2 de enero de 2012

San Silvestre Vallecana 2011

Se acabo el 2011 y la ultima meta realizada. La San Silvestre es una verdadera fiesta para despedir el año corriendo por las calles de Madrid, aunque es la inmensa cantidad de gente lo que la hace especial. Esto no es una carrera, más bien es una marea humana. Un caudal incontable que deja en ridiculo la cifra de 38 mil personas inscritas. La experiencia ha sido realmente positiva salvo las prisas posteriores de regresar a casa para despedir el año con la familia. Y mira que tenía buena pinta cuando conseguimos dejar el coche ligeramente cerca de la meta.

En la linea de salida me planté junto a un buen puñado de amigos, Víctor, su hermano Alberto y el primo de ambos, Álvaro. Después se unieron dos compadres más de Víctor mientras yo intentaba localizar a una pequeña representación de amiguetes de Collado Mediano. Una hora antes de la salida, la peña ya iba cogiendo posiciones en las distinas oleadas que hubo para intentar diseminar a tanta muchedumbre. Como los collainos llegaban tarde me retrasé, como pude, para poder saludarles antes de la carrera y compartir algunos metros con ellos. A las 18:15 por fin se iniciaba la carrera y tuve una compañía de lujo en Dani, un viejo conocido que me sirvió de liebre en los primeros kilometros de la calle Serrano y que culminó conmigo la prueba. A pesar de la tendencia de bajada, este tramo fue el peor que se me dío, no solo por la imposibilidad de coger ritmo por la ocupación constante de la calle sino que además estaba frío, bastante frío por el embotellamiento de la salida. Los primeros kilometros fueron realmente el calentemiento previo que siempre se debería hacer.

Justo antes de llegar a la Puerta de Álcala me fui encontrando mejor y ya de Cibeles a Atocha empezamos a mejorar y a disfrutar del ejercicio exigido. Sobre todo cuando se llega a la subida de la Avenida de la Albufera, una durilla subida por su constancia y por su longitud, se hace larga pero lo cierto es que la disfruté, a pesar de que los gemelos empezaban a protestar, este intervalo son de los que más disfruto al conjugar el esfuerzo con la certeza de superar el escollo. Alguien encima cantó que restaban apenas 200 metros, aireando mi cabeza hacia adelante, justo para encarar el último tramo y acabar mi primera San Silvestre con un tiempo de 54:50.

Lo mejor de esta prueba es la verbena que se monta dentro de la prueba y como la gente se arrima para animar a todos los participantes que ocupaban literalmente toda la calle, apenas habia hueco para adelantar, y siempre estaba rodeado por personas en esos 10 kilometros. Realmente se me pasó volando  Sin duda una experiencia a repetir en el futuro y que me dejó una bonita sonrisa para saludar a este prometedor 2012.

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