22 de marzo de 2021

Cobra Kai

Un pequeño bombazo llegó en 2018 de la mano de Youtube al conseguir sacar adelante una serie basada en una conocida película de los 80: Karate Kid, y cuyo título hace referencia a una escuela de artes marciales del citado filme: Cobra Kai. Aunque a estas alturas es bien conocida la repercusión de esta serie a nivel popular, cuyos logros han logrado extenderse en varias temporadas de manera anual. De hecho, ya se ha anunciado el desarrollo de una cuarta, gracias también al empujón que supuso su posterior paso a la gran plataforma mundial del entretenimiento por streaming: Netflix. Sin embargo, bien merece la pena hacer un pequeño balance del origen de una serie que vino a sorprender por la arriesgada apuesta que realizó el gigantesco canal de vídeos internautas (Youtube) alrededor de un proyecto con cierto riesgo de desbaratar las expectativas que despierta la nostalgia, sobre todo en productos que han sobrepasado con holgura el paso del tiempo, convirtiéndose en clásicos cercanos a la memoria colectiva de determinado grupo social y que destilan cierto recelo a que sus recuerdos sean mancillados. Pero Cobra Kai fue una de las apuestas más fuertes a la hora de crear Youtube Red, la versión de pago del canal. Un propósito finalmente que puede considerarse fallido frente a los gigantes que actualmente dominan el mercado.

Rivales sobre el tatami - Sony Pictures Television

Curiosamente hubo un antecedente previo, un chiste acaecido en la sitcom, Como conocí a vuestra madre, daba por hecho que el verdadero protagonista de Karate Kid era en realidad Jhonny Lawrence (William Zabka), el macarra que hacia la vida imposible al bueno de Daniel LaRusso (Ralph Machio). Ambos actores participaron en aquel episodio de la octava temporada en un bonito tributo hacia el filme, donde uno de los personajes más emblemáticos, Barney Stinson, afirmaba y defendía tales ideas sobre la película. Incluso dando por hecho que la victoria de LaRusso en el torneo de karate fue debido a una patada ilegal. Un gancho perfecto que los guionistas no dudaron en exponer en el primer episodio de Cobra Kai, justo cuando ambos protagonistas volvían a reencontrarse después de más de treinta años y recordaban, cada uno a su manera ese preciso momento.

Pero, ¿qué ha pasado mientras tanto en todo ese tiempo? Por ahí va uno de los grandes aciertos del trío de guionistas que han logrado levantar este proyecto. Jon Hurwitz, Hayden Schlossberg y Josh Heald, tuvieron a bien rescatar la figura del propio Lawrence y elevarlo a la categoría de protagonista, abriendo la serie como el clásico perdedor borracho que sobrevive realizando pequeños trabajos de reformas y con un hijo al que apenas ha hecho caso a lo largo de los años. Por el otro lado anda LaRusso, cuya vida triunfal contrasta frente a su rival, al estar felizmente casado y tener una buena posición social gracias a su faceta de empresario de éxito con un concesionario de coches de alta gama. Visto con cierta simpleza, podría decirse que el desenlace de la película hubiera predispuesto el camino del vencedor y el del perdedor. A todo esto se suma el peor día posible en la vida de Lawrence, quien sufre los rigores de levantarse con el pie izquierdo y ser constantemente vapuleado por la vida, por el trabajo y por un pequeño accidente que le deja sin coche. A tal cúmulo de desdichas se le cruza en su camino un chaval. Un anónimo vecino que intenta mostrarse educado y que curiosamente sufre acoso por parte de una panda de adolescentes. Muy a su pesar, Lawrence repite el camino emprendido por el señor Miyagi treinta y pico años atrás, ayudando al muchacho para terminar por replantearse cómo enderezar su vida, mientras busca la solución en los buenos recuerdos que le supusieron el karate en su adolescencia e instalándose en su mente reabrir Cobra Kai.  

La misma fórmula funciona - © 2018 Sony Pictures Television

La reapertura del dojo viperino golpea el ordenado mundo de LaRusso, que a pesar de mostrarse nuevamente como una buena persona; los guionistas le han atravesado con cierta pedantería y perdida de control frente a los malos recuerdos que le producen ver de nuevo la escuela de karate rival abierta. Un pique que irá subiendo de tono según vayan pasando los capítulos y con una agradecida duración de media hora que se pasan volando. Un aspecto importante es el esquema que adopta la serie a lo largo de los diez capítulos; como si de una adaptación de la película se tratase, los guionistas actualizan el pasado con novedosos aportes actuales y estirando el abanico de posibilidades con la acumulación de personajes, especialmente con los hijos de los protagonistas y el continuo revival que supone contrastar los guiños del pasado, como el memorable dar cera, pulir cera frente al pegar primero, pegar duro, sin piedad.  

En esa lucha no hay un bando definido por el que inclinarse, porque ambos protagonistas andan a la gresca derivados por un pasado que no pueden olvidar, excesivamente marcados en sus posiciones pese a los lógicos puntos de encuentro que pudieran darse. En ese aspecto siempre hay un equivoco o un cambio desafortunado que alimenta el fuego de una rivalidad que va evolucionando según vayan pasando los capítulos, mientras son aderezados con sutiles referencias al pasado y la inclusión del humor como estandarte en muchas de las ocasiones para dar pie a los personajes que pululan la serie. Tras una primera temporada bastante apañada, Cobra Kai ha logrado sentar las bases para que la implicación de los nuevos personajes sigan creciendo bajo la sombra del dueto protagonista y los creadores sigan dando rienda suelta a su imaginación con un trabajo hecho con cariño y respeto hacia el original. Un autentico logro que levanta a esta serie como una más que digna sucesora del legado cinematográfico.

Sony Pictures Television, 2018