9 de abril de 2014

El Álamo

El western es un género cinematográfico tan importante en la historia del cine, que no se puede obviar ningún título, ni esta temática, en ningún listado del séptimo arte. Y menos aún en mi particular propósito de aglutinar directores debutantes. Este género, además, es algo propio de los EEUU, como un arraigo cultural; ya se esté rodando en la frontera con México o en el desierto de Tabernas. El western es tan propio de los yanquis como el landismo para los
"Así se empieza una guerra" - D.R.
españoles. De ahí que se remarque esta faceta como ayuda para construir la identidad de un país carente de historia. Para ello, cuentan con un amplio abanico de filmes sobre la conquista del oeste, donde encontramos todo tipo de ramificaciones: las guerras con los nativos, los antiguos colonos, pistoleros famosos u hechos puramente históricos. Como la película de El Álamo, dirigida por el actor por excelencia del género: John Wayne. Lo cierto es que esta película se llevó a cabo por el empeño personal del propio Wayne por llevarla al cine, y ya que estaba, ponerse a los mandos de su capricho, ensalzar la dura resistencia de los reducidos combatientes frente al grandioso ejército rival, encabezar el reparto y salvar a América entera si hiciese falta. Porque El Álamo forma parte importante de ese país tan patriótico, y es todo un referente como destino turístico. 


La película narra un hecho histórico concreto de la guerra que mantuvo México frente a los rebeldes texanos, en su intento de instituirse como una república y desligarse de la legislación mexicana. De hecho, El Álamo fue un asedio a una antigua misión española junto a la localidad de San Antonio de Bejar, donde la resistencia numantina de los rebeldes sirvieron para
El doble natural de Fernán Gómez. John Dierkes - D.R.
sentar las bases de la épica y el orgullo de un país con necesidad de ensalzar a los héroes que dieron su vida por un fin mayor. La cinta sirve pues, para acrecentar ese orgullo nacional, y a John Wayne como protagonista principal encarnando la legendaria figura de Davy Crockett; un famoso aventurero americano que se unió a las menguadas fuerzas rebeldes lideradas por otras tantas figuras emblemáticas. Como William B. Travis y Jim Bowie, encarnados por Laurence Harvey y Richard Widmark respectivamente. 

Tal afluencia de personajes importantes, son solventados en el film a través de la enemistad y la rivalidad entre Travis y Bowie; todo un acierto que añade pimienta entre los defensores, que bastante tienen con repeler las acometidas del ejército mexicano como para encima observar las diferencias entre sus mandos. Cada uno de estos protagonistas, mantienen su punto de vista hasta las ultimas consecuencias que les permite el estado de guerra en donde se hayan envueltos. La llamada del deber, sin embargo, les sirve como acicate para mantenerse unidos frente al enemigo. John Wayne se deja para sí el lucimiento personal del trío protagonista, con el personaje sabelotodo, simpático y valeroso que tan bien le encaja. Una especie de astro estelar donde giran alrededor todos sus hombres, convirtiendo a los necesarios secundarios en extensiones del propio protagonista principal. Con sus virtudes y con sus defectos.

Rodeados - D.R.
El filme esta claramente dividido en dos partes: presentación y batalla. En un principio, la película nos sitúa en la importancia de mantener todo el tiempo posible el control en la antigua misión donde se hayan parapetados los rebeldes. A pesar de la reducida guarnición y del componente suicida, el comandante Travis acepta el encargo de dirigir la resistencia. Pero antes de dar paso al encuentro bélico, el personaje de Wayne llega a esta ciudad con sus hombres, donde son requeridos para unirse a los rebeldes y coquetear con la damisela en apuros, en un extraño ejercicio de presentación de personajes bastante alargado, donde incluso no se cierran algunas tramas planteadas.

La llegada de la guerra, muestra todos los elementos que acarrea ese salvaje estado donde tan a menudo cae el hombre. Con la evasión de los civiles y la separación de las familias. Aquí es donde destaca la película de El Álamo, al contener buenas dosis de cine clásico, entretenimiento y espectáculo, aunque el resultado final sea bastante irregular por un exceso de metraje que sirve para incluir algún que otro discurso panfletario y la supuesta relación entre Crockett y la viuda mexicana. Parece ser que un productor ya metió la tijera a un primer montaje que alcanzaba las tres horas de duración. Lastima que se quedara corto en esta película, que pese a todo, aúna el vigoroso retrato de la épica resistencia del hombre y cómo estos deciden afrontar su fatal destino. 

El Álamo de John Wayne
1960

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