15 de septiembre de 2023

La batalla de los Arapiles

Con esta décima novela, Galdós concluye la primera serie de los Episodios Nacionales. Una tanda capitaneada por la ficticia figura de Gabriel de Araceli y con la guerra de la Independencia como principal escenario de las aventuras del protagonista. Unas correrías principalmente bélicas, salvo la presentación previa del conflicto en La corte de Carlos IV y la posterior participación de nuestro héroe en diversas batallas de importancia. En paralelo, deambulan sus andanzas personales, especialmente el complicado trasiego de su amada Inés a través de media España. Pero la mayor aportación de la obra es su cercanía con el pueblo, dando voz a las clases bajas y las diferentes relaciones que mantiene Gabriel con un amplio abanico de personajes que permite conocer, con mayor profundidad, el gentío de la época descrito a lo largo de estas novelas. Y por ende, se echa de menos la resolución de algunos secundarios que han tenido cierta importancia en novelas anteriores. 

En esta última, la acción se centra en los alrededores de Salamanca. Por allí camina el bueno de Gabriel, enrolado en la división española del ejército británico que comanda Lord Wellington: el futuro vencedor de Waterloo. Pero antes de que el destino de Europa se decidiese en su parte central, las escaramuzas habían de darse en la península Ibérica, momento crucial donde ingleses y franceses revoloteaban entre sí hasta dar el paso final de la confrontación en los cerros salmantinos de los Arapiles.

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La batalla que da título a esta obra, está descrita con salvaje y despiadada soltura por Galdós a través de la mirada del protagonista. Una participación en primera persona que no duda en representar la habilidad innata del ser humano de matarse mutuamente. Cabe destacar, en este aspecto, al autor; por la precisa descripción de un hecho aterrador sin acogerse a la fácil salida de distinguir entre buenos y malos. Son solo hombres decididos a destrozarse mediante el lenguaje de la barbarie.

¡Cosa extraordinaria! en aquella ocasión yo hablaba inglés. Ni antes ni después supe una palabra de ese lenguaje; pero es lo cierto que cuanto aullé en la batalla me lo entendían, y a mi vez les entendía yo. Gabriel andaba en uno de esos cerros, al pie del cañón, con la tonta necesidad de mostrar su valía en el peor escenario y rodeado por camaradas de las islas del norte. Sin embargo, Galdós también elogia al soldado francés, a la encarnizada lucha por un trozo de tierra regada por el sudor y la sangre de los hombres. El desenlace histórico ya se conoce, salvo los acontecimientos individuales y los malos ratos de los contendientes de primera línea.

La batalla de los Arapiles es el final del relato, la parte gorda que suelen retratar los estudiosos de la historia. Pero la ficción galdosiana divaga por otros senderos, y antes de la cruenta batalla, el protagonista tenía que lidiar con la perdida de su amada, secuestrada por Santorcaz en la obra precedente hundiendo la moral de Gabriel ante su escurridizo enemigo. Esta nueva dificultad se diluye rápidamente cuando recibe ayuda divina; pues un viejo conocido del Madrid previo al famoso 2 de mayo, cuyo nombre responde a Juan de Dios, anda reconvertido para la ocasión en un loco misionero de la palabra del Señor. Este buen hombre pone tras la pista al bueno de Gabriel sobre el paradero de Inés. Pero Galdós quiere enredar aún más la historia, con la inclusión de una hermosa joven inglesa que se pasea fascinada por España. Suena a extravagancia que una mujer haga turismo en plena guerra de manera independiente. Pero Miss Fly tiene una participación importante y peligrosa a lo largo del texto, por un lado queda maravillada por los actos precedentes de Gabriel, elevada por su fantasiosa imaginación a un altar cual Campeador moderno. Por otro, su participación se hace necesaria a la hora de desarrollar una trama que incluye el tradicional triangulo amoroso. Ahora Gabriel deberá cuidarse de otros tipos de dardos, pues el amor, los celos y los deseos pueden desatar mayores pasiones que las guerras internacionales. 
Batalla de Salamanca - Richard Simkin
La batalla de los Arapiles resulta ser una novela más amplia, con mayor volumen de páginas que las anteriores. Sin duda, Galdós quería cerrar a lo grande esta primera serie, sin obviar la necesaria batalla final, con el preciso paso de la aventura previa, la chicha que adorna un texto repleto de adversidades que mantiene el afán de la lectura junto a la tradicional locuacidad de sus personajes, donde hay que reconocer que a veces Galdós se pasa de frenada. La guerra y la aventura personal de Gabriel forman una dupla que el escritor enzarza con habilidad y demuestra que no hay mayor triunfo cuando ésta se logra con los mayores contratiempos posibles, salvo que el cúmulo de peripecias sobrepase la fina línea del infantilismo en los continuos giros que propone el autor. Pese al afable entretenimiento general, siempre hay algún tramo que se escapa en demasía. 

No hay país como España para los sucesos raros y que en todo difieren de lo que es natural y corriente en los demás países. Miss Fly

Benito Pérez Galdós
Ed Espasa Calpe, 2008