20 de abril de 2020

Sangre fácil

Hacia 1984 debutaban en esto del cine los hermanos Coen. Es una fecha ya lejana, pero que permite valorar la larga trayectoria profesional de Ethan y Joel. La pereza del confinamiento pandémico me impide acudir a las hemerotecas donde poder descubrir las ocasiones en que unos hermanos hayan alcanzado tal nivel de notoriedad en el cine. A ojo, solamente me vienen a la memoria yanquis ligados al éxito comercial, como l@s Wachowski (Matrix) o los Farrelly (Algo pasa con Mary). Incluso contemporáneos europeos, como los belgas Dardenne (El niño). 
Voy por ti - Imdb.com
Sin embargo, los Coen suman tal cantidad de películas imprescindibles que seguramente pueda decirse, sin vergüenza alguna, que andan en un escalón superior en su aportación al séptimo arte. Tal es su número, que intentar nombrar las películas más representativas supone un feo hacia el gusto personal, y una difícil elección sobre cuales citar y no dejarse alguna sin mención. Lo mejor sería acudir a un listado cualquiera para poder verificar si al espectador medio le queda alguna cinta por descubrir. Como Sangre fácil, en teoría la ópera prima de Joel Coen, pues así venía firmada este particular homenaje al cine negro. Particular porque la cinta se nos presenta como un clásico embrollo de cuernos que deriva hacia un costumbrismo local, capitalizado por pocos personajes que se dirigen hacia el necesario ajuste de cuentas y las relevantes mezquindades humanas como el principal elemento a destacar frente a otros jolgorios más puristas del género. Ellos se lo guisan y ellos... 

En su momento debió de ser toda una sorpresa observar a los protagonistas implicados empezar a saltarse los "hábitos" normales del género que estaban representando. El malo, la chica, el héroe y el detective. Por ahí relucen los protagonistas implicados y el supuesto rol que les corresponde. Porque lo mejor viene cuando el trío de las faldas saquen a relucir sus miserias individuales, y el enredo de sabanas implique desautorizar a la razón entre continuas torpezas y sospechas que logran apartar el sentido común de cualquiera hasta hacer descarrilar una secuencia lógica de actos.  

Todo se empieza a complicar en exceso, pero de una manera tan maravillosa y detallista, que la letanía del filme ayuda a desconcertar, tanto a personajes principales como a espectadores. Nada parece navegar sobre los guiones previos del noir mientras descubrimos la incapacidad de los protagonistas de enderezar una situación que empieza a superarles. 
En el contexto del filme, la imagen es genial - Imdb
La lentitud es tan necesaria como adecuada, aunque por ahí podría buscarse las cosquillas a un filme hinchado en sobreexponer el parecer de sus personajes con una excesiva calma, o el abuso de planos tan conocidos como los ventiladores del techo, en plan Apocalypse Now sobre las continuas vueltas que dan las ideas. Y si no queda claro, baste añadir la obsesiva manía de centrase en las miradas; cobran tal importancia, que al espectador le da tiempo a pensar las diferentes posibilidades que debieran estar pasando por la cabeza de los personajes y como éstos afrontan la realidad que tienen delante. 

Estos imprevistos empujan a los protagonistas a tomar decisiones en caliente, normalmente erróneas y encima sin suerte, todo ello acompañado por un perverso humor soterrado que incita a la sonrisa, pero que inevitablemente corta la posibilidad de la carcajada ante las posturas adoptadas por los actores en la función. Sangre fácil muestra una hábil conjunción entre la trama criminal y la comedia sin llegar a imponerse ninguna de ellas. Podría decirse que hay un intento de equiparse al gangsterismo, pero tan leve que no se alcanza tal categoría pese a los intentos de Dan Hedaya de mostrarse como algo más importante que un cornudo iracundo. Tampoco la comedia sobresale en exceso, más bien apura el supuesto caos que van sembrando los diferentes malentendidos y sus consecuencias. Mientras tanto, la cinta navega sin discusión hacia un apoteósico final. Y una buena carta de presentación de los Coen.

Sangre fácil 
Joel Coen, 1984

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