El libro marchito y la chaira para dirimir problemas |
... todo comienza con la dignidad con la cual tratamos a nuestros muertos. Dama Jessica.
Dune
Frank Herbert
Ultramar Editores, 1984
Supongo que iré escribiendo de lo que se me ocurra, sin rumbo fijo.
El libro marchito y la chaira para dirimir problemas |
Ha sida cancelada. Aunque ya se sabe desde mediados de agosto por los supuestos pobres resultados de los visionados de la serie en la plataforma correspondiente. Además de una buena colecta de críticas sobre la pobre calidad de la misma. Con especial hincapié por parte del fandom más acérrimo y del propio público en general. La crítica especializada ha sido, sin embargo, más benévola hacia el producto capitaneado por Leslye Headland. Más condescendientes hacia un producto que buscaba explorar nuevas historias sobre el universo de Star Wars, alejados de los acontecimientos previos al culebrón familiar de las películas originales y sus posteriores secuelas. Y tras el paso de los días, semanas ya, ando remoloneando con esta maldita entrada. Siendo incapaz de cerrar un texto sobre una serie que me ha dejado con ganas de más pese a las múltiples fallas que contiene la serie. Que son varias, aunque mi extremismo no alcanza un odio exacerbado del que se cree poseedor de su verdad absoluta.
Colorinchis - Disney+ |
La serie pretendía retroceder en el tiempo y extender la importancia de la República Galáctica en tiempos de paz y cómo se gestó el regreso sinuoso, lento e implacable de los Sith. Para ello contaban con un nuevo drama familiar protagonizada por unas hermanas gemelas (Osha y Mae) y cimentar, durante ocho episodios, un complot Jedi sobre un triste suceso que acabó en drama en el pasado, con las gemelas como precursoras del conflicto. A grandes rasgos, prevalece una idea general de cambiar las tornas, exponer ciertos males de los caballeros Jedi y de su organización, como si fuese necesario sacar los trapos sucios de los supuestos héroes galácticos con el fin de derribar un ideal que de pie a la teoría que ellos mismos participaron en su caída por la arrogancia de su ombliguismo. Siempre viene bien examinar ciertos mitos, humanizarlos si hace falta para rascar algún mal del que poder hilar una historia que pudiera ser interesante y demostrar, que tales héroes, también tenían sus defectos. Pero la historia propuesta por The Acolyte se sustenta en una especie de malentendido, un error que la soberbia Jedi convierte en fatal para un grupo de brujas empoderadas, y como éstos encierran su error a través del silencio. Aquí no ha pasado nada hasta que discurren años en el tiempo y una asesina comienza a ajustar cuentas.
Vernestra y su padawan tolai - Disney+ |
El diverso elenco racial también ha sido motivo de controversia, ligado a estos tiempos de evitar ser tachados de racistas unos, vendidos al palabro woke otros. El caso es que me esperaba más, en general de todos, incluidos algunos secundarios con pinta de panolis como el padawan de Vernestra. Un Sith observa a ese aprendiz y sabe perfectamente que la decadencia está en la misma casa. Amanda Stenberg (Osha/Mae) capitaliza el protagonismo y el consabido drama familiar que intente sostener el hilo principal de la historia. El maestro Jedi, Sol (Lee Jung-jae) encabeza una investigación, en plan policial, sobre la asesina y los motivos que persigue con la ayuda de Osha. Lógicamente saldrán las cuentas pendientes del pasado, algunas sorpresas interesantes y un nuevo villano oscuro con casco molón. En eso siempre aciertan, porque Qimir (Manny Jacinto) rinde también con cuentas atrasadas de las cuales se apuntaban a una nueva temporada que ha quedado en suspenso.
Al final, La acólita ha sido cancelada y la supuesta importancia que debía adquirir la figura de Osha en el futuro queda en suspenso. Alguno podría recuperar su historia o divagar alguna cosa en cómics, novelas u otras extensiones menores. En plan compensación o algo que apenas merece mayor atención que el resultado final del fracaso creado por Headland.
Mi libro dedicado |
Hace tiempo que Faulkner llegó por azar al blog, a través de la vieja costumbre de recorrer los pasillos de alguna biblioteca pública. Y en una suerte de inercia, llegó por aquellas fechas un regalo, un obsequio en forma de libro y de titulado memorable: Mientras agonizo. Un agraciado presente que recibí por el mero hecho de estar entretenido con la lectura de Santuario. Y ha pasado largo tiempo desde entonces, hasta adquirir finalmente la convicción de aumentar las lecturas de William Faulkner. Escritor de referencia americana a lo largo del siglo XX, al desarrollar un estilo propio que chocaba con las letras tradicionales de aquellos años. Faulkner se diferenció por dar paso a diversos narradores, uso de la simbología y saltos temporales. Se nota además con la agradable sorpresa y gratificación que ha sido esta última lectura. A pesar de que este hombre arrastre cierta fama de espesura o dificultad, seguramente por ser un escritor que exige cierta atención del lector para poder disfrutar de su obra y alguna que otra extravagancia que le hace más divertido si se le pilla el punto. Lo cierto, es que Faulkner merece una mayor difusión popular pese al detrimento que suelen tener los escritores citados como clásicos.
Mientras agonizo expone un viaje inusual, protagonizado por la amplia familia Bundren: compuesta por el padre, Anse y los hermanos Cash, Jewel, Darl, Dewey y Vardaman. Una terna de granjeros ignorantes, orgullosos y pobres que emprenden la tarea de cumplir el último deseo de Addie, la matriarca familiar: ser enterrada en su ciudad natal. Para describir tal aventura, Faulkner opta por la narración coral, al otorgar voz a todos los miembros de la familia; individualizados en diferentes capítulos donde cada uno toma el protagonismo de hacer avanzar la historia global. Cada miembro familiar tiene además sus propias preocupaciones y aspiraciones que irán desgranando en el momento que les toque. Y todo ello a través de una de las grandes marcas del autor: los monólogos interiores y los saltos temporales que describen qué motivos mueven a cada personaje actuar de una u otra forma. En este aspecto, también es importante destacar la necesaria intervención de personas externas, normalmente vecinos que se cruzan en el camino emprendido por la peculiar familia y otorgan un interesante punto de vista alternativo, cuando estos personajes ajenos a la familiar copen el protagonismo del episodio de turno y observen incrédulos el peregrinaje.
El periplo emprendido se convierte en una pequeña odisea donde mostrar la américa rural de la época; en un espacio de interés personal de Faulkner de volver constantemente en sus obras a un estado o condado americano ficticio, y de nombre impronunciable Yoknapatawpha (Ideal para un juego de deletreo). Un destino habitual para desgranar las clases sociales más bajas, de exponer el mundo sureño que rodea el Mississippi y los motivos que empujan a sus protagonistas. Pero ahora voy a poder ponerme los dientes. Y va a ser un consuelo. Vaya que sí. Anse
Y de ahí a la grandilocuencia, con salidas extravagantes de personajes que sorprenden por las decisiones que toman hacia una dirección u otra salida inesperada. Incluidas las divagaciones que afloran en aspectos cotidianos de la vida, en plan filosóficos frente al ejemplar muro que representa la religión y su continua aportación de creyentes empedernidos. Mientras agonizo sorprende gratamente en un trayecto que pudiera ser sencillo, pero que termina siendo toda una cadena de eventos dispares, donde afrontar la cohesión familiar ante los infortunios. La obstinación de llevar adelante ciertas ideas o la peculiar lucha contra los elementos purificadores del agua y el fuego. Como si el mismo Dios sobrevolase la voluntad de los hombres y llevase la cuenta de los pecados, una deuda a solventar entre reveses, catástrofes o decisiones más bien grotescas. Muchos elementos convierten a esta pequeña novela en una joya literaria, ideal para empezar a conocer la literatura de uno de los grandes.
Recordaba que mi padre solía decir que la razón para vivir era prepararse para estar muerto durante mucho tiempo. Addie
Las armas miran atrás
Lajos Zilahy
204º - Col Reno, 1967
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La ciudad vagabunda de Lajos Zilahy