7 de abril de 2022

La ciudad vagabunda

La actualidad a principios del 2022 destaca por una guerra en Europa que ha provocado el masivo éxodo de los habitantes del país invadido. Una situación repetida en múltiples ocasiones a lo largo de la historia, como la recogida en este libro del escritor húngaro Lajos Zilahy. Tras finalizar la primera gran guerra del siglo XX, el histórico Imperio austrohúngaro se fue disolviendo en diferentes estados que modificaron notablemente las fronteras en el centro de Europa. Esta desintegración provocó un amplio número de desterrados; expulsados de la tierra de sus antepasados y un capítulo concreto está narrado en esta novela: La ciudad vagabunda. Obra cuyo contenido recoge el peregrinaje de un amplio número de personas que tuvieron que abandonar sus hogares, situados en la conocida región de Transilvania, que pasó a formar parte de Rumanía en detrimento de Hungría. Esta población, prácticamente familias al completo, embarcaron en multitud de vagones de mercancías con sus enseres destino a Budapest, iniciando así una travesía por los territorios que su país había perdido y con un horizonte complicado, al tener que reanudar sus propios proyectos de vida desde cero.

El protagonismo de la novela recae en Erzebeth, una mujer viuda con tres hijos obligados a recoger los bártulos y reconstruir un nuevo camino con la incertidumbre de un destino impreciso. El mismo objetivo que comparte con miles de refugiados que acuden a la capital húngara en búsqueda de soluciones. En ese periplo golpeado por el frío invernal, surge la vida, gracias a los lazos entre personas y la creación de una comunidad errante acoplada a un vagón de mercancías. El medio de transporte que les lleva hasta Budapest como una pequeña caravana humana de miedos y esperanzas. La ciudad vagabunda titula a esa pequeña población de refugiados que terminan por ubicar sus precarias “casas” en la propia estación ferroviaria ante la falta de viviendas para poder acogerles. Y a partir de ahí dar rienda suelta a las vivencias de los protagonistas en la sociedad capitalina húngara de la época. En especial con la figura de Erzebeth, la madre que capitaliza el protagonismo a lo largo del relato y solamente concede algunas aventuras a sus hijos en unos capítulos específicos. Éstos son una muestra de un punto determinado que influye de manera individual en la vida de sus hijos, como si fuera un pequeño paso hacia la madurez, la misma que acude con mayor prontitud al verse rodeados por unos cambios tan bruscos en sus cortas vidas.

Pero la novela concede mayor presencia a la madre, en una destacable apuesta femenina por mostrar las experiencias de una mujer que mantiene ciertas expectativas sobre su propia vida; obviamente destaca la lógica preocupación de mantener a sus hijos pero con el agradable obstáculo que a veces propone el simple discurrir de los acontecimientos. Como otorgarse una segunda oportunidad en el amor. Un hecho tan natural como sentirse querida, deseada y amada por una pareja que la acompañe en tan duro viaje. Porque el discurrir de las calamidades se sobrelleva mejor si hay cerca alguien dispuesto a ayudar, a empujar en una dirección donde prima la incertidumbre del paso de los días sin que los refugiados puedan optar abandonar unos vagones que terminan por ser los hogares de las múltiples familias allí aparcadas. Es un símil facilón, andar estancados en una vía cerrada, sin opción de abandonar un carril sin que haya alguna locomotora que empuje en alguna u otra dirección. Solamente el mero hábito de una lectura amena que discurre sin mayores aspavientos que las vivencias de sus protagonistas. 

Lajos Zilahy fue un autor de éxito en los primeros compases del siglo XX, un período complicado por los vaivenes políticos y económicos, del cual se hizo eco en buena parte de sus obras, adaptando una realidad conocida para dar pie a historias cercanas y conocidas por este autor: Primavera mortalLos dos prisionerosEl desertor o esta misma novela, La ciudad vagabunda, al trasladar un problema concreto a la periferia de Budapest y que conoció de primera mano. A pesar de tratar un tema complicado, sobresale la postura de un autor alejado de la moralidad o de la denuncia constante para describir la terrible situación por la que atraviesan todas esas familias. Zilahy opta por narrar simplemente la cotidianidad, el simple discurrir diario de los protagonistas y los problemas que van surgiendo de manera natural. Por supuesto destaca el punto de vista de la protagonista, con un toque intimo, mental y personal sobre los acontecimientos que remueve su existencia y sus sueños. 

 Apretujados allí, con los gruesos abrigos de invierno, sentados y de pie, en medio del montón de leña, la jaula de las gallinas, un aparador de cocina, entre camas y mesas salvadas de las garras de un destino adverso, representaban elocuentemente la histórica clase media magyar, aniquilada y convertida en cenizas allí, en aquel pobre vagón de bestias.

La ciudad vagabunda
Lajos Zilahy
Ed GP, 1965 ColecciónReno 160

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 Enlace a una adaptación en viñetas de la novela 

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