29 de abril de 2014

Fortines, parapetos y trincheras: Cumbres republicanas de la Jarosa

El cordal dominado por el ejército republicano en la Jarosa arranca en el cerro de La Salamanca, pasando por el Risco del Polanco, La Carrasqueta y el Collado de la Portera del Cura. Cumbres dominadas por el ejercito rojo frente al cordal nacional de Cabeza Líjar, Cueva Valiente y la loma que desciende desde esta ultima cima hacia Pinares Llanos. Es un frente de guerra algo apartado de los grandes choques como en el Alto de El León, pero de cierta importancia para controlar al enemigo y evitar movimientos que podrían derivar ataques desde puntos menos estratégicos. Es por ello que los restos son abundantes al tener que 
Restos de viviendas en la Salamanca
ocupar toda la franja cimera a través de nidos de ametralladoras, trincheras y parapetos principalmente. Nada excepcional pero una buena cantidad que justifica el paseo. Un pequeño problema reside en ubicar una ruta circular para visitar con cierta coherencia estos apartados restos. La mejor opción y mi recomendación particular es la que aparece publicada en el libro "Senderos de guerra" de Jacinto M. Arévalo. Pero para evitarme tanto rodeo con el coche tengo otra idea en mente y parto desde el mismo pinar de la Jarosa hasta el collado de La Mina. Este collado es la divisoria entre la posición nacional de Cabeza Líjar y la republicana de La Salamanca. El frente de guerra más cercano y donde se darían los mayores enfrentamientos. Inicio pues la recolecta de restos de la guerra civil por el sendero GR10 que ataca el lado norte de este ultimo cerro tras una breve visita para ver salir el sol desde el precioso mirador de Cabeza Líjar.


En esta ladera norte de la Salamanca se encuentran las posiciones de vanguardia, bastante derruidas donde destaca un primer puesto de tirador circular cerca de unos berrocales y abandonando el sendero. La mayoría de los restos se encuentran en la parte madrileña, donde podemos superar la alambrada de turno en el inicio del cerro o sobre los berrocales
Doble muro en Tranvías
que abundan en esta parte. Cierta precaución al andar fuera del camino ya que me tropecé con más de un alambre de espino perdido que pueda hacernos algún rasguño. En la parte más alta se hallan numerosas viviendas y puestos parapetados que siguen una línea que descendería hasta el pinar de la Jarosa, perdidos en su mayoría por el cortafuegos y que ya cité en esta entrada. En la parte sur de la cima se hayan otro nuevo conjunto de viviendas, destacando una de ellas en tamaño donde podría estar situado el puesto de mando. Junto al arruinado refugio de montaña, hay una cierta acumulación de escombros circular que seguramente formaría la base de un puesto de ametralladoras. En este punto podemos dejarnos caer por esta ladera oeste hasta toparnos con la delimitación del frente que nos acompañará a lo largo de la excursión. En este mismo cerro murió en combate un famoso socialista italiano, Fernando de la Rosa. En torno al 15 de septiembre del 36, cuando los republicanos intentaban reconquistar lo perdido y asaltaban Cabeza Líjar. 


Este frente es un un muro continuo que llega a diversificarse en algunos tramos por trincheras. La mejor opción es continuar cerca de este parapeto que recorre el cordal algo por debajo de la loma y del GR10. En este muro van apareciendo diversos puestos de tirador, aspilleras y otros elementos donde acoger a los soldados que montarían guardia frente a los nacionales de Cueva Valiente y los pinares de su base. Cabe destacar una operación republicana llevada a cabo por el capitán Benito Sánchez en el inicio de la contienda. Desde la Portera del Cura recorrió todo el cordal con el objetivo de sorprender a los nacionales que habían tomado el Alto de El León.


Detalle. ¿Ametralladora?
La línea republicana continua y supera la senda del GR88 que proviene del Collado del Hornillo. La ruta sigue por la senda que parte hacia el oeste y se acerca a la posición denominada como Tranvías, por la profesión de los milicianos que se apostaron en este lugar, el inicio de los singulares berrocales que dominan el Risco del Polanco. En esta posición se acumulan las construcciones. Viviendas, muros dobles, puestos de tirador y un nido de ametralladora en particular que parece haber sufrido una leve reconstrucción. A pesar del tiempo, estos elementos bélicos se mantienen en buen estado y aglutinan los restos más numerosos e interesantes de todo el cordal republicano. También destaca ese doble muro que finaliza parapetando a sus ocupantes. Toca seguir por la senda y por el muro transformado en guía natural, quien va enlazando grandes peñascos y donde la orografía de la cima aporta unas buenas vistas del valle. Como el antiguo Berrueco de la Peña Blanca, a quien devuelvo el saludo de hace un año.

El largo muro del frente
Según vamos perdiendo algo de altura van apareciendo diferentes restos, viviendas y nuevos puestos de tirador. Destaca por encima de todos un nido de ametralladora sobre un escarpado que parece desafiar a sus enemigos desde la arrogante posición que domina. La construcción esta precedida por una vivienda que aun conserva en una esquina una especie de chimenea, un corto pasillo desembocaría en la fortificación perdida que vigila los peñascos de enfrente. El apacible paseo continua por la estrecha senda que viene acompañándonos por esta ladera y que empieza a terminar de bordear el Risco del Polanco para introducirnos en un pinar junto a una exagerada valla cinegética. La valla se haya derribada en algunos tramos aunque el camino a seguir sea en paralelo a la valla, incluso es esta zona supuestamente apartada del frente aparecen más viviendas dispersas como un pequeño resguardo más tranquilo. La senda conecta finalmente con el GR10 que se abandonó casi al principio de la ruta y alcanza el collado donde existe un remarcado desvío hacia los pinares de la Jarosa. En ese pequeño trayecto también hay pequeñas edificaciones salteadas de menor importancia. 

Enfrente se alza la Carrasqueta, un nuevo cerro donde se encuentra la posición denominada como Elda, por el origen alicantino de sus ocupantes. Para asaltar esta nueva ascensión hay varios senderos que surgen desde ese collado. El más directo y duro a la cima es el de la izquierda, mientras que los otros buscan rodear la ladera. En un principio se camina bajo la agradable sombra de los pinos que van desapareciendo según nos acercamos a la cima. De camino vamos dejando atrás algunas construcciones adosadas a grandes rocas o buscando el resguardo tras ellas. Varias son las viviendas dispersas de este cerro que destaca por
Restos de viviendas en la Carrasqueta
su aérea vista sobre la Jarosa. Hacia el sur otras vistas más politizadas sobre Cuelgamuros y la enorme cruz de granito del Valle de los Caídos. Buen momento para usar los prismáticos. Cerca de esta cima nace un largo cortafuegos que cae casi a plomo sobre los pinares madrileños. En este momento doy por finalizada la excursión a pesar de que me queda la posición Crestones pasada la Naranjera. La idea inicial era completar todo el cordal para luego volver hasta este punto y bajar rápidamente por el cortafuegos hasta el coche, sin embargo el tiempo va más deprisa de lo que pensaba y ya arrastro algo de cansancio. Con lo bien que estoy aquí sentadito... 



Panorámica desde Cabeza Líjar

Actualización a 18-5-17

... Es cierto, estaba bien a gusto. Pero llega el día en que toca levantar el culo, echarse el macuto a la espalda y finiquitar viejas deudas del pasado. Como este anexo que completa el recorrido iniciado por las cumbres dominadas por las milicias republicanas. Con tres años de retraso.

Con cierta imaginación aparezco sobre la Carrasqueta, como cuando sueltas el muñeco amarillo de googlemaps en cualquier parte. Y en este caso, para continuar por el marcado sendero GR10 hacia el Collado de la Portera del Cura. Amplio espacio donde se encuentra el vallado que rodea Cuelgamuros y nos acompaña hasta la Naranjera. Pero antes queda por
Restos tras la valla cinegética
señalar algunos restos perdidos y que están fuera del buen sendero. No son en absoluto grandes construcciones, más bien quedan ruinas de lo que antaño pudo ser una vivienda, algún parapeto y la fiable trinchera. Desde el mismo collado hay un sendero que desciende a derechas, prácticamente recto por la ladera de la vertiente castellana. El hito para no perderse es una antigua valla cinegética que transcurre casi en paralelo al frente republicano. Por ahí andan la trinchera y algunos restos entre matojos y jarales. La supuesta línea republicana sube ligeramente por la pendiente, hasta que la experiencia adquirida permite adivinar donde encontrar otros restos situados junto a los diferentes salientes y berrocales que ofrece la montaña. Muretes y algún que otro puesto de tirador. 


Tras hallar ciertas posiciones a lo largo del collado, se encara un leve ascenso hacia el arruinado refugio de la Naranjera. En la leve subida vuelven a aparecer pequeños restos, algunos adheridos a las rocas y otros apartados del sendero. Como una vivienda a lado de la valla descrita. Por lo menos en ésta sobresale una chimenea en una de sus esquinas como elemento de distinción frente a tanto escombro. Por otro lado y si hay suerte, las senderistas señales expuestas junto al refugio de la Naranjera, resistirán por un tiempo la invasión de los vándalos y apenas habrá que citar que el camino a seguir es el denominado como Mirador de la Naranjera. Aunque en realidad lo que aparece es un apacible sendero que recorre cierta crestería rocosa hacia el interior de los Pinares Lanos. Una pequeña delicia de vereda sobre el imponente pinar, con los muros rocosos a un lado y el campamento de Peñas Blancas hacia el otro. Por estos lares se encontraba la posición Crestones, con escasos restos visibles. Aunque tal vez la belleza del entorno embriagó más de lo normal mi fácil parecer de salirme del recorrido indicado. Y eso que mi imaginación sitúa algún Moái descarriado en estos rincones. Tras un pequeño pateo, la valla cinegética reaparece para indicar al caminante el sitio por donde superar la linde rocosa. 

Puesto de tirador
Al otro lado sobresale el asfaltado camino que lleva hasta el albergue de la Casa de la Cueva. Antes de alcanzar la cota de civilización, destaca un pequeño cementerio de bloques graníticos, trabajados en uno de sus lados para simular una cacera donde poder transportar las aguas. Su antigua función proviene del manantial llamado de las Negras. Un poco más arriba y pegado al asfalto. 

Hasta aquí llega esta entrada atemporal, con el añadido de algunas fotos al álbum y que pretendía exhibir la larga línea republicana entre las montañas que separan Castilla y Madrid. 

Álbum fotográfico

Bibliografía:
Senderos de guerra. Jacinto M. Arévalo
Librería Desnivel, 2008


24 de abril de 2014

Regreso a la Catedral

El inicio de el Ingeniero
Hacía mucho tiempo de mi ultima ruta en bici larga, más tiempo aun de rodar por una de las sendas más famosas de la zona centro de España. El camino de el Ingeniero. Con la llegada de la Semana Santa y unos días de vacaciones, la única excusa posible era cuadrar la fecha para volver a ciclar por la Catedral de las Veredas y mostrar mi natural devoción a las ruedas. El itinerario de la ruta tenía que ser la clásica circular que empieza y termina en el municipio de San Rafael. Mientras que los voluntariosos monaguillos destinados a recibir su bautismo senderil serian mi cuñado Hugo Ramos y mi primo Álvaro Martín. Lo malo era la forma física, y en especial mi escaso rodaje encima de la burra que me hacia tener ciertas precauciones para completar un trazado exigente desde el principio hasta el final. Por este motivo nos plantamos en San Rafael pasadas las ocho de la mañana, para iniciar cuanto antes nuestra particular procesión ciclista. Tras recoger algo de agua en la fuente de la Yedra o de la Virgen de las Nieves, escojan el nombre que más les cuadre, iniciamos la ascensión por los pinares de Aguas Vertientes. Los primeros kms son exigentes, e ideales para combatir la fresca mañana de abril, pasando primero por la señalizada senda de la Peña del Águila hasta alcanzar, posteriormente, la pista que culmina la subida hasta el collado del Hornillo. Un leve parón y tranquilamente descendemos por pista hasta la entrada de la divertida senda que discurre paralela a esa carreterilla forestal que lleva a Peguerinos.

Hugo en acción.

Este sendero es una pequeña gozada, donde solo el inicio contiene un leve tramo técnico, el resto serpentea suavemente y la única dificultad estriba en vadear algunos arroyos, especialmente en esta época primaveral, donde bajan algo más caudalosos e inundan algunas partes que nos obligan a cruzar con cierto cuidado, o a variar la trazada en la pradera. En una de esas, tuvimos un ligero percance con una rama que se enganchó en mi mochila para dispararse sobre el rostro de quien me seguía. No podía faltar la tradicional recogida de ramos en estas fiestas por parte de Hugo, rindiendo honores a su apellido con la inoportuna trampa. Después del incidente llegamos al camping del Valle de Enmedio para continuar el peregrinaje con una leve subida hasta llegar al embalse del arroyo del Prado del Toril. Después de una nueva parada reiniciamos la ruta por el estrecho y técnico sendero que asciende por encima del pequeño pantano, un tramo hermoso, entre piedras y raíces que exigen el margen suficiente entre fuerza y control para superar la dureza de la senda. Una vez superada, conectamos con la pista que llega al Alto de la Gargantilla y la seguimos, obviando el sendero del Chuvieco para ahorrar algo de fuerzas. La pista parece un oasis entre tanta piedra y camino estrecho que nos lleva rápidamente hasta la zona de Las Lagunas donde me salto el primer desvío, pequeños errores que nos obligan a remontar y mantener la fe en un guía que purga los pecados de la memoria.

Corregido el rumbo queda poco para llegar al vértice que separa las tres provincias (Ávila, Madrid y Segovia). Ahora toca bajar junto al arroyo del Boquerón y encaminar el pago de poder disfrutar del famoso Ingeniero. Ese pago supone cargar con la bici unos 100 metros por la ladera de la montaña. Una autentica cruz que sumar a las fuerzas gastadas con anterioridad. Hace tiempo que he visto una alternativa en diferentes tracks que nos evite el mal trago de empujar la bicicleta, pero tras la equivocación anterior optó por asegurar y que mis compañeros conozcan el duro origen de esta senda. La bajada por el arroyo del Boquerón es bastante complicada por la cantidad de piedra y tierra suelta, además de la fuerte pendiente. En esta parte me toca besar el suelo al intentar pararme torpemente para vigilar la bajada de mi primo, novato en estas lides. Ya queda poco tras la penitencia de cargar con nuestros hierros, puesto que el Ingeniero se abre paso tímidamente por la ladera y se introduce por el frondoso pinar. Estrecho en su nacimiento y con una fuerte caída hacia la izquierda en forma de barranquillo que te obliga a tener cierta precaución pese a lanzarte raudo y veloz hacia algo llamado diversión.


El camino de el Ingeniero tiene esa fama que colma las expectativas de los bikers durante algo más de diez kilómetros. Aunque siempre hay un pero, y en esta ocasión es que también
Álvaro cargando el peaje de entrada
contiene tramos duros a sumar a lo acumulado. Tras pasar el desvío de la Quiteria, la senda parece que solo sube en un encadenado continuo donde se apura el molinillo. Llega el momento de la nostalgia, al reconocer algunos pasos empedrados donde me acordaba de alguna virgen y en donde me atizaban los calambres. Las piernas empiezan a protestar pero aguantan y regulo, porque sé que todavía quedan pasos por dar, pese al presumible costalazo de Álvaro quien se retrasó en volver a aparecer por la vereda. Hugo sin embargo empieza a pedir la salvación. Excedidas sus fuerzas y sobrepasado el tiempo que le dedica a las ruedas. Finalmente y tras deleitarnos con unos tramos exquisitos, hallamos la tentación del atajo, demasiado fácil como para continuar con el placentero martirio que impera en la senda. Toca ceder y dar sentido a la razón frente a la devoción. La Catedral seguirá ahí hoy, mañana y el bendito día que vuelva a profanar el silencio del bosque para reír de alegría. 


19 de abril de 2014

Deadwood T2

Esta segunda temporada arranca con una leve introducción en sus dos primeros episodios. Una especie de puente que sirve para cerrar algunos detalles de la primera sesión, y de paso, dar pie a la segunda a través de una vuelta de tuerca al enfrentamiento entre Al Swearengen y Seth Bullock. Y todo ello en medio de la llegada de la familia del sheriff al pueblo y la pudorosa situación que se crea con la viuda Alma Garret. Actos con ciertas repercusiones sobre los implicados, y que afectará a otros individuos a lo largo de los capítulos a tomar las decisiones necesarias para elaborar a sus personajes. A esta segunda temporada se suman nuevos personajes y nuevas inquietudes que se ciernen sobre Deadwood. 

Bienvenidos a Deadwood¡¡¡ - HBO

Destacar por encima de todo la alargada sombra del poderoso George Hearts, padre del posterior magnate de la comunicación, William Randolph Hearst (el personaje público que utilizó Orson Welles para su Ciudadano Kane). Hearts planea apoderarse de las concesiones de oro de la ciudad y para ello envía al Sr. Walcott como avanzadilla. Este interesante personaje es un geólogo especializado en calibrar la calidad de los suelos y de las almas humanas. Con ordenes firmes e ideas más claras de como adquirir los terrenos.

Otro aspecto importante es la futura adhesión del pueblo al estado de Dakota y los movimientos políticos que provoca la riqueza de esta nueva ciudad en los mandamases de ese estado. Este pequeño vaivén inicial se desarrolla a la par de una grave enfermedad que inhabilita a Swearengen de sus facultades. Dato relevante para quien se encuentra impedido de tejer sus redes e influencias, dando cierta sensación de que Deadwood se haya indefensa ante la avaricia política y los movimientos de los poderosos frente al populacho que conforma este pueblo. Capítulos sobresalientes que imponen una serie de acontecimientos a resolver en el futuro.

Amor fraternal - HBO

Tras el avance inicial, puede decirse que la segunda entrega comienza realmente a partir del tercer capitulo, y en parte, parece que exista cierta lentitud en el desarrollo de las acciones, aunque realmente ocurren bastantes cosas en el aparente sosiego. Los temas expuestos se van encajonando poco a poco, hasta cobrar la forma necesaria y resolverse al paso de los episodios. Los nuevos personajes adquieren pronto el nivel que se merecen junto a las nuevas tramas. Walcott por ejemplo, aúna ese fantástico matiz de criminal que juega rodeado, entre colegas de profesión y que no dudan en intentar beneficiarse de algunos asuntos, o entorpecerse mutuamente si hubiera ocasión para ello. El empresario Cy Tolliber adquiere la virtud de poder mostrar el cabrón que aparenta, apostando al caballo ganador sin faltar a su cita de poder exigir aun más en caso necesario. Swearengen, una vez recuperado, intenta remar hacia su orilla. Tratando de urdir una estratagema solida para que Deadwood no quede relegada a los dictados de otras ciudades, y a sopesar la llegada de un nuevo y temible rival.

Tanta trama y segundas intenciones crea un excepcional gallinero en donde apenas nadie parece querer salvaguardar la honradez. Destacan los patrones moviendo a sus peones de diversas formas para provocar la muerte, la codicia o el beneficio. Mientras que la soldadesca mantiene el honor de rellenar con gracia las funciones que les son asignados. La serie continua con la linea marcada en su origen, al mostrar la realidad de ese western oscuro y sucio, ligado al realismo de una época dura donde la divisoria de la vida y de la muerte apenas se dirime entre un agradable paseo en bicicleta o la coz de un caballo salvaje.

Explotación minera - HBO
Esta temporada mantiene el listón de su predecesora, gracias al desarrollo de unos personajes que van cobrando fuerza y a los que ya conocemos. Cada uno con su diatriba particular y por supuesto, con la participación en el conjunto de temas de la serie. Tal vez el parco Seth Bullock pierda algo de comba pese a su inestimable presencia e importancia. La aparición de Hearts al final de la temporada augura una movidita y entretenida continuación junto a la definitiva anexión de Deadwood a los EEUU. Que continué la fiesta y el baile. 

Deadwood. HBO
2005
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Deadwood T1
Deadwood T2
Deadwood T3

Deadwood: la película

14 de abril de 2014

Suite francesa

Con alrededor de sesenta años de retraso se publicó en 2004, Suite francesa. Una obra inacabada sobre la II Guerra Mundial de Irène Némirovsky, afamada escritora de la primera mitad del siglo XX y que encontró su muerte en un campo de concentración alemán. Antes de ser detenida, esta notable autora comenzó un ambicioso proyecto con esta novela, a la par que se desarrollaba la guerra como una cronista de la época, con la excepción de ficcionar un hecho tan cruento como es el enfrentamiento humano y donde encontraría fácilmente destacados ejemplos de inspiración al vivirlo tan de cerca.

...hace falta una época de guerra o de grandes transformaciones para verlo. Es el espectáculo más apasionante y el más terrible del mundo. El más terrible porque es el más autentico.
                  Lucile Angellier

Para esta obra, la novelista planeó una composición de cinco tomos que conformarían una
libro de más de mil páginas. En la edición Salamandra, se incluye un interesante prólogo donde se relata una parte biográfica de Némirovsky, y como sus manuscritos fueron salvados junto a sus hijas en una historia de supervivencia tan fascinante que daría de sí más de un guión cinematográfico. Es increíble que a uno le toque la fibra una simple presentación de los acontecimientos vividos por esta familia. También al final del libro se incluyen cartas y anotaciones sobre la situación de la época, de las ideas que Némirovsky calculaba para su obra y las preocupaciones que ella misma presentía con el avance del conflicto. En gran medida, da rabia desconocer el resultado final que la autora tenía en su cabeza. Pues solo pudo completar los dos primeros compases de esta obra. A pesar de saber que faltan tres supuestos tomos, esta novela contiene material suficiente en sus dos primeros volúmenes, Tempestad en junio y Dolce, que satisfagan la lectura y el simple acto de abrir sus páginas. Aunque lógicamente quede ese poso amargo de leer un texto sin final, hecho importante y que posiblemente sea una buena razón para que la gente decline leer esta novela.

El primero de los tomos se centra en la evasión de la población civil tras el anuncio de la llegada de tropas alemanas a tierras francesas. En esta primera parte, Némirovsky realiza un extenso análisis de las gentes que abandonan sus hogares. Burgueses, obreros y políticos evidencian ese enorme zoológico que es la masa de gente cuando huye en manada. En este espacio vamos saltando entre diferentes personajes que copan el protagonismo de sus respectivos capítulos, familias adineradas y trabajadoras. Un afamado escritor junto a su amante y personas de su servicio. Un sacerdote encargado de unos huérfanos, un egocéntrico ricachón, un veterano matrimonio preocupado por su hijo soldado en el frente de guerra... todos caben en la desbandada general que impone el miedo a ser bombardeados y logra familiarizar a los lectores con sus propias inquietudes respecto a otros evadidos. 

Némirovsky no tiene problema en describir, con detalle, la rapidez conque el ser humano se corrompe cuando ve peligrar el cuello, o cuando el estomago se encuentra vacío. Sin algaradas ni exabruptos, la escritora, de origen ucrania y de donde tuvo que huir anteriormente por la revolución bolchevique, se toma una leve revancha ante su orgulloso país de acogida en boca de sus personajes, al verse ella misma abandonada por sus propios conciudadanos ante el régimen nazi. 

Todos los que lo rodeaban, la gente, su familia, sus amigos, le inspiraban sentimientos de vergüenza y furia. Los había visto en las carreteras, a ellos y a otros por el estilo, se acordaba de los coches llenos de oficiales que huían con sus preciosas maletas amarillas y sus pintarrajeadas mujeres; de los funcionarios que abandonaban sus puestos; de los políticos que, presas del pánico, dejaban un rastro de carpetas y documentos secretos a su paso; de las chicas que, después de haber llorado como convenía el día del Armisticio, ahora se consolaban con los alemanes. "Y pensar que nadie lo sabrá, que alrededor de todo esto se urdirá tal maraña de mentiras que aún acabarán convirtiéndolo en una página gloriosa de la historia de Francia. Removerán cielo y tierra para sacar a la luz actos de sacrificio, de heroísmo... !Con lo que yo he visto, Dios mío! Puertas cerradas a las que se llamaba en vano para pedir un vaso de agua, refugiados saqueando casas.. Y en todas partes, en lo más alto y lo más bajo, el caos, la cobardía, la vanidad, la ignorancia... ! Ah, qué grandes somos!
          Hubert Pericand

Tempestad en junio termina con la derrota de Francia y con nuestros protagonistas dispersos en diferentes lugares, cada cual con su aventura y con el lógico temor al desarrollo de una guerra donde su país ha sido derrotado y camina hacia una colaboración con el enemigo, y que Némirovsky se quedaría con las ganas de evidenciar en esta novela. En parte porque en el segundo tomo, Dolce, la autora se toma un respiro en un pequeño pueblo
francés, donde se nos describe la vida de estos vecinos con los alemanes que llegan para controlar ese territorio. El orgullo francés se ve incluso herido al tener que alojar a los vencedores en sus propias casas. Teniendo algunas de estas familias a sus padres e hijos prisioneros por el enemigo tras la confrontación inicial. 

Esta es la base donde Némirosky desentraña un pequeño estudio humano de convivencia entre derrotados y vencedores, pero con la impronta inteligente de no caer en el tremendismo al colocar a los nazis en la fácil representación de fanáticos opresores. En lugar de eso humaniza a los soldados alemanes, poniendo nombres, oficios y sueños perdidos por la guerra a los jóvenes soldados arios. Incluso ubica su modélica presencia a través de un recio sentido de educación sobre los vencidos a fin de no herir sensibilidades en la población francesa. Con el paso del tiempo y cierta moderación, el lector descubre el simple avance de la vida, del paso del tiempo y de las costumbres que adquieren unos con otros, llegando a algo tan básico en la raza humana como es la sociabilización entre personas, sin olvidar, por supuesto, la posición de unos sobre otros. Algo que queda claro con las prohibiciones impuestas, las continuas requisas, la falta de alimentos, recursos básicos como gasolina y por supuesto, las propias diferencias sociales entre los franceses.

La anciana Angellier suspiró acongojada, imaginándose a personas de su círculo de amistades o de su familia compartiendo un cuervo a la hora de la cena, una idea que tenía algo de grotesco y degradante (mientras que tratándose de obreros, con decir !Pobres desgraciados! y pasar a otra cosa, habría sido suficiente).

De esta guisa el protagonismo recae en una joven francesa que tiene a su marido prisionero y que aloja a un oficial alemán en casa de su suegra mientras éste intenta seducirla. El conflicto de sentimientos avivará este fragmento de la novela donde, Lucile Angellier, verá transformar sus ideas y pensamientos, revelándose como la heroína que nos debiera introducir en el tercer tomo si éste hubiera llegado a existir. Aquí es donde llega el lastre de la novela. El final del tomo cierra de manera abierta dando paso al avance lógico de los personajes. En parte se sobreentiende ese final, y con los datos aportados por la editorial, el lector puede jugar a terminar de construir la obra que Irène Némirovsky iba anotando, incluso cuando presentía que su vida peligraba. La escritora no dejo de trabajar, obstinada en su obra como el mayor refugio que tenía para evadirse de la tragedia que sucedía a su alrededor.

Suite francesa
Ed. Salamandra

Irène Némirovsky

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Noticia de el diario El Mundo

9 de abril de 2014

El Álamo

El western es un género cinematográfico tan importante en la historia del cine, que no se puede obviar ningún título, ni esta temática, en ningún listado del séptimo arte. Y menos aún en mi particular propósito de aglutinar directores debutantes. Este género, además, es algo propio de los EEUU, como un arraigo cultural; ya se esté rodando en la frontera con México o en el desierto de Tabernas. El western es tan propio de los yanquis como el landismo para los
"Así se empieza una guerra" - D.R.
españoles. De ahí que se remarque esta faceta como ayuda para construir la identidad de un país carente de historia. Para ello, cuentan con un amplio abanico de filmes sobre la conquista del oeste, donde encontramos todo tipo de ramificaciones: las guerras con los nativos, los antiguos colonos, pistoleros famosos u hechos puramente históricos. Como la película de El Álamo, dirigida por el actor por excelencia del género: John Wayne. Lo cierto es que esta película se llevó a cabo por el empeño personal del propio Wayne por llevarla al cine, y ya que estaba, ponerse a los mandos de su capricho, ensalzar la dura resistencia de los reducidos combatientes frente al grandioso ejército rival, encabezar el reparto y salvar a América entera si hiciese falta. Porque El Álamo forma parte importante de ese país tan patriótico, y es todo un referente como destino turístico. 


La película narra un hecho histórico concreto de la guerra que mantuvo México frente a los rebeldes texanos, en su intento de instituirse como una república y desligarse de la legislación mexicana. De hecho, El Álamo fue un asedio a una antigua misión española junto a la localidad de San Antonio de Bejar, donde la resistencia numantina de los rebeldes sirvieron para
El doble natural de Fernán Gómez. John Dierkes - D.R.
sentar las bases de la épica y el orgullo de un país con necesidad de ensalzar a los héroes que dieron su vida por un fin mayor. La cinta sirve pues, para acrecentar ese orgullo nacional, y a John Wayne como protagonista principal encarnando la legendaria figura de Davy Crockett; un famoso aventurero americano que se unió a las menguadas fuerzas rebeldes lideradas por otras tantas figuras emblemáticas. Como William B. Travis y Jim Bowie, encarnados por Laurence Harvey y Richard Widmark respectivamente. 

Tal afluencia de personajes importantes, son solventados en el film a través de la enemistad y la rivalidad entre Travis y Bowie; todo un acierto que añade pimienta entre los defensores, que bastante tienen con repeler las acometidas del ejército mexicano como para encima observar las diferencias entre sus mandos. Cada uno de estos protagonistas, mantienen su punto de vista hasta las ultimas consecuencias que les permite el estado de guerra en donde se hayan envueltos. La llamada del deber, sin embargo, les sirve como acicate para mantenerse unidos frente al enemigo. John Wayne se deja para sí el lucimiento personal del trío protagonista, con el personaje sabelotodo, simpático y valeroso que tan bien le encaja. Una especie de astro estelar donde giran alrededor todos sus hombres, convirtiendo a los necesarios secundarios en extensiones del propio protagonista principal. Con sus virtudes y con sus defectos.

Rodeados - D.R.
El filme esta claramente dividido en dos partes: presentación y batalla. En un principio, la película nos sitúa en la importancia de mantener todo el tiempo posible el control en la antigua misión donde se hayan parapetados los rebeldes. A pesar de la reducida guarnición y del componente suicida, el comandante Travis acepta el encargo de dirigir la resistencia. Pero antes de dar paso al encuentro bélico, el personaje de Wayne llega a esta ciudad con sus hombres, donde son requeridos para unirse a los rebeldes y coquetear con la damisela en apuros, en un extraño ejercicio de presentación de personajes bastante alargado, donde incluso no se cierran algunas tramas planteadas.

La llegada de la guerra, muestra todos los elementos que acarrea ese salvaje estado donde tan a menudo cae el hombre. Con la evasión de los civiles y la separación de las familias. Aquí es donde destaca la película de El Álamo, al contener buenas dosis de cine clásico, entretenimiento y espectáculo, aunque el resultado final sea bastante irregular por un exceso de metraje que sirve para incluir algún que otro discurso panfletario y la supuesta relación entre Crockett y la viuda mexicana. Parece ser que un productor ya metió la tijera a un primer montaje que alcanzaba las tres horas de duración. Lastima que se quedara corto en esta película, que pese a todo, aúna el vigoroso retrato de la épica resistencia del hombre y cómo estos deciden afrontar su fatal destino. 

El Álamo de John Wayne
1960

4 de abril de 2014

Deadwood. T1.

Apenas encuentro algún sentido a escribir sobre series en el blog. Son tantas las creaciones y tan poco mi tiempo libre últimamente que aun guardo la primera temporada de Juego de tronos con la intención de ser vista en alguna ocasión. Y tantas otras... Pero ya que empecé voy a intentar retomar esta sana costumbre y hacer un hueco. Sin embargo pienso obviar las tendencias actuales, para recuperar otras series que merezcan cierta consideración por mi parte bajo una selección siempre subjetiva y personal.

Llegada a Deadwood - HBO
Para volver al televisivo serial me he decidido por una obra que fue cancelada tras tres temporadas y que siempre ha sido citada como una de las joyas de la HBO. Deadwood. Este título es en realidad el nombre de una ciudad americana, y en esta serie se cuenta como fueron sus inicios. Un pueblo que se estableció y creció fuera de la legislación yanqui en tierras sagradas de los nativos. El motivo de los supuestos colonos es bien simple, en esa zona había oro. La susodicha fiebre que encandiló a toda clase de buscavidas para adentrarse en tierras peligrosas y establecerse en una ciudad sin ley. Así comienza Deadwood, con una especie de atasco dominguero en el Oeste americano, donde los hombres van con la firme intención de hacer negocio. Los EEUU de América carece de siglos de historia, tal y como puede presumir la vieja Europa, pero lo cierto es que saben venderse muy bien y dentro de sus breves páginas sabemos más de peleas entre indios y vaqueros que entre liberales y carlistas del mismo siglo XIX, por poner un ejemplo practico entre EEUU y España.

Así pues, Deadwood es un acercamiento ficcionado de un hueco de esa breve historia. De inicio parte con notables personajes históricos como Wild Bill Hickock o Calamity Jane. Sin embargo es Seth Bullock, otro personaje real, quien parte como protagonista y guía principal
Wild Bill y Seth Bullock - HBO
de la serie. Bullock fue un hombre de negocios que tras establecerse en la ciudad llegó a ser alguacil y reconocido posteriormente al crear el famoso parque de Yellowstone. En está ficción, abre junto a su socio Sol Star, un almacén de herramientas para abastecer a los buscadores de oro, el negocio llama al negocio. Pero en la ciudad hay un personaje que se ha establecido con anterioridad y es dueño de un salón que ofrece alcohol y prostitutas. Al Swearengen es quien regenta este lucrativo negocio, y destaca también por ser el mayor confabulador de la ciudad creada recientemente. Situar a más personajes conllevaría a un estúpido ejercicio de enumeración, cuando basta nombrar sólo a este último como el mejor reclamo para visualizar a esta pequeña maravilla televisiva que es Deadwood. La serie cuenta con otras singulares piezas de interés aunque Swearengen termine acaparando el protagonismo dando la sensación de que todo circula a su alrededor, mientras observa y dirige desde su particular atalaya. Y eso que no hay que desmerecer al resto del reparto, que cumple con creces las naturales tramas entrecruzadas que tan buen resultado están dando a las ficciones televisivas. Tras adular el gran trabajo del británico Ian McShane como Swearengen, cabe destacar también la enorme caracterización de Keith Carradine sobre el legendario perfil de Wild Bill. Cada plano con este personaje irradia un cierto aura que eleva a esta figura sobre las demás, donde parece que se detenga el tiempo con su sola presencia y voz, doblaje al español incluido.


Esta primera temporada carece de una trama única o principal que aglutine las lógicas historias paralelas. Más bien sigue un lógico recorrido de evolución donde la abundante colmena de personajes revolotean con mayor o menor gracia. La serie va situando problemas que los habitantes de Deadwood van resolviendo de unas formas u otras. Como la epidemia de la viruela o la necesidad de ser una ciudad reconocida y llegar a formar parte de los EEUU. Las diversas historias se van creando con el paso de los capítulos y desarrollando en
"Blanco hijo puta" - HBO
complejidad poco a poco, a través de encadenar personajes y mezclarlos en este pequeño reducto ciudadano. Tal vez pueda enunciar la posible veta de oro en una mina y las lógicas escaramuzas por hacerse con su control como un tema recurrente en esta primera temporada. Ahí es donde los personajes principales maniobran de un modo circular para terminar en un punto que nadie estaría dispuesto a apostar viendo el arranque. Swarengen y Bullock chocan de inicio para dirigir el relato hacia el lógico encasillamiento, entre el héroe que defiende a la chica, frente al perverso malhechor que estudia como apropiarse del bien que atesora la dama. Sin embargo los guionistas tienen un filón en el dueño del Gem, que así es como se llama el local regentado por Swearengen. Este personaje evoluciona de tal modo que es necesaria la inclusión de un nuevo malvado que otorgue más peso en la balanza del mal y abra un nuevo frente en los protagon
istas anteriores. El conocido Powers Boothe, da vida a Cy Tolliber, otro empresario del juego y del negocio de la carne que se instala en esa mina de oportunidades que es Deadwood.
Un trago, Alcalde - HBO

Por ultimo cabe destacar el exagerado realismo de la serie. Nada que ver con las clásicas películas americanas donde los hombres eran tan pulcros como su educación. Hace tiempo que el western ha evolucionado hacia una escala exagerada de realismo, donde no se duda en mostrar las miserias, los ropajes desgastados, las calles embarradas y los rostros curtidos por el polvo. Así es Deadwood. Malhablada, violenta y oscura. Tan fiel como pueda ser una ficción sobre una localidad donde se cometía un asesinato al día. El mejor ejemplo del salvaje oeste se concentra en los doce capítulos de esta primera temporada, donde el mal se extiende por esta ciudad hasta el punto, de que todo un general del ejército, debe salir por patas sino quiere echar a perder al grueso de su maltrecho ejército ante las múltiples tentaciones que ofrece la ciudad de Deadwood.

Deadwood - HBO
2004
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Deadwood T1
Deadwood T2
Deadwood T3

Deadwood: la película