9 de febrero de 2022

El chico

Por estas fechas se cumplen 101 años del estreno de El chico, una pequeña película muda cuyo título siempre ha estado ligada como la ópera prima del genial Charles Chaplin. El mítico personaje conocido en España como Charlot, quien popularizó a su repetitivo personaje, un vagabundo que busca emular a la burguesía de la época y sus maneras, el típico traje, bombín y bastón. A pesar de su corta duración, poco más de 50 minutos, y de sus trabajos previos en metrajes más cortos, existe la unanimidad de colocar a esta cinta como el primer filme del conocido personaje del cine silente en blanco y negro. Está claro que por algún sitio había de empezar, pues no hay obra mejor que un proyecto personal de su acaparador autor: Dirección, interpretación, música, montaje... un control absoluto de la obra por parte de Charles Chaplin. En parte, Chaplin era una estrella emergente, pero para poder llevar a cabo tales propósitos del control final, Chaplin había fundado United Artist, junto a otros socios en 1919. De hecho, El chico es un proyecto con reminiscencias personales, por esas fechas había perdido a un hijo que había nacido de forma prematura y tomó, como inspiración, la recreación de los suburbios que describe en el filme hacia sus propios recuerdos de infancia. 
Sin problema de mirar a cámara
La película arranca con la historia de un abandono, cuando una madre desesperada intenta colar a su recién nacido en un vehículo estacionado junto a una majestuosa vivienda. Pero el coche es robado y el niño desaparece a merced de los avatares del destino. Sin mayor compasión que una suerte de encadenados, el bebé termina en los brazos de un vagabundo con bastón y bombín que intenta deshacerse de la carga caída por azar. Pero no lo consigue;, así es como Chaplin se convierte en padre y educa, a su manera, a su retoño mientras intenta subsistir, mediante diferentes trabajos, por los callejones de la pobreza. 

La importancia del niño viene dada por el actor que logró dar replica al icónico Chaplin. Jackie Coogan fue un conocido niño actor de la época, contratado por el mismo Chaplin tras verlo actuar en alguna feria, demuestra el buen ojo del director para triunfar con este filme gracias al desparpajo que desprende la mímica de un niño de apenas 6 años. La pareja funciona como un reloj en las escenas más cómicas y teatralizadas. Lo mismo ocurre cuando surge el drama, ya que ambos ejemplifican perfectamente la cohesión creada entre un adulto y un niño que pasan por ser familia. 

Por supuesto hay bastante humor parejo al personaje que Chaplin fue creando con el paso de los años, acompañado por la gestualidad del pequeño Coogan que cumple a la perfección su lugar de coprotagonista en las diferentes vivencias que nos ofrece la cinta. Aparte de la comedia clásica que suele retratar las historias de Chaplin, El chico contiene un hermoso referente dramático circular, como cuando la madre ha logrado triunfar en el mundo del espectáculo y gracias a su nueva posición económica anda enfrascada en diversos actos solidarios con los más pequeños. Un claro intento de lavar su conciencian cuando la desesperación la llevó a tomar decisiones desafortunadas en el pasado. También la dupla protagonista tendrá que afrontar sus propios problemas ante la adversidad de unos acontecimientos que intentan separar la familia creada, dando pie a la tenaz lucha de un padre por mantenerse al lado de su hijo frente a unos servicios sociales que pretenden hacerse cargo del niño.

A pesar de su escasa duración, la trama que propone la película se torna adorable sin necesidad de los clásicos carteles que orientan el contenido de los diálogos. El chico hace un retrato social de la época, un contexto único donde algunos pícaros tenían que buscarse las maneras de ganarse el pan. Y a pesar de la tragedia y pobreza que rodea a los protagonistas, destaca la belleza que surge entre éstos, la unión que se logra cuando el cariño sustituye las penurias del hambre y demuestra el lado bueno de ciertas personas. Un optimismo excesivo, edulcorado seguramente por la mirada de su autor, pero necesaria para quienes todavía son capaces de soñar por un mundo mejor. Así logra Chaplin que su cinta y su figura perdure en la historia, como conectar con el público con sus andanzas. Incluso hay momentos para la experimentación, una salida sorprendente para un cine mudo que bebía de referentes previos para ejercer sorprendentes recursos y efectos de la época. Seguramente haya un pequeño homenaje hacia aquellos autores que experimentaban con el lado onírico del hombre e intentaban representarlo con imágenes de principios del siglo XX, a ojo siempre sale el nombre de George Meliès como referente. Por eso destaca el sueño de Chaplin hacia el final, como la suerte de comprobar como una sencilla película centenaria, logra despertar la curiosidad de los más pequeños y entretenerles hasta el final. RTVE play tiene los derechos hasta finales del 22. Aprovechen. 

El chico, de Charles Chaplin
1921
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