Como por ejemplo el reciente añadido de la Ilíada, cuya lectura suma la centena que me permite alcanzar una buena cifra de post dedicados a la literatura. Y para conmemorar tal selecto número, merece la pena echar un vistazo al pasado para repasar qué libros son dignos de recordarse mientras repaso las obras señaladas en este humilde blog. Aunque conviene señalar cierta trampa, porque hay incluidos varios cómics (Akira, Berlín, ciudad de piedras), o la distribución de los tres capítulos que componen El señor de los anillos en tres entradas bien diferenciadas. Atajos aparte, la media otorga un triste bagaje de diez libros por año; aunque la primera reseña sea de enero de 2010, con las buenas aventuras de Julio Verne. A ojo el escritor más leído y señalado en el blog.
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Con el paso del tiempo lo mismo repito la experiencia, porque escoger a voleo ofrece tantas posibilidades como encontrarse libros en la basura o en la calle. Como mi pequeño proyecto de completar la Colección Reno, debidamente explicada en su día y que da pie a nuevas lecturas. Como repetir la concordancia redonda, puesto que ya llevo 10 libros leídos de tal colección. Está claro que las coincidencias se cuadran solas.
Relacionada con la anterior anda también la Colección El País Aventuras. Esta última más factible de completar la lectura completa, al sumar únicamente 50 ejemplares, de las cuales ya llevo la redundante cifra del diez. Sin duda, debería otorgar una entrada particular a esta última colección para destacarla frente a la anterior. Todo se andará.
A continuación y sin más dilación, expongo mi personal elección por orden de publicación. De momento me abstengo de clasificar por números que me obligue a una nueva elección del querer más a un libro que a otro.
- La isla misteriosa
- Madame Bovary
- El guardián entre el centeno
- El puente de Alcántara
- Crimen y castigo
- Chacal
- Tokio ya no nos quiere
- Los organillos
- El señor de los anillos
- Ilíada
Lo malo viene cuando dejo atrás muchas obras a tener en cuenta; porque realmente cuesta elegir en muchas ocasiones. De la lista sobresalen varias obras clásicas, aunque me haya dolido especialmente apartar a Moby Dick del selecto grupo, o alguna de las novelas de Émile Zola; de las tres que llevo leídas cualquiera me hubiera valido, pero... Otras sin embargo han sido las novelas afortunadas. El criterio más importante ocurre cuando el libro me engancha de tal modo, que necesito aprovechar cualquier momento libre para poder devorar el libreto. Todas las opciones expuestas cumplen el citado requisito, aunque haya otras novelas que se quedaron en esa misma orilla por algún que otro aspecto nimio. Seguramente Tokio ya no nos quiere, sea la opción más endeble, pero su lectura anda arraigada desde tiempos adolescentes con el poderoso sentimiento de la nostalgia como un claro valor a destacar. Por otro lado, tenía pensado citar algunas obras dignas de ser leídas en plan recomendación, pero tal idea sería buscar un premio de consolación que desvirtúa el esfuerzo y el premio de la lista escogida.
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