Los espías siempre han dado mucho juego a la literatura. De hecho varios escritores han ido destacando en esta particular temática, añadiendo variopintos estilos con los que se ejecutan dichas obras normalmente estereotipadas. Por este motivo, da cierto regusto novelas como "El factor humano" del inglés Graham Greene, escritor que huye de ciertas tendencias glamourosas del género. El conocido autor de "El tercer hombre", se centra en algo más cercano y simple a través de una filtración menor de un departamento del Foreign Office dedicado al continente africano. Esta salida de información sirve para diseccionar a los protagonistas de la obra desde un grado más intimo, prácticamente familiar, y las consecuencias de los actos elegidos por los personajes frente a complejas tramas conspiranoicas. En primer lugar, el lector debe colocarse en la situación histórica correspondiente. Década de los 70 y en plena guerra fría. Cuando el Telón de acero aun se mantenía bien firme. La moda literaria y cinematográfica del momento estaba repleta de agentes dobles y contraespionaje, llegando al cenit de la locura armamentística en lo nuclear y la aeroespacial a través de los dos grandes bandos de entonces.
El protagonista de "El factor humano" se encuentra bastante lejos de lo que habitualmente asociamos a un hombre de acción, simplemente Maurice Castle es un buen conocedor de su oficio, con la particularidad de su experiencia profesional y personal en la Sudáfrica del Apartheid. Tiempo atrás, trabajó para su británica majestad en el sur de este continente y conoció el amor a través de una mujer negra llamada Sarah. El libro es una novela de espías pero sin las exageradas algaradas de otro famoso espía inglés y mentado en esta obra, el famoso Bond, James Bond. La trama linda entre el peliculero formato de los secretos de estado junto a la descripción intima y humana de los protagonistas. Es esta segunda faceta la más destacada y la que se superpone por encima de las pesquisas de la búsqueda del traidor de quien sacó material relevante. De este modo, el autor nos muestra las miserias de los personajes y sus vidas solitarias. Condenados a cierta soledad profesional que para eso va en el cargo. No hay más que ver los ejemplos expuestos en el libro, a través de la vida social del soltero Davis o del divorciado coronel Daintry.
Tras la detección de la filtración por parte de la "Casa" surge la inevitable figura del poder, ese que no duda en acometer cualquier acto que salvaguarde la supuesta libertad democrática. Que curioso que se dé este caso tan parejo a ciertas realidades en estos primaverales días de junio de 2013. Como la coacción democrática de las escuchas para salvaguardar a la patria por parte del gobierno de Obama o el viejo juego de las escuchas declaradas por el gobierno británico en el pasado G20. Y es que al parecer, el mundo no ha cambiado tanto, salvo por la caída del citado telón comunista. Tal vez el tiempo contradiga a la lógica y el pastor sea realmente el lobo. ¿Verdad, George?
Vuelvo a la obra de Greene para finiquitar este breve comentario, no sea que sobrepase Úbeda y llegue hasta otra cordillera. "El factor humano" es una muestra de buena literatura, dejando de fondo el supuesto tema llamativo, el juego de espías en favor del desarrollo de unos personajes. En cine se denominaría como una película de actores, donde se muestra una versión muy lograda de la correcta sociedad británica. Que nadie desespere, también hay algo de espionaje aunque prevalezca la interacción humana. Seguramente el mayor interés que nos expone el autor frente a aburridos burócratas de secretos nacionales.
- Eres mi delegado en este asunto. Pero, por Dios, Emmanuel, no hagas nada precipitadamente.
-Sólo me precipito cuando conduzco mi Jaguar, John. Cuando pesco, tengo una paciencia infinita.
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El factor humanoGraham Greene
Ed Argos Vergara SA - 1979
Ed Argos Vergara SA - 1979
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