18 de octubre de 2017

Ghost in the shell. El alma de la máquina

Han pasado unos meses desde el estreno de este filme. Pero más tiempo ha transcurrido desde que Hollywood se hiciera con los derechos para llevar a cabo su propia adaptación. Y más de una década donde el proyecto ha ido intercambiándose de cajones, y diferentes directores entraban y salían de los despachos. Finalmente Paramount se lanzó a la piscina con Rupert Sanders como director y la estrella Scarlett Johansson como figura del cartel. Elección esta última discutida por la estúpida moda de discutirlo todo. Una memez racial. Como si hubiera algún interés en demostrar que la meca del cine yanqui fuera racista. Eso es algo que se sabe desde tiempos inmemoriales. Se supone que los tiempos avanzan y esas barreras se irán desmontando. Tiempo al tiempo. El caso es que Scarlett Johansson encabeza un reparto con diversidad racial, como debe ser una sociedad que pretende mostrarse futurista, con Takeshi Kitano y Juliette Binoche como otras figuras relevantes a nivel mundial. 

Megalopolis - Paramount Pictures
La adaptación de esta película recoge mimbres del manga original, del japonés Shirow Masamune y de su predecesora animada, del director Mamoru Oshii. Es de agradecer que haya una intención de desmarcarse de éstas para crear su propia versión y mostrar otra versión del producto. El problema es que la película nace con el aura de ser una gran producción, con el lógico y loable objetivo de ganar dinero. Pero para ello deben limitarse a diversas pretensiones, como copar la manida formula del entretenimiento, y tratar de no espantar a nadie con profundidades mentales sobre cuestiones filosóficas acerca de la existencia, de la vida o hacia donde deriva la futurista conexión entre hombres y máquinas. Hollywood siempre ha sido un ejemplo de moral, de puertas hacia a afuera claro, y esta película se deja arrastrar por ese sentimiento de ejemplaridad y simpleza sobre el bien y el mal. Porque la ruptura y la gracia del GITS original queda relegada a si una multinacional hace las cosas como debe o simplemente busca obtener réditos por encima de todo. Demasiado visto. Es en ese punto donde se compra el alma de la idea original, reduciendo de manera notable el conflicto general de un ente más complejo que surge en el manga de Masamune frente a la individualidad de una vida arrebatada. Puede decirse que para llegar a ser un blockbuster, el mensaje debe darse algo más masticado que la rayada mental de la obra original. El poso que queda al final tampoco va en consonancia,  si no se fuerza a pensar un poco sobre lo que se está viendo.

Ghost in the shell, el alma de la máquina construye su propio universo, parejo a otras obras cumbres del genero que terminan por conectarse mutuamente. Visualmente la más cercana es Blade Runner, por la monumentalidad de las ciudades y la exaltación desbordada de la publicidad. Luego sobresale la parte más importante, cercana al mito del monstruo de Frankenstein que se revela continuamente contra sus creadores, como los replicantes o el símil paralelo de los conflictos entre padres e hijos, pero con maquinitas de por medio y una mayor complejidad por el uso informático de la información. La conectividad es uno de los puntos fuertes de la película, la forma donde el malvado de turno puede llevar a cabo un lavado mental sobre cualquier persona y acarrear voluntades a su antojo, algo parecido a lo que hace un hipnotizador que anula voluntades para cometer crímenes o llevar a cabo alguna misión especifica. Pequeña referencia a un clásico como El gabinete del doctor Caligari. Ese aspecto si que da para pensar, pues se trata de una forma de chantaje más efectiva que la simple amenaza. 

A qué te ahostio - Paramount Pictures
La película cumple el objetivo de entretener pero no va más allá, marca la suficiente distancia con las obras que la preceden como para poder dar por buena esta nueva adaptación. Pero siempre dentro de los limites de la corrección. La realidad es que el baremo del tiempo siempre la situará por detrás de la cercana referencia al anime de Oshii, superior incluso en las escenas de acción, más elaboradas y resueltas que las superficiales piruetas vistas en un show con poca alma. 

Ghost in the shell. El alma de la máquina
Rupert Sanders, 2017
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Ghost in the shell. Del manga al anime
Blade Runner

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