21 de marzo de 2012

Gravedad Cero

En esta magnífica burbuja televisiva que se está desarrollando me faltaba un género por llevarse a la pequeña pantalla. Por suerte dí con Gravedad Cero, una serie de ciencia ficción que pretendía dotar a su trama con un toque de seriedad dentro del fascinante mundo de los astronautas y el amplio espacio que se encuentra fuera de la cánica azul. Por contra encontramos que la propuesta de su creador, James Parriot, se ha quedado coja por la supensión de la serie después de emitir una única temporada, dejando a los espectadores que siguieron el transcurso de la nave Antares a la deriva, como satélites abandonados en la órbita terrestre. Aunque estos deshechos galácticos reciban el nombre de basura espacial, Gravedad Cero no deberia ocupar tal lugar a pesar de acumular varias papeletas para obtener dicha mención. El despiadado resumen de los números han sido los culpables del abandono de un proyecto que partía con una buena idea de origen.

En un futuro cercano, la carrera aeroespacial tiene un ambicioso proyecto a través del sistema solar donde un grupo de escogidos astronautas serán los afortunados tripulantes de la nave Antares, sin embargo toda trama necesita de un punto de partida dramático y este tiene que ver con el pasado del protagonista principal, Maddux Donner y el sentimiento de culpabilidad que arrastra después de tener que abandonar a dos astronautas en Marte, en una misión anterior. Con estos precedentes la estructura de Gravedad Cero queda encajonada en el tiempo actual, donde se desarrolla la serie y en el período de formación de los astronautas para esta misión, cinco años atrás. Esquema básico que permite a los guionistas desarrollar trama y personajes enlazando problemas del pasado con los presentes. Hasta aquí todo bien, incluido el pausado ritmo imperante, necesario en este caso y que me recuerda mucho al film de Danny Boyle Sunshine, donde los momentos de tensión son provacados por otros elementos que no tengan que ver con explosiones o fuegos de otra índole. Por contra la serie arrastra un grave déficit, el abuso de los conflictos derivados de las relaciones entre los mismos tripulantes. Del mismo modo con los personajes en tierra. En parte parece un serial con tanto cruce de parejas o maleables duplas sin fin definido. Esta carencia está tan mal realizada que remarca la ñoñería en ciertas secuencias con musiquilla ciertamente infantil y que rebaja notablemente la calidad global de la serie.

A pesar de esta grave laguna la serie engancha, fin ultimo que debería obtener cada producto televisivo, seguramente potenciado por el misterio que abarca Beta y las alucinaciones de cada uno de los tripulantes que nos empuja hacia adelante, hacia la propia imaginación de cada uno, por la necesidad infantil que todos poseemos cuando alguna vez levantamos la vista hacia el cielo estrellado y nos preguntamos que leches más habrá ahí afuera. Ya nunca sabremos que idea final apuntaba Gravedad Cero en su ficción, esteril y muerta como algunos satélites polvorientos, abandonada en un cajón, como a los espectadores que se dignaron a seguir esta trama, ellos son, somos, los perjudicados por la cruenta lucha de la mercadotecnia que mantiene solo lo que funciona. 

Gravedad cero. En Imdb.
2009
Fox

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