8 de febrero de 2013

Posiciones perdidas: Dehesa de Arriba

En los últimos tiempos, esta dehesa se ha convertido en una especie de patio particular. Tan cerca se encuentra de mi domicilio que es el sitio idóneo para desfogar el ímpetu de Bosco o para poder correr libremente como campo de entrenamiento, esquivando de este modo la dureza del asfalto de vez en cuando. También se le conoce con el sobrenombre de A tope, por albergar un perdido circuito de motocross, donde aun puede verse algún peralte y salto.

Como siempre pasa en la vida hay ricos y pobres, afortunados y desgraciados. Si esta dehesa es la de arriba, lógicamente hay otra más abajo. Pues bien, esta Dehesa de Arriba es la pobre y la desgraciada, tan maltratada que aun conserva numerosos escombros de todo tipo en sus laderas. Restos de construcciones y desechos de toda índole que la madre naturaleza intenta ocultar, aunque las vergüenzas sean de otros. La pasada especulación urbanística nos ha dejado una urbanización cerrada y un colegio privado como punta de lanza de por donde van los tiros, o los ladrillos según el caso. Seguramente se urbanice en el futuro. Además hace tiempo que se cargaron la cañada vereda del colmenar y ahora los actuales dirigentes lo han "arreglado", trasladando el paso del ganado a la Dehesa de Abajo.  

Trinchera junto a la Ap-6
Tras esta breve introducción voy a centrarme en el verdadero propósito de este post, culminar la línea republicana de la Guerra civil española desde el pinar de La Jarosa hasta Guadarrama. Los restos que se encuentran en esta dehesa son tan pobres que apenas queda algo que mantenga la dignidad de la visita. Este paseo es un complemento que une esta posición con la anterior de Cuestas de La Herrería y que puede realizarse conjuntamente en un mismo día. El punto de partida, por tanto, es el camino que surge bajo el viaducto de la Ap-6. Antes de llegar a la estación de tratamiento de aguas del embalse. Por la carretera asfaltada que sube al entorno de La Jarosa y justo por debajo de la anterior excursión.

Hay que avanzar muy poco por este camino y estar atento a nuestra derecha, un pequeña vereda sube hasta un pino que sobresale en altura del resto. Esta senda nos lleva hasta la ubicación de la trinchera que renace tras la construcción de la autopista. Un poco por encima de esta trinchera hay otra excavación que destaca en profundidad, estas trincheras son los restos más visibles a pesar de que la maleza que nos rodea se encarga de cubrir los alrededores.  

En principio hay que volver al camino inicial para seguir la estela de la línea republicana. Entramos en ese punto donde se pide un pequeño acto de fe para proseguir, a través del campo entre matojos. Imprescindible pantalón largo, incluso en verano para evitar molestos arañazos. Al cruzar el camino nos dejamos caer por la ladera, donde se aprecia y se adivina la continuación del frente de guerra en una trinchera que desciende en diagonal hasta que se cruza con otra donde hay una prolongación que baja un poco, casi hasta la carreterilla que sube al embalse. Por aquí la trinchera gana en profundidad, destacando en algún momento los posibles restos de reforzamiento a través de devaluados muretes. Simples losas que las zarzas van ocultando. Volvemos a subir hasta el cruce de trincheras anterior y ascendemos al siguiente cerrillo. Tras la senda llegamos a algo más llamativo, donde pueden verse escasos muretes y restos de piedras desperdigadas por el suelo, damos un rodeo para encontrar la línea que vuelve a ascender en zig zag. Dependiendo del crecimiento de los hierbajos puede verse mejor o peor, hasta que finalmente se pierde entre grandes zarzas y otros arbustos. Giramos al sur, a nuestra derecha rodeando el espeso arbolado. 

Trinchera a descubrir
El paseo continua en paralelo de la masa forestal por un claro que después se convierte en senda y que finalmente se cruza con un ancho camino. Seguimos de frente por otro camino que mantiene los arbustos a nuestra izquierda. Justo por detrás de esta nueva floración, la trinchera republicana vuelve a surgir entre la excelsa maleza, resistiéndose a ser ocultada y olvidada al ostracismo. A estas alturas solo puedo invitar a quien quiera que la descubra por si mismo. La trinchera sigue por esta ladera durante varios metros, sorteando la dificultad de mantenerse ante tanto hierbajo. Pese a sus esfuerzos, la linea republicana perece finalmente, semienterrada por el lento e impecable crecimiento vegetal. Solo queda remontar la insulsa colina, donde crecen un par de buenos chaparros y disfrutar de las vistas que ofrece este escaso balcón. Las crestas de las montañas se ven nítidas en un amplio cordal montañoso, ¿alguien lleva prismáticos? los cables de una torre de alta tensión y la localidad de Guadarrama a nuestros pies. Estas mismas extremidades nos llevaran de regreso al camino anterior tras advertir en este alto una buena oquedad en el suelo. Un buen punto estratégico que dispara mi imaginación para rellenar esos pequeños huecos de la historia. Aunque estén ocultos y abandonados.

La ruta del GPS continua por el camino hasta un muro, donde creo que debía continuar la línea. De todos modos hay que seguir esa misma pista para llegar a Guadarrama, el GPS se corta justo en otro pequeño espacio a modo de mirador. A ambos lados de esta pequeña planicie hay numerosos escombros, algunos tan llamativos como grandes bloques de hormigón. Seguramente de algún derruido edificio.
Cables, Guadarrama y Cabeza Mediana al fondo


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