24 de febrero de 2022

Spawn

A principios de los 90 surgió un nuevo y exitoso personaje en el mundo del cómic, cuya referencia respondía al seductor nombre de Spawn. Una nueva figura enmascarada llamada a unirse al mundo de las viñetas, similar a los grandes clásicos de los superhéroes disfrazados de las décadas precedentes. Aunque aquí reviste una singularidad, ya que este nuevo invitado es en realidad un demonio enviado desde el mismo infierno. Un protagonismo acorde a la desatada violencia que acompañan las aventuras de este nuevo personaje, con el objetivo claro de dirigirse a un público más adulto, tanto en la imagen proyectada como al argumento que trata.

Su autor, Todd McFarlane, es un prestigioso dibujante que ya había despertado la admiración del gremio y del público gracias a la actualización que llevó sobre el icónico Spiderman a finales de los ochenta. Pero con el paso de los años, hubo intercambio de impresiones con los directivos de Marvel: unas diferencias vendidas siempre como creativas, aunque la verdad siempre sobresalgan los derechos de los personajes creados, es decir, la pasta. Así fue como McFarlane, y otros grandes autores, abandonaron Marvel y se embarcaron en sus propios proyectos personales bajo una editorial independiente que recogiese sus propias creaciones: Image Comics

Visualmente siempre queda bien - HBO
De ese vaivén en el negocio nació Spawn, una criatura que recoge los restos mortales de un soldado de élite americano, asesinado y quemado por su propio compañero de misiones. Las habilidades violentas demostradas en vida, suman a la hora de que un diablo, llamado Malebolgía, tiente el alma del desgraciado para sacar adelante sus propios planes. A bote pronto, así apareció Spawn, encarnado en una especie de engendro tras la muerte del soldado Al Simmons. Pero la parte humana, o sus recuerdos, todavía suspiran por los huesos de su esposa Wanda, un amor que le llevó a tratar con el diablo para que éste le permitiese regresar junto a su amada. Aunque tal vuelta fuese aprovechada para otorgar ciertos poderes al asesino enamorado y su regreso, al mundo de los vivos, estuviera adornado con una espectacular capa escarlata que envuelve una especie de sudario sobre su cuerpo. Una figura llamativa, excelente, atractiva y barroca, gracias al talento en el dibujo de su autor y con una misión predestinada: convertir al protagonista en una especie de comandante que dirija las fuerzas infernales en una presunta batalla contra los poderes celestiales. Tan original como adaptar la vieja religión predominante en occidente y adaptarla al gusto del autor para crear un argumento propio que lleva mareando la perdiz cerca de tres décadas. 

El éxito de Spawn fue casi instantáneo al primer número publicado, con un enorme récord de ventas en tan poco tiempo, que ya se veían las buenas inversiones en un negocio que lo transformó en un fenómeno mundial. Una buena muestra del boom fue que en menos de cinco años se sacó adelante una adaptación cinematográfica, mientras la atrevida productora americana, HBO, también quiso contribuir a la fiesta del llamativo personaje al levantar una serie animada sobre los tebeos ya publicados. De la serie, expuesta en la citada plataforma de pago, se realizaron tres únicas temporadas. Con la salvedad importante de quedarse en el limbo, sin cerrar ni dar fin el trabajo argumental previo. Una reseña necesaria en estos tiempos por dejar colgado al personal. Un público que lastrará el déficit de quedarse sin conocer la deseada resolución final de una historia subordinada al avance de la publicación en papel. 

La serie recoge desde el principio los puntos más interesantes de la historia expuesta en viñetas. Con una animación acorde al ostentoso título de novela gráfica, Spawn propone una trama enrevesada entre diversos personajes condenados a converger en algún punto determinado. Sin duda, el gancho del protagonista principal es el mayor reclamo a la hora de acercarse a la historia que propone McFarlane. Un personaje atormentado que intenta hallar respuestas a la nueva función que le ha otorgado el destino y cómo sus actos andan encaminados a tomar decisiones que tomará por propias. Ayuda en este caso la aportación incrédula, chulesca y violenta que arrastra el personaje principal frente al continuo deseo de pillar a su exesposa por banda. Otra cosa bien distinta es que decida intervenir en los trapicheos que suelen darse en los callejones donde intenta ocultarse a llorar su desgraciada cara chamuscada. Sin quererlo, su pasado le persigue hasta las mismas cloacas en las que busca esconderse de la realidad, unos actos arbitrarios que pondrán bajo su pista las oscuras causas de sus viejos compañeros y los extraños asesinatos que se acumulan en los callejones donde se ocultan los perdidos de la sociedad. 

Se me ha caído la lentilla - HBO
La adaptación de HBO mantiene las señas de identidad del cómic, como el alarde excesivo de los claroscuros o la férrea determinación de mostrar sin pudor violencia o sexo. Está claro que la serie estaba destinada a gente de mayoría de edad y cumple con la función de mostrar una trama compleja y repleta de hijos de puta. Tal vez en demasía, porque cuesta encontrar alguien honrado entre tanta pose macarra y tanta adicción al tabaco . Por contra, hay bastantes peros que contraen el entretenimiento. La parte más horrorosa son las introducciones del propio McFarlane en carne y hueso, una monopolizadora aparición que querría dar a entender algún mensaje que tuviera relación con el capítulo al que daba paso. Con el devenir de los episodios, una buena opción es eliminar sus cutres paseos a través de unos sótanos decorados por el becario de turno. Tampoco ayuda la repetitiva lentitud que adquieren algunos episodios donde debiera haber una mayor acción que ayudase a pavonearse a un bichejo tan atractivo como Spawn. Incluida la escasa aportación de seres tan interesantes como el payaso demoniaco. A pesar de cierta charlatanería, la serie funciona muy bien como fuego de artificios, es tan bonita la cascara que a veces el interior anda algo escaso de contenido. 

Spawn
HBO, 1997-99

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