisionero de Zenda sabe a clásico, de los que siempre cumple con su cometido ameno y de diversión, el libro supera con creces el largo ya, paso de los años. Una novela señalada por muchos como imprescindible, y de referencia incluso en estos tiempos. 

El prisionero de Zenda
Anthony Hope

10 de diciembre de 2021

Masters del Universo: Revelations

Se cumplen 40 años de la creación de uno de los juguetes más exitosos de la década de los 80. Los hercúleos personajes de Masters of the Universe (MOTU), una pléyade de muñecos de plástico creados por la juguetera Mattel, con su correspondiente y propagandística serie de televisión. Éstos eran unos guerreros fantásticos de un planeta ubicado en el centro del universo, cuyos reinos luchaban entre sí para obtener el PODER. Tal poder, a modo de resumen, puede entenderse como un tesoro extra que eleva de categoría a quien ostente un arma mágico, como cuando adquieres un ítem particular de cualquier videojuego y te hace más fuerte ante el resto. En este caso una espada, el arma canalizadora que transforma a un joven príncipe Adam, en el musculado protagonista: He-Man. Apodado el hombre más fuerte del universo, con la misión de detener los intentos del villano, el memorable Skeletor, por hacerse con los secretos del castillo de Grayskull. 

Para conmemorar tal redondeo, el pasado verano llegó un pequeña terna de nuevos episodios de dibujos animados. Una buena apuesta, la de actualizar un éxito del pasado con la llamativa propaganda de la añoranza. El responsable máximo responde al nombre de Kevin Smith, conocido cineasta americano por sus trabajos como guionista, productor y otras actividades relacionadas con la farándula y el mundo de los tebeos. Una figura acorde a la hora de reponer las antiguas aventuras de He-Man a la actualidad del siglo XXI.
Los dibujos molan, eso sí - Netflix
Pero el adelanto fue solamente de 5 episodios. Tan esperados, que lograron llamar bastante la atención a la hora de su estreno en una plataforma online. Y pese a la decisión de retrasar el desenlace, otros cincos capítulos más con cuatro meses de espera. Sin duda era una buena manera de crear expectativas hasta la siguiente tanda, recién inaugurada en estas fechas tan cercanas a las puertas del mercadeo navideño. Pero este segundo estreno, ha jugado con el riesgo acumulado de una avalancha de críticas por parte de una mayoría del público al que iba destinado. Nada contentos con la primera parte de la historia. El contraste llega por parte de los críticos, prensa especializada y demás gentes opinadoras que han sido más condescendientes por la actualización de los héroes del pasado a los tiempos imperantes de la fragante actualidad.

Para aquellos que crecimos con todas esas figuras, la oportunidad de volver a disfrutar de nuevas aventuras de los personajes de nuestra infancia, supone una especie de revival. Una alegría contenida por una producción que resuena positivamente. Sobre todo si se expone como una continuación, una puesta a punto de las historias que ya se sabían con anterioridad, para dar paso a un horizonte nuevo y con una mirada algo más adulta. El acaparador Kevin Smith, acierta en dotar a la serie un tono intermedio, que eleve la recomendación del visionado para chicos algo más creciditos. Tampoco es que se pase de vueltas y la recomendación alcance la mayoría de edad, pero al menos intenta no caer en la infantilización del contenido propuesto, pues sabe que la mayoría de su público potencial anda más cerca de plantearse implantes capilares turcos. Ya en el primer capítulo surge la conexión con el pasado, al dar paso a una grandiosa batalla por hacerse con los secretos del castillo de Grayskull, con la novedad de que los malvados logran avanzar más de la cuenta. La resolución del episodio permite dar varios pasos hacia adelante, como si el lógico paso del tiempo hubiera alcanzado el apogeo de las luchas entre He-Man y Skeletor. Momento adecuado para que por fin, surja la posibilidad del experimento, de la visión de los creadores de MOTU: Revelations de avanzar y ceder el peso de la historia hacia otras latitudes. 

El modelo a seguir era éste: Conan
El protagonismo recae entonces en las dos únicas miembras femeninas de ambos ejércitos: Teela y Evil-Lyn. Ambas encabezan esta resurrección animada y la mayoría de las opiniones contrarias por descabezar a los clásicos protagonistas masculinos. Sin duda, lo mejor era tener paciencia para poder evaluar el pack completo, en lugar de despotricar a las primeras de cambio un nuevo intento de sodomizar la corrección de pensamiento. Las dos mujeres, antaño enemigas y rodeadas siempre de testosterona, serán las responsables de liderar las nuevas aventuras propuestas por Smith, al tener que unir fuerzas para volver a forjar la espada del poder y recuperar la magia, el ordinario elemento sobrenatural que nutre de vida al planeta Eternia, como si fuera un combustible fósil en peligro de extinción. 

La magia del recuerdo queda suplantada por una actualización acorde a los tiempos que corren. En parte hay que evolucionar, y el bueno de Smith debió recibir carta blanca para elaborar su propia idea; un proyecto que con el tiempo se demuestra que debió verse mejor de corrido en lugar de dejar tanto espacio entre ambas partes. La reducción del número de visionados de la segunda parte, constatan el diabólico poder que tienen los que de verdad tienen la sartén por el mango: los espectadores. Aquellos a los que Smith llegó hasta insultar por no dorar su obra en primera instancia.

En el interludio de las dos partes, hay una referencia excesivamente dada en la ficción, sobre todo en el genero fantástico: la perdida del sentido de la muerte. Que un personaje pueda volver a la vida resulta un fastidio. Es un recurso visto en exceso, una carta tan marcada, que pierde toda efectividad dramática cuando cualquiera puede volver del Arallu a resolver los problemas que dejó en vida. Ya tuvimos bastante con otra animada serie de éxito de los 90, con otro grupo de energúmenos que reunían unas bolas mágicas e invocaban a un lagarto gigante para que los muertos volvieran a la vida. Y mira que de primeras MOTU: Revelations tenía buena pinta, cuando los guionistas hacen valer cierta madurez a la hora de dar muerte a ciertos personajes. Un recurso necesario, al tratarse de una guerra, que demuestra la dificultad de la historia que están tratando de colarnos y añade hasta épica, cuando algún personaje llega incluso a sacrificarse por salvar a sus compañeros. Salvo la citada resurrección del infierno por parte de algunos privilegiados. Está claro que hay clases para todo.

A groso modo, la serie deja de lado cualquier atisbo de historia secundaria, pese a contar con un excesivo número de personajes a los que podría dar mayor desarrollo. Al menos, la serie al completo cumple con los habituales protagonistas de ambos bandos (Man At Arms, Beast Man, Orko...) Sin embargo, hay algunos ilustres que tienen una aparición tan fugaz como insulsa. Como meter a Ran-Man con calzador en un momento dado y sin venir a cuento de nada. Ante la falta de un desarrollo secundario, sólo queda agarrarse a un relato principal atiborrado de múltiples giros de guion, con la firme intención de sorprender como hacer perder al espectador la paciencia ante tanto rollo místico y todopoderoso. Hay una ida de olla peligrosa, cuando algunos personajes encarnan poderes realmente excesivos y similares, como si fueran unos vulgares Pokémon que han evolucionado tan alto, que los combates se transforman en un mero espectáculo de flipadas. 
El tamaño importa. O eso pensaron - Netflix

MOTU: Revelations, al completo, confirma ser una entretenida ficción que recupera a uno de los personajes icónicos de los 80. La historia de Kevin Smith es la suya, ni tanto ni tan poco. Los lameculos andarán encantados de poder sumarse al visionado de una historia que tiende a enredarse por sí sola, con tanta parafernalia al cosmos que se echa de menos algo más salvaje, más simple como darse de hostias gratuitamente. MOTU ya fracasó a principios del 2 mil a la hora de estirar el negocio con otra serie animada que pasó por la historia sin gloria ni repercusión. Ahora se ha intentado estirar el recuerdo y promocionar una nueva aventura que logre avanzar la historia, con aires nuevos a otros personajes, pese al excesivo chorreo del empoderamiento femenino. Tampoco conviene lapidar en exceso una visión personal. A fin de cuentas, cualquiera puede recuperar sus muñecos y montarse su propia película.

Kevin Smith, Netflix
Masters del Universo: Revelations

2 de diciembre de 2021

Zaragoza

Con esta novela, se supera el ecuador de la primera tanda de los Episodios Nacionales de Galdós. Y arranca con el joven protagonista, Gabriel de Araceli, junto algunos  de sus compañeros camino de Zaragoza en busca de refugio. Pero en la capital aragonesa andan bastante atareados después de haber resistido un fuerte asedio anterior por parte de las fuerzas francesas. La estratégica situación geográfica de la ciudad la convierte en un deseado objetivo por su conexión con la capital de España y la cercanía de la frontera con Francia. De este modo, Galdós vuelve a situar a su protagonista en un momento concreto y hacerle participé de la heroica resistencia que los habitantes de Zaragoza plantearon al ejército invasor a finales del acaparador año de 1808. La parte histórica señala una resistencia feroz, una enconada lucha que cuenta con parentescos similares a las mitificadas resistencias numantinas. Una demostración propia de la épica interesada, que sirva a posteriori para idealizar los arrebatos patrióticos de no dejarse conquistar por extranjeros. 
Zaragoza quedó en ruinas similares
Pero el relato de Galdós también se encarga de dotar vida a la ciudad y de rellenar los espacios necesarios por donde discurren los personajes de la historia. Como la familia  Montoria. Uno de los apellidos más notorios de la ciudad y cuyo patriarca, José de Montoria, acoge al bueno de Gabriel, y a su vez, éste, entabla una buena amistad con el menor de sus hijos: Agustín. El típico hijo espabilado en las letras cuyo destino anda encaminado a seguir los pasos de Dios. Pero ay, en su camino se cruza Cupido con una de sus melosas flechas y cuyo veneno le hace sucumbir a los encantos de María. Una hermosa joven que corresponde con amor juvenil las miradas, abrazos, palabras y deseos del futuro clérigo. Un importante obstáculo es que ella es hija de Jerónimo Candiola, un mezquino prestamista enemigo de los Montoria. Surge así un drama conocido, expuesto en numerosas historias donde dos jóvenes deben superar las cadenas del vínculo familiar para mantener la ilusión de estar juntos frente a las adversidades, y con los cañonazos de los franceses como música de fondo. En el trasfondo de tan dramático noviazgo llegan los arañazos de la guerra, a través de un sitio descomunal, descrito por Galdós a lo largo de una novela que llevó a los extremos la resistencia humana a lo largo de 2 intensos meses.

Seguramente, el reconocimiento popular de Trafalgar, ligada a su importancia bélica europea y a la llamativa batalla naval, tenga más audiencia o mejor publicidad entre los lectores. Pero en esta novela, Galdós se supera a la hora de describir el colosal asedio, con la llegada del enemigo en las primeras páginas y el rápido arranque de las hostilidades sobre los barrios más alejados de la ciudad. Después, se abre paso a la cronología, al relato de la historia ficcionada con sus personajes, arrebatos, deseos y miedos, como cuando la batalla se desplaza a los muros, a los barrios de los vecinos y la matanza alcanza el interior de los mismos edificios. Todo vale en esta fatídica lucha, incluso escarbar los mismos cimientos de las viviendas para derribar una resistencia que llega a ser tildada de fanática. 

Galdós logra con sus textos involucrarnos en el trascurso de la contienda, empapar al lector con el sabor del polvo, la ceniza y la carne quemada. Para ello aporta una buena cantidad de detalles sobre el desarrollo de la lucha. Gabriel parte como narrador pero cede el protagonismo a la misma guerra, rodeado de los necesarios personajes secundarios que acompañan al protagonista a lo largo del libro. Como la inclusión de la histórica heroína Manuela Sancho y sus actos más nobles en la defensa de la ciudad. Por supuesto también hay espacio para la exagerada devoción religiosa sobre la figura de la Virgen del Pilar. El ídolo necesario al que agarrase en medio de la desesperación.

Zaragoza acumula bastante acción, en ocasiones algo aturullada, pero es una novela de Galdós, quien exhibe, en los necesarios paréntesis, su habitual verborrea a la hora de describir a personajes y las múltiples peroratas que escapan de sus bocas. De la exagerada caricatura, en la que siempre cae Galdós para rebajar a ciertos miserables de episodios anteriores; se agradece, que en esta ocasión que la descalificación se centre en el odioso Jerónimo Candiola y su continua retahíla de faltas describen al viejo como a un verdadero usurero; una garrapata miserable alejada del habitual tono humorístico cuando la tragedia de la muerte pulula a su alrededor. Es un pecado mortal, es un delito imperdonable dejarse matar cuando se deben piquillos que el acreedor no podrá cobrar fácilmente.

El asalto de Zaragoza. January Suchodolski 
Museo nacional de Varsovia - WikiCommons

En parte es lo normal, si la lectura del libro expone las calamidades de la guerra sobre los habitantes de la ciudad. El asedio copa el protagonismo a lo largo de la novela, una épica que encuentra muestras constantes en la desaforada lucha por defender una tapia, un convento, un portal; y como la matanza se traslada después a las viviendas y sus protagonistas andan pendientes de sacar las navajas a la distancia adecuada mientras cruzan los dedos para no quedar sepultados bajo los escombros, cuando las voladuras buscan derribar la frenética resistencia desde túneles subterráneos. .. después de habernos batido y destrozado en la superficie, nos buscábamos en la horrible noche de aquellos sepulcros para acabar de exterminarnos. En todo asedio serio, hace acto de presencia la hambruna con el paso del tiempo. La escasez de alimentos obliga a los defensores al racionamiento y a la rapiña personal, la desesperada búsqueda de poder tragarse un roñoso mendrugo de pan. El paso de los días hacen mella en la salud de los defensores, diezmados por las heridas y la acumulación de cuerpos sin vida que facilitan la propagación de las epidemias. Un cuadro bastante alejado de las glorias de quienes se agarran al valor de una bandera; un trapo que pierde todo sentido cuando el asedio media entre glorificar el valor de estos hombres frente a la locura de seguir resistiendo sobre las ruinas. Han pasado diez días y Zaragoza no se ha rendido porque todavía algunos locos se obstinan en guardar para España aquel montón de polvo y ceniza.

Normalmente, la habilidad de Galdós a la hora de dotar gracia y verborrea a sus personajes llegaba a eclipsar buena parte del relato. En Zaragoza se mantienen los retratos populares de las clases más bajas. Pero también es cierto que, tanta batalla y tanta acción, aparece descrita con el mismo brío de quienes son capaces de defenderse con uñas y dientes. Sin duda, una obra a reivindicar en la enorme colecta de los Episodios Nacionales.

Zaragoza
Benito Pérez Galdós, Alianza Editorial
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Zaragoza