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Tercera poza |
Hará más o menos de un año de mi visita a los tejos del arroyo Valhondillo y en donde, para extender algo el paseo, decidí visitar una marca de agua indicada como poza en el mapa topográfico. Muy cerca de una zona denominada como Raso del Baile. En el cercano cerro de Cabeza Mediana vienen catalogadas unas cuantas pozas más, las suficientes como para planear unirlas todas en una excursión. Cabeza Mediana es el nombre de un notable cerro que se eleva a 1691 metros. Cima algo devaluada por el cerco que componen la denominada Cuerda larga por un lado y, sobre todo, por el macizo de Peñalara por el otro. Montaña está última predilecta por diferentes clases de montañeros y que también contiene bastantes acumulaciones de agua en su entorno, adornadas con nombres entre grandes, chicas y bichos con alas, que para eso están a más de dos mil metros. Así que este es el plan del día, trazar una ruta circular que me lleve de poza en poza y camino por que me toca.
Tras otear el mapa me decido por arrancar desde el km 32 del puerto de Cotos, junto a una finca de nombre peliculero, La casa de la horca. Por fortuna la única soga que llegué a contemplar es la de un tenderete donde colgar la colada en esa antigua casa de campo. Vivienda cerrada a cal y a candado, y que se encuentra al lado de la pista de tierra donde se inicia el pateo. La primera de las pozas se haya bastante cerca, aunque intente camuflarse bajo un espeso manto verde, no cuela, pues es bien visible mientras merodeo por la orilla y contemplo como la rana verde o común tiene aquí su hábitat natural.
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Primera poza |
Regreso a la pista para dirigir mis pasos hacia el siguiente punto de interés, el conocido mirador de Los robledos. Este mirador esta situado en una buena pradera que invita a extender el mantel y de disfrutar de las buenas vistas hacia el valle del Lozoya mientras regocija también el estomago. En este punto hay un erguido pedrolo como monumento a la guardería forestal, una saeta que señala diferentes objetivos naturales y la presencia de una fuente de agua un poco más abajo. Después de disfrutar de las panorámicas vistas regreso al camino principal hacia la siguiente poza, donde compruebo como se va endureciendo el paseo cuesta arriba. La ligera ascensión se ve interrumpida por una serie de ramales a mano derecha. Justo debajo del primero se encuentra la segunda de las pozas, algo más chiquita que la anterior pero con la misma capa verdosa en su superficie. Para la siguiente laguna toca consultar el mapa para ubicarse y volver a subir una áspera subida que nos lleva hasta una leve explanada. En esta tercera poza las ranas campan a sus anchas en las orillas, y no dudan en buscar el resguardo del agua ante la inesperada visita. Bosco incluso merodea sorprendido por el número de anfibios saltarines y donde algunas se atreven a posar la mirada hacia el afortunado fotógrafo. Por lo menos las aguas están más limpias que las anteriores y se atisba algo la profundidad.
Como la pista principal debe andar cerca, decido atrochar por medio del monte para evitar desandar el camino anterior. Nuevamente en la pista, retomo el pulso de la excursión hasta
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Ranas |
alcanzar la última poza señalada en esta vertiente. Ahora más que nunca habría que citarla como laguna, al ser mayor su extensión y al contemplar la presencia de peces en su interior. Más vida para estas aguas. De vuelta a la pista queda conquistar la cima de Cabeza Mediana, y se hace a través de un desnivel que empieza a acumularse mientras Lorenzo se une al castigo físico al calentarnos alegremente el cogote. Finalmente se alcanza la amplia explanada del cerro y compruebo como mi mascota se adelanta a mis propósitos de buscar el resguardo de la sombra. Sabiduría animal que se refrenda con un pequeño almuerzo bajos unos pinos que sobreviven a otros congéneres menos afortunados. Ni el vértice geodésico ni unas cercanas antenas alteran nuestro pequeño descanso en este amplio otero donde destacan las vistas que ofrecen las alturas, en especial Peñalara que queda casi de frente. Al reanudar la marcha cometo un ligero equivoco, pues mi idea era descender por el cortafuegos que enlaza
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Peces |
directamente con el GR10.1 o senda del Palero. Tanto mirar Peñalara y divisar el refugio Zabala que tomé la siniestra hasta descender a la Sillada de Malabarba. Ya que estamos tira para adelante y ascendemos hasta el Cerrito Sarnoso, cuestones incorporados, para continuar por el cordal hasta el siguiente collado que sirve de conexión entre Cabeza Mediana y Peñalara. Loma que recibe el pintoresco nombre de Sillada de GarciSancho, cuyo arroyo discurre más abajo entre poemas de Enrique de Mesa.
"¿Por qué corriendo te quejas,
arroyo de Garcisancho,
si en tu correr rumoroso,
nada te detiene el paso?"
El mapa coloca una nueva charca entre la pista forestal que nace en esta encrucijada y la citada senda del Palero. Decido pues seguir la pista para visitar la susodicha charca y después regresar a la sillada por el Palero. En esta agradable vuelta contemplo los pinares, algunos acebos y otras clases de árboles regados por varios arroyos y que han provocado un interesante cortado en el camino, solucionado en parte por la maquinaria humana. Tras el recodo que marca el regreso, surge un ligero camino que sube hacia la charca, parece que no está al hollar una pequeña pradera, pero con la fe puesta en al topografía y el cercano rumor de un arroyo continuó la ascensión hasta que el rumor se transforma en un continuo chapoteo al encontrar esta poza regada por un caño de donde sale el agua amaestrada. Esta poza esta cercada literalmente por la naturaleza y se me hace imposible acceder a la orilla donde molestar a sus posibles habitantes. Una vez fotografiada detrás de la barrera, retorno al camino anterior que viene a cobrarse el rodeo anterior con una fuerte subida, rematada la dificultad con numerosa piedra suelta en forma de guinda. Pero todo esfuerzo tiene su premio al surgir junto a la senda una nueva poza, algo más pequeña y sin el protagonismo topográfico de sus hermanas. Instante para reflexionar cuantas lagunas quedarán por estos lares y alejadas de los caminos señalados por el hombre. Pues todas las expuestas tienen una senda al lado.
Ante tanto pensamiento intrascendente alcanzo nuevamente la sillada para aventurarme,
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Quinta poza |
ahora si, hacia otras aguas más correosas. Abandono en este tramo la senda del Palero para alcanzar el arroyo de la Laguna grande de Peñalara, cuyo cauce ofrece una pequeña poza de bienvenida. Sigo el curso del arroyo a través de pequeños hitos y atajos inventados hasta cruzar la carretera de Cotos. Después una pequeña vereda hasta alcanzar la pista paralela al arroyo Angostura, donde me topo con los primeros bañistas del día y en donde vierte sus aguas el arroyo anterior. Antes y después de cruzar el puente de Los Hoyones más bañistas empiezan a incrementar mi envidia de como arrebatarme el sudor de la frente. - Nos busques más, amigo Bosco, pues la Angostura ofrece muchas posibilidades como para desestimarlas. Y en esta estamos solos, de momento. Trapos fuera, para con más frío que vergüenza adentrarme en las frescas aguas del arroyo. Del resto de la ruta más bien poco, salvo caminar un buen rato por la pista, cruzar el puente sobre el arroyo y seguir bajando hasta llegar a la carretera justo enfrente del inicio.
PD: Una vez en el coche se hace una pequeña trampa para alcanzar la ultima poza de Cabeza Mediana, ya que esta se encuentra pasada el km 36, al lado del asfalto y con su repetitiva fórmula natural, flora diversa, ranas, mosquitos, otros tipos de insectos y agua estancada.
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Álbum
Bibliografía:
Mierconistas
excursiones y senderismo
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