XXXIV Pedestre Popular de Guadarrama
Segunda participación
consecutiva en la pedestre de Guadarrama, una prueba deportiva que cumple
ediciones al mismo paso que yo sumo años. Para la futura 2014 ambos entraremos
en la sección de veteranos, manda narices, esperemos poder participar de todos
modos. La carrera de este año me ha dejado un extraño sabor agridulce ya que
las sensaciones de la misma no han sido las mejores. Para esta ocasión contaba
con la compañía de mi primo Alejandro, quien venía de debutar en los 21Ks deValladolid el domingo anterior. Con 161 inscritos y cambio de horario de la
carrera a por la tarde, me planto a las 19 horas en la salida con la firme
intención de rebajar el tiempo del año anterior. Empujado por mi primo, nos
colocamos algo más avanzados de lo que me suele gustar. Una vez dada la salida
Alex sale como un maldito Sputnik, quien sabe hacia donde, y por un instante
intento seguir su estela pero rápidamente corrijo el intento para buscar mi
propio ritmo. Poco a poco el grupo de corredores se va estirando y llegamos al
primer kilómetro donde empiezo a notar una molestia en el bajo vientre, no es
flato pero este leve dolor me obliga a bajar algo el ritmo mientras los
corredores que me rodean se van yendo poco a poco. Entro en la fase agría.
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Los primos |
Como estamos casi al
principio intento centrarme y regular para ver si desaparece, pero de aquí a
final de carrera la comedura de tarro es casi constante, obviando algo tan
importante como "disfrutar" de la carrera. Alrededor del Km 3 se pasa
por meta y el recorrido busca un largo tramo de tierra. En esta parte parece
que me voy encontrando algo mejor donde incluso alcanzo a un tipo que
previamente me había superado. Sin embargo vuelven las malditas molestias y,
aunque aguanto en un grupete un rato, nuevamente me veo en la necesidad de
aflojar antes de salir del
tramo de tierra. Ya en el asfalto se desciende hacia
el pueblo pasando por encima de un puente peatonal y dos rectas antes del
final. Pero mi cabeza ya no estaba donde debía, apenas queda el ultimo Km y
tengo la idea clavada de que voy fatal, vacío y con ganas de terminar cuanto
antes. En los últimos metros ni sprinto a los corredores que osan adelantar un
mísero puesto, paso de todo, estoy cabreado y en nada ayuda esa pequeña
ratonera que la organización ha colocado tras la meta para que los participantes se sienten
en los bancos y aligeremos en la devolución de los malditos chips. Que enfado
más tonto, ni me siento. Necesito espacio para aligerar las piernas, aire y a
desahogar la cabeza en un rincón de la plaza mayor. Al rato vienen unos amigos
con su buena intención de felicitarme, también mi pareja Cris, que me animaba
en la meta. Toca lo dulce.
Estos amigos me
indican que el speaker ha dicho algo sobre que la carrera lleva 39
minutos, mi cara de sorpresa debía ser mayúscula, ya que tiene pinta de que he
hecho mejor tiempo que el año anterior. Alejandro aparece algo jodido,
reconociendo que no tendría que haber salido tan a saco. Seguro que habría
acabado mejor si hubiera regulado algo. También me dice que tiene un mensaje en
el móvil del tiempo realizado. Busco el mío donde compruebo un tiempo
provisional de 37:43. Me quedo un poco en blanco, como buscando una explicación
lógica al rebajar unos tres minutos la marca del año anterior. Más si el año
anterior acabé mucho más contento que en esta edición. Tampoco es que importen
mucho los tiempos pero todos tenemos algo de amor propio y gusta ver que uno se
ha superado así mismo. Relajado posteriormente de la carrera, estos simples
datos sirven para hacer algo de autocrítica y aprender de la experiencia
vivida. El cierto cabreo personal, por las malas sensaciones, se ha apaciguado
algo al constatar que a pesar del molesto dolor, los entrenamientos previos han
servido para asentar cierta base. Si al final me planteo distancias más largas
y exigentes, debo aprender a tranquilizarme, ralentizar más el ritmo si es
necesario y a usar mejor el coco en lugar de estar dándole vueltas todo el rato
al supuesto motivo de las molestias. Maldito cabezón. Hasta la próxima carrera.
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