Feliz cumpleaños Ofelia II |
Este último dato es importante, porque a mediados de los 80 se llevó a cabo la restauración de la antigua iglesia que corona un pequeño cerro sobre esta localidad y la creación de un parque a su alrededor. Por aquellas fechas de obras, cemento, asfaltado de calles y plantación de árboles, deambulan mis primeros recuerdos sobre una bicicleta en la planicie del cerro. Y con la estricta orden materna de no ir más allá de ese perímetro. Una vez concluidas las obras, quedó un atractivo parque que rodea al monumento con sus correspondientes calles arenosas.
La primera bicicleta, de la que tengo recuerdos, era la clásica denominada como de paseo, de color azul con algo de blanco, marca Torrot o a saber. Por aquel entonces la única diversión que nos permitíamos mi hermano pequeño y yo, era la de dar vueltas sin parar al parque de la torre. Como los burros que rodean continuamente los molinos. Un agradable incentivo fueron las competiciones frente a otro par de hermanos, David y Raúl, alrededor de un circuito improvisado en el dichoso parque. Hasta tal punto llegaron las carreras, que incluimos una camiseta amarilla para distinguir al habitual ganador, David. Haciendo buenos los pronósticos de la mayoría de edad sobre los demás. Imagino que por aquel entonces, hartos de desgastar la arena del parque, mi hermano y yo desobedeceríamos las órdenes maternas de salir con las bicis del recinto para adentrarnos en las peligrosas calles de un pueblo de la sierra. Lo que descubrimos fue la libertad que proporciona poder recorrer diferentes lugares a una mayor velocidad. Como si hubiéramos cumplido los dieciocho y ya poseyéramos el codicioso carné rosa de la mayoría de edad.
Acercándome ya al inicio de la década de los 90 me agrada simplemente recordar un par de veranos que pasé en la localidad de Íscar (Valladolid), municipio del exciclista Juan Carlos Domínguez, más que nada porque fue allí donde me dejaron usar por primera vez una bici de carreras para unirme a la chiquillería del barrio para marchar de excursión a Puente Blanca o rodar por los caminos de alrededor. Un mero recuerdo infantil que retengo con cariño.
Las mountain bike fueron extendiéndose e imponiéndose como una saludable moda de acercarse al monte. Y el pinar de la Jarosa es lo que estaba más cerca. En estos inicios valía cualquier cosa, como el casco de la moto de mi abuelo que usaba mi hermano o arrancar las mangas a un chandal viejo para simular mi primer maillot. Poco a poco la chavalería se iba juntando y dábamos nuestras primeras vueltas al pinar de la Jarosa, como el clásico circuito de "la mini", saliendo desde el antiguo restaurante El cordobés hasta la trialera de la cola del embalse, o penando en la mítica cuesta de Pío. En la dehesa cercana de Los Poyales, me ideé un circuito donde acudía con bastante frecuencia, incluso con nieve, sumando la agradable experiencia de los continuos resbalones y de acabar enfangado hasta las cejas. En esta época el boom del mountain bike fue espectacular y bien pronto llegó a convertirse en un ambicioso producto deportivo con las inolvidables carreras de la copa del mundo, patrocinadas por Grundig y las pruebas realizadas en España bajo el paraguas de la tabacalera Coronas. En una prueba celebrada en San Lorenzo de El Escorial, donde mi hermana ejercía de voluntaria de la Cruz Roja, recogió del suelo unas gafas que olvidó un anónimo biker en el circuito. Desde entonces me acompañan como parte de mi equipación ciclista.
La bicicleta seguía asociada a esa relación de transporte y libertad para explorar poblaciones y terrenos colindantes, como Alpedrete o Los Molinos. En éste último, tuve un fuerte encontronazo con una escalera que rajó parte del cuadro de Ofelia. Esta pequeña desgracia se fue parcheando gracias a que mi padre soldaba la hendidura. Sin embargo la herida se reabría continuamente marcando un trágico destino final para mi primera Btt. De este modo me encontré durante un tiempo sin bicicleta y con el agravante de tener que compartir con mi hermano la suya. Por fortuna mi primo Sergio, también recibió el mismo regalo que nosotros en el añorado 1990. Y tras enterarse de mi perdida, no dudó en regalarme la suya al no darla ningún uso, ya que prefería patear una bola redonda como hobby principal. Solo fue cuestión de una breve espera para encontrar en el patio de la casa de mis padres mi agraciado regalo. Aún conservo esa imagen mental en el disco duro de mi memora. Las ruedas desinfladas y el polvo acumulado sobre el cuadro daban fe del poco caso que recibió esa bici. "No importa, debí susurrar a la rebautizada como Ofelia II, pronto cumplirás la función para la que fuiste creada". Así fue como obtuve mi segunda Btt, contento y feliz por volver a rodar libremente.
Restos de Ofelia III |
Ya con Ofelia III destaco dos anécdotas. La primera surgió durante el recreo del bachillerato, mientras conversaba con la pandilla de turno la notable cantidad de agua que había caído el día anterior. Un viejo amiguete, Albertito, se le ocurrió que debería molar rodar con las bicis por la Jarosa toda embarrada. Pocas palabras más debimos cruzar, pues terminamos por arrear hacia el monte para embadurnarnos de la felicidad que impregna el lodo. La segunda
La muesca |
A mediados de los 90, las salidas matutinas fueron sustituyéndose por la nocturnas, propias de la edad. El deporte va quedando en un segundo plano frente al fragor de la noche. Años en los que se acaba el bachillerato y el transito hacia la universidad hacen disminuir las salidas ciclistas hasta desparecer. El abandono es tal que para el 2004 recuerdo llegar a pesar 86
Ofelia IV |
Recorriendo el GR10 |
Pinar de Valsaín |
Una Lapierre Tecnic que no llegaba a los mil pavos fue mi capricho de 2008, y mi acompañante fiel desde entonces. Su estreno fue en una ruta circular que partía desde Collado Mediano hacia Cercedilla y la Barranca. Como disfruté del tacto de los frenos hidráulicos y de la suspensión delantera bajando por la Senda Ortíz primero y por las sendas Alakan después. El contraste fue tan grande que aun mantengo ese recuerdo intacto. Con Ofelia V continué un fantástico período biker donde deseaba la llegada de los fines de semana para salir con la bici mientras que entresemana pasaba gran tiempo en el foro, comentando la salida anterior, opinando sobre la siguiente, colgando fotos y participando activamente en el foro. Hubo muchas salidas y muchos buenos recuerdos a lo largo de la sierra de Guadarrama, principalmente con el grupo Entreveredas pero sin cerrarme a otro grupos. Incluso hubo salidas más lejanas como a Medina del Campo o Sotosalbos. En ésta última volví a cargarme el cuadro de la bicicleta en un vertiginoso descenso, menos mal que estaba en garantía y la única pega fue usar la bici de mi hermano durante unas semanas. Esperemos que no haya una tercera ocasión que demuestre mi poco cuidado o mi torpeza al mando.
Cercedilla, Jarosa, la Pedriza, Hoya de San Blas, Valsaín, Patones.... muchos lugares y otras tantas salidas individuales completaron ese período mágico donde solo me pongo el lunar de no haber acudido a la prueba de los 10000 del Soplao en Cantabria. Me lo planteé en más de una ocasión pero nunca con la convicción suficiente para llevarlo a cabo.
Embalse Valmayor y cuestón de hormigón |
Con Ina |
Primera ruta con Ofelia V. Cercedilla |
Cascada del Purgatorio |
La Pedriza |
Marcha de Colmenar del Arroyo |
Sacando a mi tocayo de las zarzas - Senda Mordor |
Senda Mordor - Cañón Aulencia |
La Barranca. Josean, un servidor y Viti |
Valle La Paramera, Sotosalbos (Ávila) |
Valsaín |
Valsaín |
Zetas de la Hoya de San Blas |
Coronando Cueva Valiente |
Penando por Patones |
Otro que se abandona |
Duatlón de Alpedrete |
Baile en el embalse del Pontón Alto |
Y por supuesto, La Jarosa |
Poco a poco las salidas fueron menguando, el grupo Entreveredas se disolvió, el Foro MTB es un simple recuerdo en la sección de favoritos de mi navegador, me independicé junto a mi pareja.... El resto está ya muy cerca del presente, donde Ofelia V acumula polvo en un trastero, cumpliendo con el extraño ciclo de dejadez que parece repetirse en mi vida.
O mejor aun, a la espera de sumar nuevos capítulos. Y años.
Ofelia V reposa junto al arroyo Mayor. San Rafael (Segovia) |
Mae mia, que entrada! Que recuerdos! Te ha faltado mencionar la piedra que rimpiste con el cuadro en la bajada de Tablada!! XD
ResponderEliminarY que vengan muchas mas!
Cierto amigo, muchas rutas y muchos recuerdos como las carreras esas que hicimos por la jarosa con la famosa cuesta de hierba. Obviamente he tenido que abreviar porque se me iba de madre aunque me ha encantado escribir esta entrada tan personal. Por cierto, no encuentro la foto de la ruta que hicimos con el club por la Barranca, contigo, Josean y demás. Seguro que tú la tienes y así contribuyes a la causa.
EliminarClaro que si! Te la mando!
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