14 de febrero de 2012

Romeo y Julieta. El amor inmortal.

No estaba preparado, ni siquiera se acercaba porque la lectura de Romeo y Julieta fue a finales de año y principios de enero. La verdadera razón de que esta entrada concuerde con esta insigne fecha, ha sido la casualidad ya que normalmente escribo a ratos y escojo su publicación con la idea de rellenar el blog de manera semanal. Solamente me permito la estupidez de intentar concordar fechas con la hora de la publicación de la obra, aunque en este caso no es posible, 1597, con la publicación de la entrada en este blog. Después de esta breve introducción solo queda dar mi escueta opinión sobre un libro que no debería faltar en cualquier biblioteca, y menos aun su lectura.


Son pocas la obras que con el tiempo llegan a catalogarse como ejemplares imprescindibles. Romeo y Julieta de William Shakespeare suma además otras virtudes que la han convertido en una de las historias más conocida por la sociedad occidental, copiada su temática y adaptada de diversas maneras en otras obras. Ambos personajes son los herederos de dos poderosas familias de Verona, Montesco y Capuleto, que viven enfrentadas. El amor que surge entre los jóvenes se tildará en tragedia pese a la llama de esperanza que podría surgir de la unión de los descendientes de estas familias. Sin embargo, la ceguera del odio emsombrecerá el amor puro, juvenil e impulsivo que Romeo y Julieta representan, conviertiéndose ambos en figuras ilustres, tanto en la literatura como en los ambitos dedicados a los amores.

La obra lleva destacando el tiempo suficiente como para que mis impresiones puedan aportar aportar algo nuevo. Sin embargo tengo que destacar la sorpresa que me ha creado la estructura cerrada que contiene el relato, atando cabos, relacionando personajes y creando nuevas peripecias que ponen a prueba la unión de los jóvenes enamorados. La presentación se realiza a través de los sirvientes de ambas familias y como entre la misma servidumbre se manifiesta el mismo odio que sus señores. Este primer encuentro violento será detenido por la autoridad, representada en este caso por el Príncipe, a quien también la disputa le rondará cerca a través de familiares directos, Mercutio y Paris, ambos primos y separados cada uno por su amistad con la familia correspondiente. El segundo acto o punto de giro en la historia se cierra con un nuevo hecho violento donde el Príncipe dictaminará sentencia tras la brega entre Tybalt y Mercutio. La obra se cierra con la resolución de la justicia y la investigación de las muertes de los amantes. Tal como sucede en el inicio, para finalizar el tramo del desarrollo y finalmente, en el desenlace del libreto por parte del Príncipe.

Romeo y Julieta son los protagonistas de una trágica relación familiar que les ataba de inicio hacia el odio del enemigo. Los lazos de sangre son superados por los amantes a través de una descontrolada reacción, instintiva y poderosa, propia de jóvenes, de locura adolescente pero con el podersoso fervor de la determinación. Tan grande que sabidas son las consecuencias. La obra de Shakespeare es una lectura obligada, más aun si se quiere disfrutar de la afilada pluma de su autor y ahondar en los entresijos de una obra inmortal.

Romeo
No os movaís hasta que llegue mi plegaria
La besa
y que vuestros labios limpien los míos de pecado

Julieta
Venga a mis labios el pecado que los vuestros tenían.


Romeo y Julieta.
William Shakespeare. Ed. Cátedra.

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