11 de diciembre de 2013

El hobbit. Un viaje inesperado

Escribo estas líneas a principios de febrero. Mientras que su publicación en el blog será por diciembre de 2013, un acto previo al estreno de la segunda parte cinematográfica de El hobbit. Con el título de La desolación de Smaug. Como ya hice con la lectura del libro en 2012. Es posible que vuelva a ver esta película antes de acudir a contemplar la continuación de las aventuras de Bilbo y la compañía de enanos liderada por Thorin. Pero aprovecho el reciente visionado en 3D y los famosos 48 fps para desahogarme ante la nueva incursión de Peter Jackson en la Tierra Media. Y así cojo algo de fuerzas para intentar no dar portazo a esta nueva saga fílmica. Tan de moda últimamente en Hollywood.

Entrada y gafa 3D
Un viaje inesperado es una correcta película de aventuras que, sin embargo, no cumple ni con las expectativas creadas por un público fiel, deseoso de revivir la acertada adaptación anterior, ni con aquellas personas que ignoraban el mundo tolkiniano y que sin embargo disfrutaron de la magna trilogía de El señor de los anillos. Jackson ha perdido fluidez y ritmo, mantiene cierta intensidad y sentido épico pero el coctel le sale rana en una alargada película de casi tres horas de duración. Y con el metraje no pretendo sumarme al amplio volumen de críticas sobre la realización de una trilogía basado en un libro bastante corto, aun menos con el único pretexto de hacer caja, que también, porque el cine además de ser arte es negocio.

Si Jackson y sus compinches pretenden sacar tajada, lo mínimo exigible es que se ofrezca algo que merezca la pena. Y como la película es una ADAPTACIÓN puede incluir los cambios oportunos que le permitan aumentar el interés de la historia que está narrando. Cuando me leí el libro, me percaté de que la novela apuntaba muchas ideas sin desarrollar. Un ejemplo que seguro aparece en esta segunda cinta es la del personaje de Bardo. ¿Nadie protesta porque Bardo, el descendiente de los dirigentes de la ciudad del lago, apenas tenga el protagonismo que se merece en la propia novela? ¿Acaso este demérito de Tolkien no es un acierto de Jackson? Pues sí, lo es. El director suma personajes y los complementa en la historia que él nos narra en cine. Como la figura de Azog, el líder orco como principal enemigo de Thorin. Un notable acierto por parte de los guionistas de colocar la antítesis del héroe desde el principio. Sumando así una complicación más a las que se enfrentará la compañía camino de Erebor. 

Ehh, que si voy¡¡¡¡
Otro acierto de esta nueva trilogía es la introducción de la subtrama del Nigromante; en parte se hace de forma tosca y alargada en forma de bronca al mago gris, en esa extraña secuencia de cameos con Cate Blanchett y Christopher Lee, pero es un buen apoyo hacia donde apunta esta nueva saga en su tercera parte. También me gustaría destacar la personalidad de Thorin como algo positivo, el personaje transmite cierta arrogancia propia de hijo de reyes con la soberbia y cabezonería de la raza de los enanos. Incluso la probada desconfianza hacia Gandalf sobre los métodos y el rumbo a seguir. Una vez terminada está breve colección de loas y algunas consideraciones sobre la libertad que todo autor merece en esta adaptación; toca ponerse serio y sintetizar en una sola palabra la sensación que me produjo la cinta en muchos pasajes. Aburrimiento. Pues sí, aun viendo y valorando algunas virtudes, el conjunto de la película no alcanza ni la intensidad ni el interés necesario para dejarnos sentados en la butaca durante casi tres horas. Si en la anterior trilogía nos regalaron, previo pago, las versiones extendidas, en esta ocasión, espero que algún montador con cierta habilidad para el recorte meta la tijera a esta representación circense del más difícil todavía.

¿Éso es un ladrón?
Jackson se empecina en alargar secuencias sin alma o exagerar en demasía la dificultad del viaje. ¿Era necesario mostrar la habilidad virtual de los responsables de efectos especiales en el combate de las colosales rocas??? ¿Aporta algo, salvo hiperbolizar los peligros de la Tierra Media? Otro aspecto exagerado es la huida del interior de la montaña con cientos de trasgos persiguiendo a los enanos. Es el divertido momento de adaptar los famosos videojuegos de plataformas al cine. ¿Se acuerdan de Sonic y su velocidad? Pues aquí se confunde con el famoso tocino al acelerar la persecución, saltando puentes de madera, eliminando adversarios con los ítems que van recogiendo, cayendo cientos de metros para supuestamente adentrarnos en la vorágine de la epopeya. Esta claro que
la introducción del Anillo Único pedía su parte de protagonismo pero falta algo, tal vez la muerte de algún enano para aumentar el drama en un momento de bajón sentimental frente a tantas peripecias, aunque hubiera sido una herejía cambiar esa parte del libro para algunos puritanos. En cambio continuamos con más persecuciones y más correrías que llegan hasta el quinto pino. Literalmente.
 

Me estoy extendiendo, y no es normal aunque mi nivel de frikismo lo exija. El 3D sigue siendo una molestia cuando el estilo videoclipero campea a sus anchas en las batallas. Tanto movimiento brusco me incomoda aunque su finalidad siempre sea otra. Cuanto hecho de menos las trabajadas coreografías o el hábil montaje sobre los bandazos de cámaras. En cuanto a los 48 fps.... pues ni fu ni fa. Mi miopía y la leve oscuridad que aportan las gafas tridimensionales eclipsaron algo ese leve y extraño movimiento del principio. Pasados unos minutos me olvidé de la velocidad de grabación hasta bien avanzado el filme. Poca sensación en este primer pase del que solo la sabiduría del tiempo sabrá colocar en su debido lugar.


¿Qué tengo en mi bolsillo? Bilbo Bolson


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