Peeero como pretendo ser educado, voy a intentar no resumir en exceso las sensaciones que trasmite El Papa rojo, (La gloria del olivo), del escritor JJ Benitez. Porque no las merecen.
A punto de encestar |
Tal vez la culpa deambule en mi escaso interés por las tramas enrevesadas y conspiranóicas. Allí donde otros disfrutan con complicados misterios por resolver, a un servidor aburre la curiosa postura de importancia que adquieren ciertas historias centradas en rebuscar pistas hasta en los bajíos de las alfombras. En este caso hay que soportar un proceso lento, pesado, plomizo y recurrente en citar horas y minutos con la intención de crear una tensión cronometrada de los hechos. Pero para que esto ocurra debe de darse "algo" digno entre el breve tiempo discurrido, sin mayor acción que el recurrente proceso de describir continuamente el glosario de detalles. El entrecomillado también es importante. Porque si no basta con explicar cada paso con pelos y señales, el bueno de JJ acude raudo a subrayar la intención de sus escritos, que quede claro la supuesta importancia del "texto" aunque se acumulen en exceso. Tal pesadez debe ser marca de la casa, ya que el mismo autor se retrata ante la policía italiana como un "enfermo de los datos". La acumulación de éstos y de tecnicismos propios de la investigación policial, cargan las páginas de una lentitud enfermiza que echa para atrás la paciencia que requiere la lectura. Y encima con trampas.
Porque siempre, siempre, hay cabida para que aparezca un montón de gente especializada, a los mejores en sus ámbitos de trabajo, policiales normalmente, con indudables capacidades para resolver el misterio de turno. Por supuesto también hay espacio para que surja una sociedad u organización poderosa y paralela a cualquier gobierno reconocido. Tan importante y meticulosa que toma gran parte del protagonismo del texto de JJ Benítez.
La especialista del "tercer círculo" en Ginebra no preguntó. Se limitó a escuchar. Después, recogiendo el dossier, se despidió de Frank. Así son los agentes de Los Tres Círculos. Sencillamente ejecutan las órdenes.
Tras las numerosas frases del punto y seguido. Punto y seguido, El Papa rojo queda reducido a una historia que contada en resumen suena mejor de lo que ofrece. Si fuera un tráiler se vendería mejor el producto que el tocho que realmente es. La estructura del libro anda fragmentada, con una larga presentación del suceso que da paso a una intrahistoria de los preparativos, planes y demás gaitas para finalmente volver al presente, a las preguntas sin respuestas y a la necesidad de seguir estrujando la fantasía montada por el autor. Destinada para los fieles del misterio. Otros cargaremos la cruz de la cabezonería de por vida.
El Papa rojo (La gloria del olivo)
JJ Benitez. Ed Planeta. 2003
Permítame que le diga algo. La novela es magistral. Y respeto que a usted le parezca una 'castaña'. No obstante ello, si he de decir que (y creo que usted ya debe saberlo) toda la construcción de la obra bebe de las profecías de San Malaquías, que fue quien dio lema (como usted seguro ya conoce) a los 'Papas'. Desde el siglo XVII, los ´malaquistas´ han venido forzando el significado de los lemas. Y lo han hecho hasta el extremo de dar varias explicaciones excluyentes para el mismo papa. Juan Pablo II fue conocido con el lema 'De labore Solis´, del trabajo del Sol'. Juan Pablo nació, se dice, durante un eclipse solar que vino del Este -de donde nace el Sol- o que fue un incansable trabajador. De Juan Pablo I, cuyo lema fue 'De meditate Lunae´, de la mitad de la Luna', significa´ luz blanca, luz de Luna'. Así, se llega al lema que da título al libro: 'Gloria Olivae'. ¿A qué Papá corresponde ese lema? Las luchas internas en el Vaticano hacen muy complejo y difícil que llegue a haber un hombre que cumpla dicho lema. Porque 'Gloria Olivae' es lo que un Papá debería ser. Y eso, en el seno de la Iglesia, son palabras mayores. Así que le invito a releer el libro desde una óptica más reflexiva. La conspiración existe y existirá siempre. Benítez solo pone negro sobre blanco la realización dad de las luchas de poder en el Vaticano. Esa es su matriz. A partir de ahí, usted puede jugar a ser detective por un rato. A intentar adivinar porqué un lema como ese, de una complejidad que se escapa, es tan difícil de aplicar.
ResponderEliminarDisculpe que responda con cierta tardanza.
EliminarLe agradezco el comentario, la faceta divulgativa y su férrea defensa de la novela de Benítez. Lamentablemente no comulgo con su opinión, y permítame, que nuestras posturas anden enfrentadas. Alrededor del cuarto párrafo admito mi dejación hacía este tipo de narrativas y mi intento de dar una explicación personal sobre las páginas leídas (De las cuales me reafirmo). Sinceramente pienso que es más divertido así, que en la variedad está el gusto y por ello se acunó la coloquial expresión de para gustos colores.
Un afectuoso saludo.