20 de abril de 2018

Galáctica. Estrella de combate

Se cumplen 40 años del estreno de una serie etiquetada como de culto. O por lo menos, con la aprovechada memoria de la nostalgia para elevarla en el listón. También es cierto que la serie, creada por Glen A. Larson, surgió a rebufo del éxito de Star Wars. Apuntándose al negocio de las fantasías espaciales. Un atractivo genero que siempre cuenta con numerosos seguidores y que facilita ampliar el negocio hacia otras cotas llamadas merchandising. Novelas, cómics y hasta un remake durante los primeros compases del dos mil. Hoy día podría verse desde una perspectiva moderna que citase a la serie como retro o vintage, amables palabras para designar a está autentica antigualla oxidada. Porque en ciencia ficción, el tiempo termina siendo demoledor. Y más cuando la obra propuesta hace aguas en bastantes sentidos. La serie se estrenó en 1978 y obtuvo cierto éxito con una única temporada de 22 capítulos. Sin embargo, los altos costos de su producción terminaron por condenarla y el intento de rescate, con una segunda temporada hacia 1980, terminó siendo un desastre que es mejor no citar ni mucho menos visionar. 


Astronave Galáctica - © 1978 ABC - Image courtesy mptvimages.com
El argumento arranca con la posibilidad de un acuerdo de paz entre los humanos y los cylones. Un imperio de máquinas que fueron creados por una antigua raza de reptiles para enfrentarse a los humanos. Tras una larga guerra, en teoría milenaria, surge la esperanza de alcanzar la paz. Pero en realidad es una trampa, que ha dejado sin protección a las colonias humanas ubicadas en diversos planetas que sufren el ataque sorpresa de sus enemigos. La astronave de combate Galáctica termina siendo la única nave bélica que logra evitar el cerco Cylon, dando título a la serie y esperanza de supervivencia a la raza humana. A su alrededor se aglutina una pequeña flota de supervivientes en diversas naves. Pero el peligro persiste, porque los cylones siguen siendo máquinas programadas para exterminar a la raza humana, por lo que no queda otra que huir de tan obstinado fin. Los supervivientes se convierten así en refugiados, en un pequeño éxodo bíblico que surca el desierto espacial en búsqueda de un nuevo hogar. Y de ahí surge la esperanza en forma leyenda, que habla sobre una antigua colonia que alcanzó un planeta llamado Tierra. 


Clásico póster Sci-Fi
© 1978 ABC - Image courtesy mptvimages.com
Las referencias bíblicas son constantes y toma al comandante Adama (Lorne Green) como un Moises que guía al pueblo. Para ello cuenta con sus leales guerreros, de los que destacan su propio hijo Apolo (Richar Hatch), el supuesto crápula Starbuck (Dirk Benedict) y el fiel camarada Boomer (Herbert Jefferson). Los siguientes capítulos repiten el mismo esquema, con el avance de la flota a través del espacio, el respectivo ataque Cylon, el problemilla episódico y repartidas estancias en diversas colonias humanas. Éstas andan medio perdidas y ligeramente atrasadas, en una especie de conquista que orienta la serie en una especie de space western americano. Podría decirse que por esos lares sacó Joss Wheddon el argumento para su divertida serie Firefly, homenaje incluido con un planeta llamado Serenity en el octavo episodio. Hasta ahí las referencias vistas. 

La dupla Apolo/Starbuck acaparan tanto protagonismo como el pelazo que se lucía por esas fechas. Aunque chirría bastante la perfecta figura heroica de Apolo. Tan recatado, honesto y leal representante del perfecto caballero. Starbuck podría haber dado más juego por su condición libertina (mujeriego, jugador...) pero se le acota por la dichosa cuota televisiva para toda la familia. 

En general, Galáctica conlleva un argumento bastante previsible, por ser educado y evitar el insulto. Una de sus lacras es esa sensación destinada para todos los públicos. Característica que suele darse cuando en el reparto se incluyen niños con tendencia a entrometerse en el asunto de los mayores. La suma de episodios expone sin reparo una bonita distinción, el mero relleno de capítulos sueltos frente al carácter general de su arco argumental. La búsqueda de la tierra prometida. De ahí podrían destacarse algunos capítulos dobles que superan el clásico tema cerrado por episodio, y que muestra algo mejor el avance del pobre guión. Tampoco ayuda el escaso nivel de ciertos directores, quienes deprimen el visionado con una nula composición de estudio ni capacidad de manejar a los actores. O la constante repetición de imágenes, especialmente los vuelos de las naves de combate, sus enfrentamientos con los cazas cilones y las entradas y salidas de la nave principal. Parece que el presupuesto de los efectos especiales no daba para más y tuvieron que apañárselas con las mismas secuencias una y otra vez. La gracia llega cuando alguien se esmera en cambiar el orden de los planos. 


Recurrente puesta de estrellas - © 1978 ABC - Image courtesy mptvimages.com
También es de justicia reconocer que los capítulos finales levantan un poco el interés de la serie. Y se logra con algo tan simple como plantear disputas internas, como cuando se muestran los diferentes pareceres de los supuestos lideres políticos dentro de la propia flota. Mira por donde surge un escollo distinto, sin necesidad de recurrir al consabido ataque Cylon. Algo que los guionistas no supieron explotar del todo. De todos modos Galáctica logra cumplir su cuota con la historia de la televisión. Gracias al negocio derivado de su estreno original. 

Galáctica. Estrella de combate
Universal Television, 1978

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