Han pasado 20 años desde que se publicó esta novela. Convertida de inmediato en un tremendo éxito que se propagó rápidamente a nivel mundial. A España llegó en el 8, justo a tiempo para recibir, al año siguiente, la adaptación cinematográfica y comprobar el enorme arrastre que supuso un fenómeno literario que puso de moda la denominada novela negra escandinava. Porque las altas, educadas y guapas gentes del norte también tienen sus mierdas escondidas bajo las moquetas.
Tras este ligero margen de tiempo, me he decidido a leer esta vieja gloria literaria que ha extendido su legado más allá de la trilogía original, completada con La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire. Títulos bajo la autoría de Stieg Larsson. El periodista y escritor, falleció repentinamente en 2004, dejando varios borradores de lo que sería una saga titulada como Millenium. Posteriormente y tras el éxito financiero cosechado, la editorial Norstedts decidió encargar a otro periodista una nueva trilogía con los protagonistas de las novelas originales de Larsson. Un culebrón que a día de hoy continua con la incorporación de una tercera mano, la tercera en discordia y con la amenaza de avanzar en nuevas aventuras. Por lo menos hasta que el negocio funcione.
El libro, Los hombres que no amaban a las mujeres, está protagonizada por un reputado periodista de investigación (Mikael Blomkvist) quien dirige una revista económica y que acaba de salir escaldado de un juicio donde ha sido condenado por difamar a Hans-Erik Wennerström. Un habilidoso industrial sueco de oscuro pasado. A pesar de este suceso, otro importante empresario, ya retirado por su avanzada edad (Henrik Vanger), le ofrece un enrevesado trabajo. En teoría debe escribir un libro histórico sobre la compañía Vanger, una importante empresa familiar que esconde una peculiaridad: la misteriosa desaparición de una adolescente llamada Harriet Vanger en 1966. Que es el verdadero motivo de la contratación, pues la joven se esfumó sin dejar rastro, y desde entonces, el viejo Henrik anda con la sospecha de que pudo haber sido asesinada. La dificultad de hallar alguna pista nueva sobre un suceso de hace casi 40 años atrás, son solventados por una cuantiosa suma de dinero y la posibilidad, de que Henrik le ofrezca información relevante sobre el enemigo del periodista: Wennerström. Una revalida que empuja a Blomkvist aceptar el encargo.
En paralelo anda Lisbeth Salander, la coprotagonista del relato representada por una curiosa investigadora de una empresa de seguridad y que forma, sin duda, el mayor acierto de Larsson. Salander representa a una persona inadaptada; asocial y bajo la tutela de los servicios sociales por sus continuos problemas con la ley. La cabeza de Salander funciona en otro nivel, alejada de los dogmas corrientes, sobrevive en su propio mundo donde prima la desconfianza y una actitud arisca que le pone en guardia frente al violento mundo que la rodea. Que la muchacha sea una escuálida de aspecto gótico, ya sea por los diversos piercings o tatuajes que adornen su cuerpo, no hace sino acrecentar la figura del mayor reclamo del libro con una muchacha que domina perfectamente las nuevas tecnologías.
El otro aliciente es la compleja historia propuesta por Larsson, la misteriosa desaparición de Harriet que nos lleva hacia una especie de misión imposible para rescatar algún dato nuevo después de tanto tiempo transcurrido. Esa dificultad de avanzar, sirve al autor para poner en antecedentes a sus personajes, ya que el lector va descubriendo la narración de los sucesos al mismo tiempo que el periodista. Una inteligente forma de hacer participe al lector. En especial, cuando entramos en jugosos detalles sobre los desvaríos de la familia Vanger; como cuando algunos de sus miembros más antiguos tuvieron lazos con el fácil comodín del nazismo; mientras que otras ramas familiares andan peleados por el lógico dominio del decreciente poder empresarial.
La novela anda estructurada en señalados bloques temporales. Aunque podemos separar el grueso del texto en dos grandes partes bien marcadas. Una primeriza, donde el autor presenta a Blomkvist y a Salander por separado. Ambos con sus propias movidas y taras personales que sirven de carta de presentación al mostrar el carácter de cada uno. Después viene el caramelo, el dulce hallazgo de exponer una pista que acelera la gracia de la investigación y, por fin, juntar a la dupla protagonista en una única misión, donde el misterio logra engatusar al lector por la lógica concatenación de acontecimientos e indicios a descifrar. También suma la gracia de observar los pasos dados por los protagonistas, tanto los palos de ciego como los avances hechos hacia un entramado que coge variantes sorprendentes. Cabe destacar en este aspecto la paciencia y buen hacer del autor, pues se ha currado una amplia amalgama de giros que asombran y desconciertan a la vez en un texto grueso. Un libro rellenado con datos tan inútiles como la rutina de tener que hacer la compra como con la considerable aportación de los múltiples secundarios que enriquecen el conjunto del libro.
Finalmente, queda por aclarar que este tipo de libros no suelen ser de mi agrado, pero reconozco el gancho de Larsson y su trabajada propuesta. No ha sido una lectura pesada ni lastrada por mis gustos personales. Es un libro que cumple con su cometido donde se entiende perfectamente la fascinación que provocó en su momento. Funciona obviar clichés del genero (detectives alcohólicos o listillos investigadores encantados de conocerse) y crear un universo propio que extendió en otros volúmenes que sirve además para desgranar parte de la sociedad sueca y poner el foco en la triste actualidad de la violencia que sufren las mujeres. De recurrente y triste actualidad 20 años después. Cuando se estrenaron los filmes suecos acudí raudo al cine, como la mayoría del rebaño empujado por la moda del momento. Curiosamente, el primer filme dejó algún recuerdo perenne en mi memoria, mientras que de las siguientes propuestas literarias adaptadas, apenas recuerdo nada relevante. Ya se verá si les damos hueco al blog las otras dos continuaciones de Larsson.
-Henrik, me encargaste la misión de averiguar la verdad de lo ocurrido con Harriet. ¿Esperabas que esa verdad estuviera exenta de dolor?
El viejo lo observó. Luego se le pusieron los ojos como platos.
Opinión personal: Qué hija de puta la Anita Vanger.
Los hombres que no amaban a las mujeres
Stieg Larsson
Ed Destino, 2008
Stieg Larsson
Ed Destino, 2008