Instalado definitivamente en la localidad de Llafranc (Gerona), Tom Sharpe volvió al negocio de la escritura después de un evidente parón de unos diez años. Seguramente, el estado de su salud tuvo que ver con ese pequeño detalle, al dedicar a la sanidad catalana la publicación de esta novela en 2004. Y nada mejor que recuperar el pulso literario con su personaje más emblemático para acumular una cuarta aventura: Wilt no se aclara. El apellido protagonista que alcanzó un notable éxito desde su primera aparición en el ya lejano 1976.
vs campiña Ibérica |
Ante este prometedor inicio, la familia Wilt afronta el verano de manera separada; con dos destinos bien marcados donde desatar los habituales equívocos que logren enredar a las personas que tengan la desdicha de cruzarse en su camino. Eva y sus cuatrillizas provocarán, sin quererlo, una investigación por tráfico de drogas al conversar simplemente con un conocido traficante de estupefacientes. Aunque serán las hijas del matrimonio protagonista quienes darán rienda suelta a una larga lista de travesuras que amenazan con llevar a la quiebra la empresa y reputación de sus tíos americanos.
Wilt por su parte y también sin quererlo, se verá inmerso en una complicada trama de venganza que mediará entre un importante miembro de la cámara de los lores, a su esposa y al amante de ésta. Visto así, Sharpe parece querer prevalecer una investigación policial donde poder ridiculizar, tanto a los arrogantes americanos y sus fantasiosos métodos, como la ineficacia policial inglesa. En todo el proceso argumental, caben destacar las premisas habituales de su prosa. Como la acumulación de situaciones estrambóticas que tienden a situarse de manera casual, encajando las alocadas piezas de una manera tan solvente, que Sharpe logra convencernos de que la locura es el resultado más sencillo por el que discurre la vida que representa. Dentro de ese espacio singular, Sharpe acoge con agrado dar rienda suelta a los enredos liderados por personajes aún más peculiares que la dupla protagonista, y digo peculiares por buscar una palabra amable sobre la colección real de pervertidos, ineptos y desdichados que discurren a lo largo de las páginas. Porque parece mentira que la ficción de Sharpe esté especializada en repetir los mismos roles y las mismas perversiones, ancladas en trabajadores saturados a punto de explotar, vulgares deslenguados y repetitivos gustos sexuales.
Está claro que el autor se ve forzado a buscar nuevas vías a explorar y ampliar situaciones donde poder ubicar los nuevos disparates de Eva y Henry. Normalmente toda continuación tiende a exagerar, a ampliar el tamaño del envoltorio para situar las nuevas aventuras en la fácil postura del más difícil todavía. De algún modo hay que llamar la atención. Es evidente que Sharpe busca sorprender con una hipérbole que exponga el descomunal embrollo que suele crear, y dentro de esa locura, atrapar a los lectores con un humor dispuesto a recoger cualquier atisbo de extravagancia e irracionalidad.
Wilt no se aclara
Tom Sharpe
Ed Anagrama, Contraseñas, 2004
No hay comentarios:
Publicar un comentario