Es ese instante cuando el personaje principal decide reconducir su existencia y abandonar el uso de las armas. Obviamente dejar su posición de servidumbre hacia el señor dominante le acarrea el título de traidor, con la inevitable orden de búsqueda y castigo a ejercer por sus antiguos camaradas. Alrededor de este punto es cuando el espectador occidental cae en la inevitable trampa del título del filme, y espera con premura la supuesta rabieta del ahora perseguido para que vuelva a coger el sable y arme la de san Quintín. Porque motivos tendrá para ello.
Significativamente ocurre todo lo contrario, Lafcadia emprende su particular peregrinaje por el desierto para lograr la purificación de su espíritu. En principio su objetivo es llegar hasta su lugar de origen, muy cerca de las altas montañas del Himalaya mientras intenta evitar encontrarse con sus perseguidores. En esta segunda parte del filme, el ritmo lento se acentúa aún más ante los imponentes paisajes por los que el protagonista pierde la mirada y en otras ocasiones el habla. Se invita a la meditación, al sosiego y a la paciencia. Incluidos los habituales personajes secundarios que aparecen para acompañarlo en su viaje y en su transformación espiritual.
Por destacar algo la supuesta dificultad del viaje queda el fatídico recuerdo que arrastra y que lo acompaña como una maldición en la que debe tomar las medidas necesarias para cortar con su pasado. En la parte interna del personaje parece que se somete a una serie de pruebas, donde es rechazada su ayuda por tener las manos manchadas de sangre o el veredicto de las miradas en quienes reconocen el rostro de la mano ejecutora. Por otro lado toca centrarse en la correlación de la naturaleza con el cauce de la historia, del árido desierto hasta las nevadas cumbres del horizonte hay un notable trecho donde la vida explota sobre el yermo pasado del protagonista. Queda jugar pues a adivinar las intenciones del director a través del caudal de un río o el mero hecho de ascender una montaña como método para expiar los pecados.
El guerrero de Asif Kapadia
2001
No hay comentarios:
Publicar un comentario