Conviene separar la obra literaria del cine, sobre todo cuando las letras de Homero describen una parte de la guerra en concreto, un canto que los especialistas suelen denominarla como La cólera de Aquiles, tras sufrir éste la afrenta, por parte del rey Agamenón, de arrebatarle a la joven Briseida y que afecta directamente al honor del mejor de los guerreros griegos.
...:algún día los aqueos todos echarán de menos a Aquileo, y tú, aunque te aflijas, no podrás socorrerles cuando muchos sucumban y perezcan a manos de Héctor, matador de hombres. Entonces desgarrarás tu corazón, pesaroso por no haber honrado al mejor de los aqueos. - Aquileo.
A pesar del parecido, los hechos que narra la Ilíada poco tienen que ver con cintas como Helena de Troya, mi primera referencia fílmica, o el cercano blockbuster yanqui, Troya. Principalmente porque el cine se acoge al derecho de finiquitar toda la guerra, caballito de madera mediante, frente al pequeño espacio temporal que verdaderamente ocupa la obra de Homero. Reducida a la citada cólera de Aquiles con su negación de volver a la guerra, el avance militar troyano gracias a este hecho y la vuelta salvadora del héroe griego. De hecho, la guerra troyana dura unos diez años y los acontecimientos que se narran en la obra literaria están cerca del final.
El protagonismo recae en Aquiles y su obtusa decisión de colgar las armas tras sufrir el desprecio del rey. Tras esta postura, se levanta una encarnizada batalla que va mitigando la resistencia griega frente al avance teucro. En realidad es una constante preparación dramática que eleva el necesario regreso del héroe. Por un lado, la crítica situación que sufren sus compañeros a través del lento avance troyano, con Héctor, el más valeroso de los troyanos, acaparando el protagonismo que debiera recaer en Aquiles. Homero logra extender la tensión de la guerra en varios capítulos, mientras otorga una loable resistencia al resto de caudillos griegos. Pero a pesar de sus notables esfuerzos y el conchabeo que les otorga el autor, éstos van siendo heridos en la batalla, extendiendo el poeta griego el relato mientras eleva diversas gestas individuales a sus héroes predilectos, quienes logran algunos éxitos puntuales que demuestra la importancia de nombres como Diomedes, Odiseo, Ayax Telamonio, Idomeneo, Néstor, el cornudo Menelao o el propio Agamenón. El propio rey se coloca al frente de las tropas para jalear al combate a sus tropas. Como bien sabe hacer los guionistas peliculeros en momentos de éxtasis.
Ahora, id a comer para que luego trabemos el combate; cada uno afile la lanza, prepare el escudo, dé el pasto a los corceles de pies ligeros e inspeccione el carro, apercibiéndose para la lucha; pues durante todo el día nos pondrá a prueba el horrendo Ares. - Agamenón
Otro aspecto importante se da con la continua intervención de los dioses. En parte puede asimilarse como un elemento fantástico que ayuda a los simples mortales a la hora de tomar ciertas iniciativas, u otorgarles el valor necesario para el combate. También se aprecia una guerra paralela, pues unos toman partido por los griegos y otros por los troyanos. Cabe destacar la rencorosa postura de diosas tan poderosas como Hera o Atenea, furibundas en su ego porque perdieron un concurso de belleza, previo a la guerra, promovido por los dioses y resuelto por un mortal; cuando el príncipe Paris escogió a Afrodita y puso a las otras dos de uñas. Tal afrenta supone un punto de partida importante en la guerra por dar calabazas a diosas tan poderosas. Esta es una referencia externa de la obra, aunque en la misma aparece señalada, conviene resaltar la decidida resolución de éstas dos por decantar la victoria hacia el lado griego.
Hace veinte años molaba ver como los dioses jugaban con el destino de los hombres y poder apreciar los caprichos infantiles de éstos por muy poderosos e inmortales que sean. Con el paso del tiempo te decantas más por la pura realidad, y piensas que las intervenciones míticas vienen a explicar los estados de ánimo de los hombres. Como una referencia poética que aplica el autor para ensalzar una guerra exageradamente grande. Plagada de pueblos y alianzas diferentes entregados al interés, la gloria y a la muerte.
Lecturas de verano |
Y por ahí me fue enamorando la Ilíada, por el uso bestial de las palabras para describir como los hombres se matan, se retan y se despojan mutuamente. Pura adrenalina.
Allí se oían simultáneamente los lamentos de los moribundos y los gritos de los jactanciosos de los matadores, y la tierra manaba sangre.
...fue a clavarle en la nuca la puntiaguda lanza, y el hierro cortó la lengua y asomó por los dientes del guerrero. Pedeo cayó en el polvo y mordía el frío bronce.
Descripciones sin edulcorar que muestran la fiereza humana de abrir en canal las tripas de los enemigos; sin anestesia, Homero te expone como algunos intentan inútilmente aferrarse los instestinos mientras la vida se les escapa de las manos. La lectura adulta se complementa con la búsqueda inmortal del honor, de sobresalir sobre el resto para que los nombres de los héroes alcancen la gloria y el reconocimiento de sus semejantes. Y por supuesto el botín. Porque la excusa del rapto de Helena sólo es un atajo para que la codicia humana deseé abalanzarse sobre Troya. Una ciudad que acoge toda clase de riquezas en su seno y que terminará por caer cuando los griegos logren penetrar sus puertas a través del engaño. Todos contentos salvo Aquiles, el temible homicida que logra elevar su lanza y su leyenda sobre los mortales. Por eso es el héroe que alcanza la eternidad. Las baratijas para los demás, Helena incluida, aunque sea la mujer más bella del mundo.
... aquellas cosas en nada interesan a mi espíritu, sino tan sólo la matanza, la sangre y el triste gemir de los guerreros. - Aquileo
Ilíada
Homero
Ed. Espasa Calpe, 2009
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