10 de mayo de 2021

Watchmen

HBO se lanzó al ruedo de extender el particular universo de una obra cumbre del cómic: Watchmen, y darle continuidad con material completamente nuevo y original frente al creado por el guionista Alan Moore y el dibujante Dave Gibbons en la lejana década de los 80. Y para esta ocasión, contando únicamente con el beneplácito del dibujante, pues Alan Moore ya ha dejado claro en numerosas ocasiones su postura contraria a que otras empresas saquen rédito económico a su obra. Incluida la propia DC que publicó la obra original; es más, con el paso del tiempo, la editorial de las viñetas también se atrevió a secundar el Watchmen original con una secuela llamada El reloj de el juicio final. Un pequeño filón que mantiene la premisa de explotar comercialmente cualquier producto vendible. Tampoco es que sea una novedad que un producto artístico sea llevado hacia otra corriente similar y salte del cómic a las pantallas, inventándose una historia ajena para tal fin. En este último ámbito, alguien de HBO vería plausible y rentable llevar a cabo tal adaptación que nos llevase al mundo ideado por Moore treinta y picos años después. A bote pronto, conviene recordar la escasa diferencia de 10 años con la fiel adaptación cinematográfica que Zack Snyder llevó al cine en 2009 y plantarnos en 2019 con esta continuación en formato de serie.

La máscara - HBO
El principal responsable del proyecto estaba encabezado por Damon Lindelof, (uno de los creadores de Perdidos) quien ya ha manifestado públicamente que para él, sólo habría una única temporada de Watchmen. Otra cosa será lo que haga HBO tras el éxito de crítica que obtuvo. Porque tras ver la serie, me dio por indagar algo sobre su trayectoria posterior y descubrir que ganó un buen puñado de premios Emmy. Bastante trascendente si tenemos en cuenta que la serie navega entre el drama y el género fantástico; un género poco dado a un reconocimiento tan claro desde la seria perspectiva de quienes entregan premios. Y para quien desconozca de qué va la historia de Watchmen, la lógica recomendación seria señalar la lectura del cómic casi como obligatoria. Para los gandules, la mejor opción sería visionar el filme de Snyder, cuyo único cambio importante viene dado hacia el final, al cambiar la aportación de un calamar gigante que visita Nueva York sin visado de turista y con resultados catastróficos por otra opción menos fantástica. La serie se mantiene fiel al cómic en ese aspecto, y además logra perpetuar esa curiosa amenaza con el rigor de hacer las cosas bien. Algo habitual en HBO, productora que apenas escatima esfuerzos en su producciones y a las que otorga una factura técnica impecable.

La serie Watchmen es una obra compleja, fascinante y distópica. Una digna secuela del original que logra respetar el pasado y sustentar con esos cimientos la historia creada por Lindelof y su grupo de guionistas. Se nota que ha habido trabajo previo y que se han tomado buenas notas del cómic para apoyarse en la historia precedente e imaginar, cómo sería la vida de los protagonistas anteriores con el paso de los años, los efectos de lo acontecido en todo ese tiempo y lograr así, introducir a los nuevos personajes que protagonizan este nuevo presente. El personaje principal es Angela Abar, una detective de policía que oculta su identidad tras el disfraz de Hermana Noche, una supuesta heroína con antifaz que tendrá que afrontar la desagradable tarea de investigar la muerte de su superior y amigo: el comisario Judd Crawford (Don Johnson).

Un actor superior - HBO
La estructura de los nueve capítulos logra encauzar el pasado, con inicio en 1921, a través de un hecho real sucedido en Tulsa (Oklahoma). Un punto dramático en la historia de EEUU cuando se dio una radical matanza sobre la población negra por parte de los blancos. Un principio violento que pone de manifiesto una lucha racial que llega hasta nuestros días para dar paso a esta secuela televisiva. La idea es que un grupo de supremacistas blancos recoge el testigo del famoso Ku Klux Klan y se organizan alrededor de un grupo denominado como la Kaballería. Racistas sin ningún tipo de miramientos en entablar batalla incluso con los policías de color. Está claro que este mismo relato supone un problemón histórico en EEUU, tema que se ha alargado desde tiempos pasados hasta alcanzar de manera premonitoria el cercano asesinato de George Floyd, el resorte mundial que ha dado origen al movimiento Black Lives Matter. 

Pero en esta realidad alternativa, este conflicto racial se plantea como germen principal de un relato que nace en 1921 y se desarrolla en diferentes épocas alrededor del árbol genealógico de la protagonista. Ella forma parte de un show que mutila la narración lineal en diferentes capítulos, incluido un magistral flashback que retrocede hasta la primera generación de los héroes ideados por Moore, los Minutemen. Pero con la enorme salvedad de que este material nuevo viene dado para aportar al espectáculo televisivo, una suma que termina por enriquecer al conjunto de una obra, que a estas alturas, podría formar parte de un mismo pack. 
 
Uno de los grandes aciertos del filme de Snyder fue el empleo de conocidas canciones como acompañamiento de la película. Singularmente celebrada fueron los créditos iniciales al ritmo de The times they’re a changing de Bob Dylan. En la serie, se tomó buena nota y vuelven a rescatar temas memorables a la vez que crean una melodía propia y reconocible para la serie que se repite de manera constante en determinadas ocasiones. 
 
Aviso. El visionado de la serie tiene que realizarse con calma ante la acumulación de diferentes puntos de vistas atribuidos a los personajes principales, incluido los saltos temporales que sirven como carta de presentación y posterior desarrollo de los mismos. Tal cumulo adquiere un tono lento y complicado sobre el tema principal y sus consecuencias máximas. Se pasa del tema racial al consabido y exagerada idea de dominar el mundo con un plan tan genial como retorcido. Se nota que la serie avanza con calma entre diálogos y soliloquios normalmente excesivos. Un gusto por las peroratas que entorpecen el ritmo. Para compensar, la violencia retratada de algunas escenas quedan perfectamente expuestas del mundo alternativo que representa Watchmen, como la explícita violencia policial a plena luz del día, un paisaje que podrá ser algo más habitual al paso que vamos. En conjunto, la serie me ha parecido fascinante, atrevida, incluidas algunas sobradas y un buen producto que complementa la obra original de 1987.

Watchmen
HBO, 2019
 

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