¿Cómo fue mi funeral? |
El veterano y
solvente Bruce Greenwood encabeza un variopinto reparto de actores, mayormente
desconocidos donde también destaca el conocido alemán Thomas Krestschmann, en un
personaje tan pasado de vueltas que da vergüenza verlo como mercenario de
armas. El resto es cumplidor e hiriente, solo destaca por personalidad e
interpretación la clara propuesta de bajeza moral, interesada y pirata del
productor. De la inexpresiva Paulina Gaitán... mejor dejarlo correr.
A pesar de un punto de partida interesante junto a la mezcla de este genero con el terror, la
serie apenas engancha en su episodio piloto, dirigido por el solvente catalán Jaume Collet-Serra, y eso que el ritmo es más trepidante, al acumular demasiados giros de los que normalmente ocurren en otras series con un ritmo
más reposado. En The River es todo lo contrario, nos meten tan rápido en el asunto que apenas uno se da cuenta de como es posible que encuentren la embarcación
perdida, el Magus, cuando supuestamente los seis meses anteriores la
búsqueda oficial no había dado resultados positivos. Por no decir que cualquier
persona sensata se daría la vuelta hacia casa tras los primeros fenómenos
paranormales. Este barco, el Magus esta poblado de cámaras, ríete tú de
Gran Hermano ante el inusitado despliegue cotilla, no hay rincón ni pasillo que
no se cubra para mayor gloria del pegaplanos de turno. Es una excentricidad tan
alta que pierde parte de la magia de la cámara al hombro y el aspecto
documental.
Otro problema es que
las partes supuestamente terroríficas de los primeros capítulos están más
centradas en cuentos y leyendas sin relación alguna con la idea principal. Las
tramas son más bien derivados extremos de relatos populares que
adquieren sentido en esta profundidad amazónica denominada como boyuna, el
misterioso lugar donde las excentricidades cobran vida y donde los personajes
son incapaces de preguntarse un simple ¿porqué????. Estos primeros episodios
hacen perder el interés de una serie que nos hace esperar hasta el sexto
capítulo para meternos en la gracia del asunto. Además incrementa ese interés
al hallar material grabado por el propio Emmet Cole, una retroalimentación del
género que nos permite ver las últimas grabaciones del doctor y aupar la serie
hacia otro camino más interesante sobre los secretos que oculta en el interior de la boyuna en los capítulos finales. Demasiado tarde para un público que dio la
espalda al producto de la ABC, y que deja tantas interrogantes como temporadas se hubieran marcado si la audiencia se lo hubiera permitido.
ABC 2012
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