No había ganas de rememorar el 20, ni de revisar las pocas entradas dedicadas al blog en un áspero, complicado e histórico año. Tampoco es necesario relatar cosas tan manidas sobre una pandemia cuyos males todavía nos acompañan y amenazan con ensombrecer este fantástico arranque de año nuevo. Asalto al capitolio yanki y el temporal Filomena mediante. Aún así, me he animado a deshoras a echar la vista atrás para hacer un pequeño balance de cómo avanza este blog personal. Por poner cierto orden, conviene rememorar el fin de una saga peliculera anclada al famoso apellido Eskaiguolker; aunque a final de año los dueños del negocio han presentado sus planes de extender este singular universo en años venideros, un lucrativo negocio que amenaza con transformarse en un transatlántico de difícil digestión. Mi opinión sobre la última trilogía anda lejos del fácil odio que destilan otras libres opiniones mientras pienso, cómo cojones meter otra plataforma digital en casa. De momento vamos a evitar la tentación expuesta por el emporio del ratón.
Uno de enero del 21. Jugando en el Gúrugu |
A lo largo del año ha habido un leve resurgimiento betetero del que espero extenderme a lo largo del 21. Aunque se ha notado la perdida de destreza para sortear pedruscos, la edad también me ha dotado de cierta paciencia para evitar agujetas o dolores culones ante la falta de costumbre de salir con la bici de manera continuada. Sin embargo hay que lamentar oficialmente la perdida de Ofelia II, donde debiera darme un buen capón personal por no recuperar antes mi bici, a pesar de tener en mente la idea constante de restaurarla sin llevar a cabo tal idea pese al paso de los años transcurridos. Menudo zote estoy hecho. Los paseos por el monte se han reducido a nivel familiar, excursiones cortas y simples al nivel de una niñas más entretenidas en otros lares que ponerse en la ardua tarea de acumular kms.
Al menos dio tiempo a ver la exposición realizada en la Biblioteca Nacional de Madrid |
El nuevo año apunta maneras donde seguro quedan niveles extras por vislumbrar y que obliga a ser precavido en una supuesta lista de tareas a realizar. Al final me doy cuenta de que se me acumulan tantos deseos, que el tiempo y las obligaciones ya se encargan de poner en su sitio las prioridades, algo que repercute en la escasa aportación al blog, a pesar de contar con 365 días por delante. Se nota el paso del tiempo y la tonta espera de que las esperanzas no se pierdan por el camino y a la espera de que Castilla abra la puerta con seguridad para poder retomar el trayecto del Cid. A ver si se cumple el ciclo y llegan los felices 20.
La agenda del 21 repite la misma fórmula.
DeRuta - Colecta Al Diablo
Libros - País Aventuras: El corsario Negro y El prisionero de Zenda
Col. Reno - Hospital de sangre y Donde los vientos duermen
Episodios Nacionales: El 19 de marzo y el 2 de mayo, Bailén, Napoleón en Chamartín y Zaragoza
Reseña - ...
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