19 de febrero de 2016

The Strain T2.

Concluido el visionado de la segunda temporada de The Strain, uno no puede dejar de citar la nefasta exhibición en abierto por parte de una cadena generalista española. Ignoro que tipo de promoción ha llevado a cabo tal empresa, pero tras una serie de pases con bajas audiencias, a algún gerifalte debió ocurrirsele finiquitar la ficción cuanto antes, aumentando a tres los capítulos por jornada y a otra cosa mariposa, que para eso está el servicio online y a quienes paguen los espacios publicitarios que se jodan, o apañen con lo que hay, siempre habrá un comercial lameculos que tendrá que dar la cara frente a quienes ponen la pasta. Dispensen. Leves prontos que provoca la empresa amiga.

Nenes vampiro / FX


La continuación de la saga vampírica arranca titubeante, y con la novedad de importantes cambios respecto a la novela que adapta. Titulada en su día como Oscura. De su lectura hace ya un breve período de tiempo, pero las aportaciones introducidas son bastante apreciables en el incremento de temáticas y de personajes. Hay quienes llegan a citar esta singular aglomeración con la palabra apropiada: relleno. En realidad se trata de un mal que viene predeterminado por métodos de trabajos, especialmente en algunas series americanas, donde se ha establecido una idea general que parece querer situar el mayor número de conflictos entre los diferentes personajes a lo largo de las tramas. De este modo se da validez al fácil gancho de liarlo todo para atraer la atención del respetable y establecer bandos, tanto dentro como fuera de las pantallas. En The Strain se utiliza esta fórmula para estirar un número cerrado de episodios, básicamente porque el negocio se vende por temporadas salvo cancelación forzosa.

A lo largo de la serie se mantiene la estructura principal con el continuo baile de localizaciones y los correspondientes personajes implicados en cada caso. En este aspecto resaltan algunos puntos importantes a la par que repetitivos, como la continua persecución de la madre vampiro hacia su hijo o la inclusión de un antiguo libro con datos relevantes hacia los strigoi. Y que curiosamente también deambula por Nueva York en estas fechas de contagio. Que gran azar es la casualidad. 

Una de las consecuencias de acumular a tanta gente, es la aparición de los conflictos sentimentales y que tanto aportan a las series. Resulta curioso comparar la facilidad con la que surgen los habituales momentos empalagosos con los torpes monstruos que asedian a la raza humana, con el colmo de aparecer siempre en cualquier esquina. Lo peor es que este bonito apartado de miraditas varias diluye en el tiempo las tramas más interesantes, dejando al verdadero problema de la humanidad en un triste segundo plano. Una cosa es querer salvar a la familia o al amigo de turno y otra muy distinta encontrar al amor de tú vida mientras decapitas a personas transformadas en monstruos. Curiosamente se echa en falta un punto de mala leche en una producción que tiene el terror como una de sus marcas de identidad, aparte de regodearse con las figuras creadas, es un pecado abusar de los conocidos momentos de tensión que se solucionan en el último momento. El amplio reparto coral debería permitir llevarse por delante a más de un principal que rompa la habitual linea marcada.

Se arregla con un puñado de votos / FX

Los planes del Amo se dilatan y el nivel de infectados apenas se expande tan rápidamente como al inicio de la serie. El lento ritmo de la primera temporada ayudaba a crear ese aura de terror condicionado al derrumbe social de lo cotidiano, a través de varios ejemplos por parte de los familiares del avión. Sin embargo, y aunque sean artes distintas, creo recordar una mayor agonía y desesperación en la novela, como si en las letras el asunto tuviera peor aspecto frente a su adaptación visual. En esta segunda temporada hay incluso extrañas opciones para que algún dirigente político se ponga a trabajar e intente hallar soluciones frente a los habituales cretinos que impregnan de autenticidad a un drama tan fantasioso como el que representa The Strain. Fijado en un extraño impas dramático donde unos monstruos acaban con la población y no se eleva ningún tipo de alerta nacional en uno de los países más militarizados del mundo. El lento devenir de las acciones y el supuesto impas de no saber si se está ganando o perdiendo intercede en una temporada irregular que preveo no levante el vuelo más adelante. Aun así queda por ver como se resuelve todo en una ficción distinta de los cánones más explotados. 

Pd. Entrada 201 del blog.

The strain. 2015
FX
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Nocturna
Oscura
Eterna

The Strain T1

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