El inicio de el Ingeniero |
Hugo en acción. |
Este sendero es una pequeña gozada, donde solo el inicio contiene un leve tramo técnico, el resto serpentea suavemente y la única dificultad estriba en vadear algunos arroyos, especialmente en esta época primaveral, donde bajan algo más caudalosos e inundan algunas partes que nos obligan a cruzar con cierto cuidado, o a variar la trazada en la pradera. En una de esas, tuvimos un ligero percance con una rama que se enganchó en mi mochila para dispararse sobre el rostro de quien me seguía. No podía faltar la tradicional recogida de ramos en estas fiestas por parte de Hugo, rindiendo honores a su apellido con la inoportuna trampa. Después del incidente llegamos al camping del Valle de Enmedio para continuar el peregrinaje con una leve subida hasta llegar al embalse del arroyo del Prado del Toril. Después de una nueva parada reiniciamos la ruta por el estrecho y técnico sendero que asciende por encima del pequeño pantano, un tramo hermoso, entre piedras y raíces que exigen el margen suficiente entre fuerza y control para superar la dureza de la senda. Una vez superada, conectamos con la pista que llega al Alto de la Gargantilla y la seguimos, obviando el sendero del Chuvieco para ahorrar algo de fuerzas. La pista parece un oasis entre tanta piedra y camino estrecho que nos lleva rápidamente hasta la zona de Las Lagunas donde me salto el primer desvío, pequeños errores que nos obligan a remontar y mantener la fe en un guía que purga los pecados de la memoria.
Corregido el rumbo queda poco para llegar al vértice que separa las tres provincias (Ávila, Madrid y Segovia). Ahora toca bajar junto al arroyo del Boquerón y encaminar el pago de poder disfrutar del famoso Ingeniero. Ese pago supone cargar con la bici unos 100 metros por la ladera de la montaña. Una autentica cruz que sumar a las fuerzas gastadas con anterioridad. Hace tiempo que he visto una alternativa en diferentes tracks que nos evite el mal trago de empujar la bicicleta, pero tras la equivocación anterior optó por asegurar y que mis compañeros conozcan el duro origen de esta senda. La bajada por el arroyo del Boquerón es bastante complicada por la cantidad de piedra y tierra suelta, además de la fuerte pendiente. En esta parte me toca besar el suelo al intentar pararme torpemente para vigilar la bajada de mi primo, novato en estas lides. Ya queda poco tras la penitencia de cargar con nuestros hierros, puesto que el Ingeniero se abre paso tímidamente por la ladera y se introduce por el frondoso pinar. Estrecho en su nacimiento y con una fuerte caída hacia la izquierda en forma de barranquillo que te obliga a tener cierta precaución pese a lanzarte raudo y veloz hacia algo llamado diversión.
Álvaro cargando el peaje de entrada |
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