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El 1 de enero arranca con nieblas |
De los pocos propósitos expuestos para el 2016, solo fallé incluir en el blog algún que otro mamotreto, es decir, un libro que podría medir el valor de sus páginas por su peso. Veremos si le doy cabida en los próximos doce meses. La celebración de los 400 años del Quijote eclipsó algo el centenario de otro grande de la literatura, don Camilo José Cela. Con retraso, tal vez incluya algo sobre el penúltimo nobel español. Otra idea es aumentar mi colección de novelas de la editorial Reno,(creo que ya acumulo más de veinte) así como alguna lectura que complemente este proyecto.
De la escasa aportación reseñable del 2016 cabría destacar un pequeño interés por cierta época del medievo inglés. Esa en donde destacan las literaturas dedicadas al celebre bandolero de Sherwood y el refutado Ricardo con corazón de león. Incluso en la reciente lectura de La flor del norte se cita algo de esas viejas historias que han copado tres entradas en este humilde blog. En realidad es una tontería que solo satisface una leve acumulación arrastrada como una bola de nieve. Aunque como propósito no estaría mal intentar seguir esa supuesta corriente para saciar mi curiosidad. Y de paso elevar el número de publicaciones con la idea de superar la franja establecida en 2013. Para ello cuento con la colaboración de mi mascota para escaparme al monte, recuperar la senda de la ficción televisada y abarcar más cine que el pobre bagaje del año pasado. Y de ahí a las sorpresas que pueda reparar el nuevo año. No todo tiene porque estar mecanografiado con tanta antelación. Ya se verá cuántos frutos nos depara el camino.
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