A pesar del cielo plomizo y de la pertinaz lluvia, logro llegar con algo de margen y decido recoger el dorsal con el paraguas en la mano. ¿Y si me lo ato a la cabeza? Después pasé a verificar parte del húmedo terreno que nos aguardaba. Tras regresar al coche para cambiarme, decido calentar directamente desde mi vehículo hasta la pancarta de salida. Que cómodo me estoy volviendo, cuando recuerdo haber estado en sitios peores. Antes de las 10 de la mañana suenan silbatos de la organización llamando a filas y la pequeña masa de corredores van colocándose mientras las curiosas nubes cesan un momento su actividad para darnos falsas esperanzas. El pistoletazo de salida me sorprende dudando sobre si correr con el chubasquero o quitármelo directamente. Tras las primeras zancadas y el presumible sudor que se avecina opto por guardarlo entre el doble cascarón de ropa.
A limpiar toca |
Los primeros metros se hacen de manera tranquila, salvo la avanzadilla de cabeza de carrera. El resto nos limitamos a sopesar el irregular terreno y la fiabilidad de nuestras pisadas. En este inicio pocos pretenden arriesgar a lo loco una caída o alguna torcedura. Como son cuatro vueltas la intención es tantear y evaluar el recorrido durante el primer paso. Lógicamente la táctica varió después a un corre todo lo que puedas. Tras la salida hay un breve descenso hasta una senda paralela junto a un arroyo, un tramo algo complicado por el barro acumulado y que nos obliga a invadir el pasto lateral. Después se asciende levemente sobre una ladera que sirve para volver al inicio del recorrido, con la única complicación de unos pequeños tramos de subida y bajada en zigzag.
Poco a poco la carrera se va estirando y por mi parte intento apretar todo lo que puedo con el cuidado necesario para evitar alguna caída, voy de blanco así que como acabe en el suelo por culpa de algún resbalón pienso que sería el momento adecuado para retozar alegremente en el lodo como un cerdo. También adelantar alguna fémina entre charcos da que pensar sobre la supuesta parte erótica de las peleas en el barro. Todas estas inquietudes divinas tienden a diluirse cuando las nubes deciden volver a su noble tarea, y mis piernas dubitativas, por culpa del terreno, me recuerdan que hoy toca correr. Últimamente me planteo ciertos retos en carrera, como alcanzar a tal o cual corredor que normalmente acaban en fracaso. En está ocasión intento dar con un par de corredores que llevaban la camiseta de la San Silvestre Vallecana de hace dos años. En un principio me planteé alcanzarles pero tras dar tres vueltas al circuito, ambos corredores habían aumentado ligeramente su ventaja.
Salida - Club At. Leganés |
Finalmente logro cruzar la meta y mostrar mi dorsal a un juez que requería comprobar su numeración. Varios dorsales acabaron abandonados a lo largo del circuito tras desprenderse de los imperdibles a causa de la lluvia. El mio iba colgando malamente hasta que decidí terminar de arrancarlo y conservarlo. Tiempo final, 39:37 según la organización. Nada que discutir pues, salvo que espero repetir el año que viene y sumar en algún que otro cross.
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XXX Cross de Léganes
Cross de Léganes
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